martes, 8 de mayo de 2012

Mi patria son mis memorias



Paisaje de los Andes venezolanos

Cuando me disponía a ver el video “Caracas, ciudad de despedidas”, el cual ha levantado tantos comentarios apasionados, encontré que había sido retirado de circulación, al menos temporalmente. Por los comentarios que he leído el video presenta a un grupo de jóvenes universitarios diciendo que se quieren ir de Venezuela, argumentando la inseguridad y otras razones. No estoy seguro si ha sido el decir esto o la manera como lo dicen, lo que ha levantado tanta crítica y rechazo por parte del sector “patriota”, “nacionalista”, de la población. La reacción de estos sectores ha sido de indignación contra lo que consideran un acto de desamor por el país, practicamente como una traición.

Uno no sabe si reír o llorar frente a estas reacciones. Ya finalizada la primera década del siglo XXI, en una etapa de nuestro planeta cuando el exceso de población, la miseria, las guerras y la falta de oportunidades, han causado la ola migratoria más grande en  la historia de la humanidad, ola que se mueve incontenible de los países pobres a los países más ricos, esta posición de rechazo “popular” a quienes aspiran a una vida mejor parecería ser más un motivo de estudio para los paleontólogos que para los sociólogos. En efecto, sugiere que una considerable porción de la sociedad venezolana se ha negado a crecer, permanence en el jurásico de su desarrollo y ve a Venezuela a través de unos lentes mágicos, construídos por la satrapía populista, los cuales les hacen ver un país pulcro en medio de la basura que los ahoga, alegre aún cuando el crimen lo asfixia,  un país del cual nadie en su sano juicio quisiera ausentarse, de las más grandes bellezas naturales, el más chévere del mundo. Consideran, por tanto, la pretensión que muestran los jóvenes del video de ausentarse como una manifestación patológica y desnaturalizada.

Tan revolucionarios y progresistas que son estos críticos  y, sin embargo,  parecen incapaces de ver el cambio profundo que, por necesidad, han experimentado todas las convenciones sobre territorios, fronteras y nacionalidades que predominaron hasta hace unas décadas.  Los procesos de integración predominan en las áreas más avanzadas del planeta,   mientras que inmensos contingentes de seres humanos se desplazan de las regiones atrasadas a regiones más desarrolladas, en un afán de vivir sus vidas a tono con esta nueva concepción de un mundo sin fronteras. La gente que se ausenta de una sociedad como la que tenemos hoy en Venezuela está ejerciendo su sagrado derecho a subir escalones en calidad de vida y en desarrollo humano. A nadie se le puede exigir razonablemente permanecer fiel a una sociedad que se ha ido al foso de la anomia por culpa de un liderazgo inepto y corrompido, aceptado pasivamente o hasta activamente por muchos de quienes critican a quienes desean ausentarse. Quienes se han educado, desean progresar y tienen aspiraciones de ser mejores ciudadanos en un mundo cada vez más pequeño, no están obligados a permanecer uncidos a la carreta del atraso como bueyes sumisos.

Esta experiencia que vive hoy Venezuela podrá ser nueva para los venezolanos pero es tan antigua como el hombre desde que comenzó a vivir en sociedad. Es la historia misma del progreso del hombre, del intento por  abandonar los escalones más bajos del desarrollo para ir a buscar alturas donde sea posible respirar un aire más puro de ciudadanía y de órden social. Es fácil ver en estos intentos del individuo como se cumple la ley suprema de la naturaleza: la ontogenia recapitula la filogenia. La trayectoria del individuo tiene a imitar la trayectoria de la especie.

Lo que no es normal es permanecer pasivos y hasta indiferentes enfrentados con la mediocrización y la disolución. Contra eso hay que insurgir, so pena de entregar las banderas del progreso y del desarrollo.

Muchos de quienes hoy se han ido regresarán algun día al terruño. O no regresarán. Donde vivan, sin embargo, atesorarán memorias sobre sus vivencias felices en la Venezuela que conocieron alguna vez. Porque nuestras memorias son probablemente una parte más importante de la verdadera patria que la ya caduca noción de Estado.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

O sea los abuelos y bisabuelos de nosotros eran unos traidores cuando emigraron a Venezuela?

