miércoles, 18 de septiembre de 2019


  ESTÁN BOTANDO EL ALMA DE VENEZUELA A LA BASURA
Durante los últimos 20 años un número creciente de venezolanos civiles y militares ha venido botando el alma de Venezuela a la basura. Son los integrantes de tres tribus bien diferenciadas: la tribu chavista, la tribu madurista y la tribu formada por quienes fueron alguna vez miembros de la Venezuela democrática y hoy se han transformado en parásitos de las dos primeras tribus. La acción conjunta de esos tres grupos criminales ha destruido una buena parte del alma de Venezuela y la ha enviado al tarro de la basura. No hablo de la ruina material, la cual es evidente. No me refiero a la destrucción de las instituciones, lo cual está a la vista o al espectáculo de miles de venezolanos muriendo de hambre o por falta de atención médica. Todo ello es cierto y ha sido, esencialmente, la obra maldita de las dos primeras tribus arriba mencionadas. Me refiero, esta vez,  a la traición de  los principios y valores que sustentan una sociedad democrática y libre, traición llevada a cabo por los chavistas y los maduristas, sí, pero también – de manera particularmente dolorosa – por una tercera tribu de invertebrados morales que fue creciendo durante estos 20 años, integrada por venezolanos quienes pertenecieron alguna vez a la Venezuela digna y democrática y quienes hoy se han convertido en simples parásitos de los criminales en el poder.
La tribu chavista tuvo sus principales cabecillas en Hugo Chávez y su familia; Diosdado Cabello y su familia; Nelson Merentes, Jorge Giordani, Rafael Ramírez y el Generalato que los acompañó durante la etapa de 1999 hasta la muerte del sátrapa, además de una cohorte de contratistas, banqueros y compañeros de viaje moralmente podridos, hoy multimillonarios y sueltos por todo el planeta. La tribu madurista tiene sus principales cabecillas en Nicolás Maduro, Vladimir Padrino López, Diosdado Cabello, Tareck El Aisami, Tareck Saab, los hermanos Rodríguez (Bonnie and Clyde) y en esa vergonzosa mafia de uniforme disfrazada de Fuerza Armada Venezolana, acompañada de un nutrido lumpen de banqueros y contratistas ladrones cuyos nombres son bien conocidos y se encuentran debidamente identificados por las policías internacionales y en la documentación preparada por investigadores venezolanos y extranjeros.
La tercera tribu, quizás la más detestable, porque está formada por gente que se definió alguna vez como demócrata, ha ido creciendo en número y en notoriedad.  Sus miembros comenzaron por llamar al país a la concordia, a la reconciliación, esgrimieron la bandera de la solución pacífica, democrática y electoral y levantaron la bandera del “o dialogamos o nos matamos”. Quienes se atrevían a disentir de esta postura gelatinosa fueron llamados radicales, sedientos de sangre, se les descalificaba y se les descalifica por estar fuera del país o por ser “partidarios de la violencia”. Buena parte de la buena e ingenua Venezuela defendió (y hasta defiende todavía)  a los miembros de esta nueva tribu  en nombre de la Unidad, término que se fue confundiendo en el tiempo con complicidad y acomodo.
Aparecieron en nuestra escena pública, portando diversas máscaras, los Timoteo Zambrano, los Henri Falcón, los Manuel Rosales, los Eduardo Semtei, los Carlos Raúl Hernández, los Felipe Mujica, presentándose como portaestandartes de la paz y de la reconciliación. Algunos encuestadores, a lo Schemel,  pasaron de ser “civilizados conciliadores” a ser miembros activos de la pandilla madurista, al no poder aguantar un cañonazo de un millón de dólares. Otros encuestadores, más discretos pero muy bien conocidos, han permanecido hábilmente en la frontera entre la moderación y la complicidad, pero no pierden oportunidad alguna para llamar a la calma, a la paciencia, es decir, juegan a la permanencia del régimen maldito en el poder, una postura con la cual han logrado grandes oportunidades de enriquecimiento personal. En una segunda etapa del deshonor emergieron grupos que abogaban por una aparente tercera vía, simples pantallas para la colaboración con el régimen, aparentes ni-nis que no lo eran en la realidad, liderados por gente como Enrique Ochoa Antich o surgieron, a título individual, antiguos miembros de la tribu chavista como Felipe Pérez Martí, Francisco Rodríguez o los ex-ministros chavistas Navarro, Giordani y Osorio, quienes aún pretenden tener figuración política en una futura Venezuela de medio pelo.
Hoy la desvergüenza, la traición y la deshonra inundan como mala yerba a Venezuela. Eduardo Fernández y su hijo Pedro Pablo, Claudio Fermín, Felipe Mujica y otros miembros de la tercera tribu que he mencionado arriba llevan a cabo un pacto con Maduro, a fin de trabajar juntos en una especie de gobierno de “transición”, de duración indefinida, respetando la permanencia de la maloliente Asamblea Nacional Constituyente y validando de manera sumisa un régimen ladrón, asesino, torturador, inepto, corrupto y mentiroso. Nadie que pacte con este régimen puede evitar ser contaminado de estas lacras arriba enumeradas. La aceptación de su validez hace cómplice, a quien lo acepta, de la mayor tragedia que ha sufrido nuestro país en toda su historia.
Esta acción descarada tiene, al menos, la ventaja de que termina con las apariencias. Ahora cada quien deberá responder por su traición o mostrar, con orgullo, su honestidad.
La ruina material del país generada por estas tribus es un crimen horroroso por el cual los chavistas y maduristas deberán pagar, pero hay algo peor. Malos venezolanos han estado botando nuestra alma, la cual, en cualquier sociedad es la depositaria de las virtudes, valores y principios que son de absoluta necesidad para sustentar una existencia armoniosa y digna.  
En la Venezuela de hoy se ha hecho difícil saber quiénes son los ciudadanos que no han vendido su alma al diablo. Si la sociedad venezolana no es capaz de mantener una masa crítica de gente digna y honesta vamos  directo a la ruina. Ya el país ha avanzado en ese camino.
Hoy oímos hablar de objetivos como la recuperación petrolera económica y política pero poco se está hablando sobre la pérdida de nuestra alma y  su urgente recuperación. Ello es ominoso porque sugiere que hay muchos, quizás ya demasiados, venezolanos que no se dan cuenta exacta de lo que nos está ocurriendo.     
Es necesaria la denuncia abierta en contra de la inmoralidad de sectores del  liderazgo político, económico y social venezolano. Será necesaria una reacción moral de gran intensidad, a fin de limpiar al país de tanta basura como la que nos inunda hoy.
Será necesario aplicar una dura e implacable justicia, si no deseamos promover la venganza. Será preciso arrancar de raíz la mediocridad  que nos está hundiendo en el más profundo de los abismos y que nos hace hoy un país que provoca lástima y desdén.  
El infortunado Carlos Andrés Pérez nos dijo: “Hubiera preferido otra muerte”. Yo digo que Venezuela preferiría otra muerte, si es que la muerte debe llegarle. Una muerte con sus buenos ciudadanos de pie, enarbolando las banderas de la dignidad, de la honestidad, de la justicia, así las banderas estén teñidas de sangre. Lo que no es aceptable es la  muerte moral, sumisa, la de la gente arrodillada frente a la mediocridad y el crimen, mostrándose inferiores a los inferiores, la muerte de quienes se colocan al mismo nivel moral de Pedro Carreño e Iris Varela.  
Es necesario y urgente repudiar al liderazgo invertebrado. Se acaba el tiempo para rescatar el alma de Venezuela.  

