lunes, 5 de noviembre de 2018

Optimizar es mucho mejor que maximizar



**** En petróleo (como en todo en la vida) es mejor optimizar que maximizar
*** Optimizar es ganar - ganar. Tratar de maximizar frecuentemente conduce al desastre (Vean la Faja del Orinoco)
Como petrolero activo desde la década de 1950 hasta la década de 1990 y, luego, como miembro del ejército petrolero de segunda línea, he mantenido una batalla  sobre lo que debería ser el objetivo fundamental de nuestra industria petrolera, postura que podría extenderse a todo lo demás en esta vida. Siempre he abogado por la optimización de los beneficios petroleros venezolanos  en contraste a la filosofía que ha prevalecido desde que tengo uso de memoria,  de tratar, a toda costa, de “maximizar” estos beneficios. La obtención del máximo beneficio se constituyó desde temprano en el ingrediente fundamental de lo que se llamó una postura nacionalista en torno al petróleo. No solo que se estableció la consigna de que el petróleo era solo  nuestro, no solo debíamos estar alertas a los intentos de despojo de nuestra riqueza que trataban de hacernos los países imperialistas (USA, etc.). No solo debíamos aprovechar cualquiera oportunidad para exprimir a los consumidores sino que, en nombre de la soberanía y de la independencia nacional, debíamos cambiar las reglas del juego con los socios extranjeros cada vez que ello fuese posible y oportuno para la maximización de nuestros beneficios.
Los gobiernos venezolanos, cada cual más “nacionalista” que el anterior, han asumido la relación entre los dueños del recurso y las empresas productoras internacionales como una permanente pugna en la cual, si no somos martillo seremos yunque, si no pegamos antes nos pegarán. La consigna fundamental de los gobiernos venezolanos de la época democrática hasta los de la etapa narco-dictatorial de Chávez y Maduro ha sido la Defensa de los Precios del Petróleo, término que adquirió características de dogma desde la llegada de Acción Democrática al poder y se convirtió en parte de la religión nacionalista que se creó en torno al petróleo. Al hablar de defender los precios siempre se entendió como maximizarlos, rara vez de optimizarlos.
Mientras esta era la tendencia a nivel político la PDVSA meritocracia actuó a nivel corporativo de la manera correcta, empleando con sus clientes internacionales el sistema de contratos de suministro a largo plazo,  en preferencia a la venta de cargamentos SPOT, a fin de obtener óptimos beneficios a mediano y largo plazo en lugar de especular con el precio del producto en el corto plazo, aprovechando coyunturas de particular escasez o de conmoción internacional. Esta fue una sensata política empresarial de la industria nacionalizada, la cual chocó con la tendencia del sector político de maximizar en el hoy, sin pensar en las consecuencias para el mañana. Esta tendencia a tratar de maximizar, a ser “vivos”,  se desbordó – con resultados trágicos  para el país  - a la llegada de Chávez al poder., llevando a la modificación unilateral  de convenios de producción en la Faja y a la celebración de politizados contratos de endeudamiento y pago con petróleo con países como Rusia y China, los cuales prestaron millones de dólares a Chávez y a Maduro para fines políticos no reproductivos.  
En el fondo de esta política de maximización, de hacer lo que sea necesario para aprovechar el momento, está la funesta  “viveza criolla”.  Ha sido típico de esta manera de actuar que el gobierno firme un contrato para capturar al socio y, cuando el negocio va bien, cambie los términos unilateralmente a su favor, apoyándose en su condición de país soberano,  sin darse cuenta de que el socio comenzara a resistir desde ese momento, dejará de invertir y se irá tan pronto pueda. Esta fue la tragedia de la Faja, en la cual los socios originales fueron conminados a convertirse en accionistas minoritarios, pero aportando el cien por ciento del capital requerido, a ser pagados con el petróleo producido. El desastre no se hizo esperar, llevándose a cabo el éxodo y los reclamos legales de las mayores empresas socias, quedando la faja del Orinoco en manos de empresas sin gerencia, sin tecnología y renuentes a seguir financiando una actividad mal manejada y llena de corrupción por parte de la PDVSA roja. Los principales criminales responsables por este desastre son Hugo Chávez, Rafael Ramírez Carreño, Nicolás Maduro, Eulogio del Pino, tres de quienes aún pueden ser enviados a prisión por largos años y obligados a reparar los daños causados a la Nación.  
Ahora, cuando se vaya la marabunta roja lo que quede de nuestra industria petrolera deberá ser manejada sin la pasada carga de dogmas y mitos políticos sobre soberanía, sin el uso de la “viveza criolla” para maximizar, poner al enemigo a la defensiva, aprovechar cualquier oportunidad para “ganar” más aún, a corto plazo, cuando ello lleve a la rotura de contratos o de la palabra empeñada. Esta “viveza” ha probado ser estupidez y nos ha llevado a la ruina.
 Optimizar es, esencialmente, obtener los mejores beneficios posibles por el mayor período de tiempo posible, manteniendo la seriedad nacional en lo referente a la santidad de los contratos y en una disposición de ganar-ganar, nunca la de aprovecharse del socio cuando la coyuntura así lo permita. Esto no solo es una válida postura ética sino una buena estratégica de negocios.

2 comentarios:

F J Baptista dijo...

Veo como un duro ejercicio el que Venezuela vuelva a ser la potencia energética que logró convertirse hasta la llegada de Chávez y sus ignorantes destructores. Hay dos razones importantes. La primera, en nivel de destrucción de Pdvsa en toda su cadena de producción, desde los yacimientos dañados, las facilidades de campo, las refinerías y los sistemas de mercadeo nacionales e internacionales. Recuperar ésta infraestructura requerirá miles de millones de dólares que el país no tiene, y tecnologías que tendrán que ser importadas, si es que alguien decide tomar ése riesgo en un país que ha demostrado poco respeto judicial y contractual a acuerdos multinacionales.
El segundo es que durante éstos 20 años perdidos, la industria petrolera mundial ha sufrido un cambio profundo, principalmente por las nuevas tecnologías de producción (fracking) y cambios en los niveles de producción en aquellos mercados que Venezuela tenía gracias a sus inversiones en EE.UU. y Europa. Ya no existe los canales de ventas que tuvo Pdvsa en EE.UU. y Europa, ni en américa latina. EE.UU está aumentando su producción a grandes pasos, y pronto será autosuficiente en petróleo y con un gran sobrante en gas que está comenzando a ser exportado como GNL.
Aquello que dijo Churchill de ¨sangre, sudor, trabajo y lágrimas¨ será lo necesario para ir recuperando lo que tuvimos.

Anónimo dijo...

Ay mi Coronel, creo que lo de la faja se jodió para siempre, en poquito tiempo todo el mundo andará en sus carritos con tecnología TESLA.

También aplicará la generación de energía basada en TESLA para la industria en general, con contaminantes mucho menos agresivos, ya Holanda está montada en eso y Suecia también, y en poco tiempo será el resto de la humanidad. Eso de "petróleo" será como cuando a un carajito de ahora le hablan de VHS o Cassette.

Tendrá maduro y los cubanos que inventarse cocadas de petróleo y tratar de vendérsela a Rodríguez Zapatero y a sus hijos. Y Jorge Rodríguez se meterá supositorios de petróleo cuando la gente le toque la puerta porque no hay "comia" gracias al chaborrero.