Es decir hay que calarse a Chavez en Venezuela para obtener un certificado de Patriota?

Que vaina es esa? uno es libre de vivir y morir donde quiera.

Luis Rincones

Anónimo dijo...

País de emigrantes

Triste calificativo para un pobre país rico. Sin embargo, esa es la realidad de la Venezuela del año 2011. De la Venezuela del siglo XXI.

La tierra de la esperanza a la que acudieron en oleadas, durante las décadas de los cincuenta y sesenta, excelsos grupos migratorios de gente noble, honesta y trabajadora de Europa, principalmente de España, Portugal e Italia, así como de muchas naciones del medio oriente, del norte, del centro y de sur América.

Esos grupos, mezclados entre ellos y con los autóctonos, dieron vida, color y sabor a esa nueva generación de venezolanos que con su belleza, caballerosidad y honestidad eran recibidos como buenos mensajeros en todas las latitudes del planeta. Sin embargo, hoy en día todo eso ha cambiado. Casi en la generalidad de los casos los venezolanos de hoy son mal vistos y hasta repudiados. Muchos para sobrevivir tienen que permanecer ilegales y soportar vejaciones.

Las causas que motivaron esta catástrofe social han sido variadas, desde no saber sembrar el petróleo, pasando por la administración de gobiernos mediocres, incapaces, populistas y corruptos, hasta lo más sencillo: no saber apreciar lo que tenían. Tristemente en eso se han convertido en estos tiempos de “oscurantismo revolucionario”, en eso se ha convertido en estos últimos 13 años de catástrofe.

Ese es el país que construyeron Carlos Andrés Pérez, en sus dos gobiernos, Jaime Lusinchi, Luis Herrera Campíns, Luis Alfaro Ucero y al que el actual “comandante iluminado redentor” le ha dado la puntilla.

Es ese el país que como borregos y como una sociedad de cómplices les dejaron construir, perdón destruir. Ese es el país que al día de hoy es una nación emigrante. ¿Es eso lo que merecen?

A ese territorio maltrecho, ultrajado y dolorido es al que se le fugan sus cerebros más valiosos, su juventud, su clase media formada y consolidada con sacrificios a través de décadas porque sencillamente no quieren vivir en otra Cuba, Irak, Libia, Uganda, Corea del Norte o en un país en el que se despilfarran miles de millones de dolares en exportar revoluciones, donde se malversan otros tantos y dónde la trampa electoral el atropello la violación constante de la Constitución Nacional son el pan nuestro de cada día.

A esa Venezuela, no la del neoliberalismo salvaje, sino la del populismo salvaje, la de la buhonería salvaje, la de la marginalidad salvaje y la delincuencia salvaje es a la que abandonan sus hijos, que prefieren ser inmigrantes o ciudadanos de cuarta categoría en países del primer mundo, que esclavos de primera en una república de cuarta.

Por lo menos eso es lo que comentan centenares de jóvenes y familias temerosas que huyen hacia Canadá, Australia, Estados Unidos o hasta la misma España, de donde hasta ayer venían grandes grupos migratorios buscando mejor futuro como tierra de asilo político y promisión.

Ojalá que estas líneas sirvan de reflexión, aunque ya sea tarde para evitar tantas lágrimas, ante la dura despedida de un ser querido, de ese balsero venezolano que se va a otras latitudes a buscar lo que en estos momentos el Gobierno de su patria le niega: respeto al ser humano, seguridad, dignidad y posibilidades de trabajar y surgir.

El inicio de una nueva vida, dejando atrás tantos recuerdos para no saber cuándo volver, es traumático y desalentador. Si lo dudamos, preguntémoselo a los que ya vivieron esa amarga experiencia de ser emigrantes.

Venezuela, llámese como se llame o como la quieran llamar, es la tierra de Guaicaipuro, Bolívar, Pérez Bonalde, Pedro Elías Gutiérrez, Gallegos, Uslar Pietri y de millones más, en la que unos nacieron y otros fueron a sentirse libres, luchar y prosperar en esa ribera del Arauca vibrador, donde los hombres deben tener iguales oportunidades, donde todos son hermanos de la espuma, de las garzas, de las rosas y del sol.

Anónimo dijo...