11 comentarios:

Mario Moretti dijo...

Felicitaciones!! MAS CLARO NO CANTA UN GALLO!, y tu eres un gallo.

Anónimo dijo...

Yo no lo felicito. Ni una sola mención a Allup, Rosales, Capriles y, sí, tampoco a López y al cantinflérico Guaidó. Tenemos, mi muy respetado y admirado Gustavo Coronel, una diferencia irreconciliable en esto. A pesar de eso lo conaidero un hombre intachable pero equivocado en la composición del cuadro, de la big picture.

Anónimo dijo...

Me gustó muchísimo el artículo, pero se quedó corto pues le faltó nombrar a quienes nos han engañado por muchos años fingiendo ser de nuestro lado y lo único que defienden es su posición financiera y la de su familia. Esos, los culpaples de que por mas de 20 años han permitido, con sus engaños, que esta maldición de mafias que operan en el país, perduren. Para ellos va todo mi repudio. Sería bueno que nos ayudara a quitar máscaras. Le sugiero empezar por Ramos Allup

Gustavo dijo...

He mencionado con nombres y apellidos a algunos de los más notoris miembros de lo que llamo la Tercera Tribu. Aquellos sobre quienes tengo la evidencia en la mano. No he querido introducir otros nombres sobre quienes no tengo ( no es porque no exista, sino porque ni la tengo) la evidencia.
Los lectores deberían pensar en esto. A quien me dijo que no había mencionado a Rosales, le digo que no leyó bien. Rosales está mencionado. No creo que Guaidó pueda ser llamado cantinflérico. A medda que vayan surgiendo las evidencias, en esa misma medida mencionaré nombres.
Quien mas, pregunto, está hablando de nombres y apellidos? No nos metamos en una discusión de unos si y otros no. Yo no puedo tener la lista comp0leta en mis manos.

Anónimo dijo...

Don Gustavo no me negará que el joven Guaidó apunta maneras cantinfléricas , sobre todo cuando filtra sus discursos populares en el baño de masas que ya nos tiene acostumbrados.

Anónimo dijo...

Tiene razón. Al menos Cantinflas tenía buena dicción. Al guiado ni se le entiende. Se me fue el rolling entre las piernas con lo de Rosales prro eso no desbatata el argumento.
Usted por razones de prudencia no menciona nombres como los de los López, padre e hijo. La ambición del kennedyto criollo es infinita. No alargo más el comentario. La historia que un día se escribirá dirá la verdad sobre una casta de politicastros que comtribuyeron con la disolución de Venezuela, ya en marcha, ejecutada por el gang chavista y dirigida desde La Habana.

Anónimo dijo...

Sosa Azpurua, García Banchs, Sánchez Garcia, Lara Farias, Noel Leal, Gerbasi, Avendaño, Nitu, Alek Boyd y muchos más hablan de nombres. Igual respeto su, dicho por usted, momentáneo silencio a medida que surjan las evidencias que, para otros, son evidencias más que evidentes, con perdón de la redundancia.

Anónimo dijo...

Guaidó salió por carambola como presidente. Mas allá de fallas discursivas que pueden solucionarse, él botó en pocos meses un inmenso capital político, lo que sería su problema si no fuera que con eso aplaco la calle y traicionó la esperanza de la gente, en medio de la ya más espantosa hiperinflación del continente. Más el desvío de la ruta por él mismo trazada para dedicarse a giras electorales sin norte. Más el cucutazo, más la operación libertad, oscura operación que solo resultó en la libertad de su jefe LL, más la guinda de la torta, retratarse con Ramos Allup y dejarse levantar la mano por el gángster adeco. Resultó un fiasco, un muñeco con dos ventrilocuos. Y hay más pero ya me cansé...

Gustavo dijo...

Cuanto siento que no podamos tener un buen debate, ya que no se quien dice que, todos deben permanecer anónimos. Eso lo respeto. Haremos lo que podamos para mantener algun grado de resistencia en nuestro país, porque eso es lo que está desapareciendo. Las ratas se pliegan al régimen para compartir las migajas del festín, porque son migajas las que quedan.
Hay ideas que resultan especialmente difíciles de expresar abiertamente, aún hoy en día. Una de ellas es que será necesaria la violencia para salir de este cáncer, será necesario el bisturí del cirujano, más que los tratamientos no invasivos. El paciente se muere. Parecería que para muchos todavía es preferible dejar morir al paciente que extirparle el cáncer en un quirófano. En esto hay mucha hipocresía porque no puede ser preferible la muerte del paciente.
Por lo que vemos, solo una acción quirúrgica podrá eliminar el avanzado cáncer de Venezuela, un cáncer que hoy captura a diario células previamente sanas o semi-sanas para pudrirlas. Siguiendo con este símil no hay garantías de que después de la operación el paciente esté libre de células cancerosas, ya que hay mucha cbardía, mucho mito y ideología estúpida que ha permeado el liderazgo venezolano. Ya no sabemos si los nuevos líderes construiran una nueva Venezuela o simplemente un análogo de la vieja, con algunas modificaciones superficiales pero con los mismos vicios y estupideces estatistas y socialistoides del pasado. Yo lo veo en la industria petrolera porque se habla de recuperar a PDVSA y de seguir con el petróleo como monopolio estatal, cuando eso sería una soberana estupidez.
En fin, propongo que los comentarios vengan como de anónimo 1, anónimo 2, etc, a fin de poder saber a quien y como responder.

Anónimo dijo...

Anónimo no se cuál número (es un chiste): ahora si concuerdo 100%. La salida será más dura y difícil según se siga deteriorando el cuadro y la transición mas drástica puea los escombros de país que nos dejan no permiten ptra cosa que un gobierno muy fuerte (a buen entendedor..). Ya basta de bochinche y politiquería barata y corrupta.

Noel5555o9*8 dijo...

Noel J Decan
Ing Petrolero 1965
En Venezuela desde 1492 por herencia tipo Lazarillo de Tarbes, siempre ha habido un 25% de Pícaros y de esos ‘ el que venga atrás, que arre’. Desde 1999 esos pícaros evolucionaron en algo peor, los corruptos Boliburgurses, Bolichicos y Enchufados chupando de la teta PSUV.
La destruccion de la Fibra Moral y Ètica de los Venezolanos no fuè hecha solamente por Chavez y Cabello y otros 4 Tenienticos llaneros resentidos sino por miembros corruptos de Fedecàmaras, grupo de Intelectuales y Notables que creyeron en ‘canto de sirenas’ de Chavez. Nunca antes la frase de Bolívar : “ He arado en el mar” es màs descriptiva de la decepciòn con los Venezolanos que convirtieron a una Venezuela de abundancia en la hoy letrina econòmica y Social.
Como estàn las cosas allí, solamente una “Limpieza Bíblica” de malos ciudadanos podría salvar el país. Como eso es utopía, el borde de barranco està a un metro