Según yo veo el panorama aquí el problema no se enfoca desde donde se tiene que enfocar, siempre estamos en la búsqueda de culpables, cuando los culpable somos nosotros mismos, me recuerdo cuando era joven allá por la década del 70, no soy historiador ni sociólogo soy simplemente un venezolano que poco a poco vi como mi país se iba por el despeñadero, nuestro país adquirió un impulso durante la dictadura de Perez Jimenez, tuvo un desarrollo descomunal como ningún país de Latinoamérica llego a tener en aquella época, luego vinieron los gobiernos de los adecos y copeyanos uno peor que el otro donde poco a poco esa inercia que genero la dictadura se fue agotando, poco a poco comenzamos a ver como día a día nuestra sociedad se deterioraba se perdían todos los valores que en cierto modo se crearon por la influencia extranjera y la disciplina de la dictadura, tristemente nuestra sociedad se vio influenciada por activalores que poco a poco socavaron las endebles bases que existían, fue allí cuando perdimos nuestro país, el resto es simplemente la bola de nieve que ha crecido luego de bajar por la montaña, pienso que de alguna forma se ha tratado de cambiar el sistema, pero ha sido mucha la resistencia internacional y mediatica que han contribuido a desestabilizar este cambio que de alguna forma ha tratado este gobierno hacer.
Pienso que el problema esta en nosotros mismos, en la manipulación de los medios que desean volver al el status quo que existía antes de Chavez donde llevaron a el país a donde estaba cuando gano Chavez las elecciones, hagamos memoria como esta Venezuela en aquel entonces, solamente tratemos de extraer lo que nos decían los medios simplemente lo que nosotros padecíamos, yo me fui del pais en 1997 y ya el país no aguantaba mas, recordemos la década del 90, tenemos mala memoria llena de huelgas, paros, inflación, delincuencia, la única diferencia es que los medios de comunicación estaban en conchupancia con el gobierno:
Mi gente tenemos que ver el bosque no el árbol, conozcamos nuestra historia para no repetir los errores del pasado, recordemos que: "los pueblos que no conocen su historia estan obligados a repetirla" es mi humilde opinion:

Anónimo dijo...

EL problema de Venezuela es la falta de educación, la falto de la unión, falta de ejercicio cívico, moral ético de los principios inculcados por la base de la unión familiar donde el machismo que es el conjunto de todos los términos anteriormente dicho crean generaciones de vagabundos con ideología sin guía que atrevas de crean un grupo en el cual la anarquía entre ellos forma los grupos que hoy en día están controlando la sociedad existente. No hay sentimiento patriótico por la falta mismo de los principios en el cual fue fundada la por los padres de la patria (la constitución)Estos caudillos crean el caos para prevenir aquellos que tienen un poco de patriotismo el miedo infundido entre todos los ámbitos de la sociedad, creando pugna, egoísmo odio envidia entre unos y otros dividiéndonos porque estos mismos caudillos son cobardes. La mejor táctica es infundir su propio miedo. Lo increíble es que este mismo caudillo tiene alianzas con otro Caudillo veterano que tiene una Isla aislada y empobrecida por las mismas tácticas con un ejercito de de inteligencia que crean dudas entre la mismas familias. En Venezuela ya esta instalada esta red de inteligencia que actúa no solo en la sociedad pero en la milicia también. Tenemos también gente de otras naciones que se ofrecen para mantener al caudillo en poder. El crean a un enemigo Imperialista, pero pide ayuda a las naciones Imperialista Anarquistas del Medio Oriente y Asia. Es una colaboración de otros Caudillos que los mueven con el único interés convenio monetario y el con virtud de seguir gobernando hasta según 2021. ES hora de revivir la sangre de los patriotas, los que tiene la conciencia de una nación libre de opresores domésticos y foráneos. Crear una Venezuela con cultura y libre de idiosincrasia basada las virtudes morales, cívicos y nacionales regidos por la única Constitución establecida por los padres de la patria y no por la aberración ( La Bichita) creada por un Tirano.

Anónimo dijo...

QUE SE MARCHEN PARA EGIPTO,EEUU,ITALIA O MEJOR PARA GRECIA O ESPAÑA............LES IRA MEJOR?
JG