martes, 19 de noviembre de 2019

Una dolorosa pérdida, pero…. un re-encuentro maravilloso



Hoy he tenido dos experiencias muy intensas, una profundamente dolorosa y otra que me ha colmado de alegría. La experiencia dolorosa no se relaciona con un ser humano, aunque tiene toda la tragedia de una pérdida en la familia. Hoy he tenido que vender mi auto, mi querido CRV Honda, modelo 2004, el cual tenía 130.000 kilómetros conmigo y me había llevado por mucho de los Estados Unidos: Oklahoma, Virginia, Tennessee, Georgia, Florida, Texas, Colorado, Nebraska, Illinois, Ohio, West Virginia, Vermont, New York, hasta traspasar fronteras, a Canadá. Además me había servido por 16 años de fiel transporte a los mercados, a los médicos, a las reuniones familiares, a los eventos sociales. Nadie podrá convencerme de que mi Honda CRV color plateado, del cual me enamoré a primera vista en Octubre de 2004, no era una parte integral de la familia. Me lo habían chocado y, aunque pude reemplazar la puerta afectada, la cual no tenía nada que ver con el motor (el corazón), la empresa de seguros me lo había declarado pérdida total. Al combinarse este percance con mi relativa pérdida de facultades para el manejo seguro, la decisión de aplicarle una especie de eutanasia familiar se hizo inevitable.
Desde hoy soy, pues, un  peatón y entro en un mundo diferente. Me siento como si hubiera perdido un brazo, el derecho, pero – al mismo tiempo – sabía que ese momento tendría que llegar y me siento aliviado de que ya no presento un posible riesgo a mi comunidad. Afortunadamente, en el complejo donde vivimos, hay un transporte que nos puede llevar al mercado, al banco, a la biblioteca pública, lo cual alivia mucho la sensación de indefensión que se siente al no tener “ruedas”.
Mientras estaba lagrimeando y  sintiéndome como víctima recibí un correo electrónico maravilloso, de un compañero de Los Teques de mi adolescencia, de quien nunca había sabido nada más. La primera gran noticia fue saber que estaba vivo. La segunda gran noticia es que no solo está bien sino que desea enviarme un par de libros escritos por él, los cuales tocan sobre Los Teques, el pueblo donde él y yo crecimos y fuimos felices.
Esta noticia es maravillosa porque me reconecta de nuevo con años que fueron maravillosos para mí. Este amigo es un naturalista y espero sus noticias con ansiedad. Recuerdo que hace muchos años unos seis de nosotros fuimos de excursión a una laguna cercana a Los Teques, con sus aguas parcialmente evaporadas. Llegamos al borde la laguna, la cual mostraba costras de sales dejadas por la retirada del agua y me pidieron a mí, estudiante de geología, que explicase al grupo lo que estábamos viendo. Me acerqué al borde de la laguna y comencé mi disquisición: “estas sales se evaporan en secuencia pre-establecida, primero ls de sodio, luego las de magnesio, después las de cloruro. Tendremos que examinarlas en detalle para saber cuál es cual….”.  Mientras yo daba mi discurso científico, este joven, quien era uno de los seis excursionistas,  se acercó al borde de la laguna, tomó con un dedo un poco de la materia allí depositada, se la llevó a los labios y declaró: “esta es sal!”.
Ello fue el final de mi discurso. Ese joven se  fue a París y creo que se graduó en La Sorbona. Nunca había sabido más de él. Ahora, recibo sus noticias y me siento eufórico. Me ha permitido recobrar, como por encanto,  memorias de una buena parte de mi adolescencia.
La vida nos obliga a pérdidas importantes pero también nos hace inesperados y maravillosos regalos.
Me pregunto entonces: ¿he perdido mi brazo derecho o he recuperado parte de mi corazón?

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias por su reflexion, no somos nuestras posesiones (carros por ejemplo). Afortunadamente, hay ciudades donde se puede vivir muy bien sin ellos (donde tener carro seria mas bien, un inconveniente por su costo). No estamos aun ahi en la mayor parte de los Estados Unidos, siendo esta una cultura que promueve el automovil, sin embargo la decision de deshacerse del carro abriria posibilidades: Caminar MUCHO mas, hacer bicicleta, etc... Definitivamente hay un "silver lining" que muy probablemente redunde en mayor calidad de vida!

Y por supuesto, a usar los servicios publicos (transporte comunitarios), asi como autobuses, los que sorprendentemente, estan muy bien y viajan casi siempre vacios!


Saludos,

Anónimo dijo...

Gustavo, en referencia a tu carro, hoy hay muchas opciones como Lyft y Uber que pueden serte útiles. Además estacionar se ha convertido en un problema de espacio, así que si no tienes un carro con chofer, ésas opciones son buenas.
La vida te ha premiado al reencontrar tu antiguo amigo, así que el balance estás hoy en positivo!

Clipping Path Service Provider dijo...





Very informative article it really helped me so much and the strategies are awesome.Thanks for sharing.

Anita dijo...

Ha perdido las facultades para conducir y tambien para analizar politica americana.

Maria Teresa van der Ree dijo...


Gracias por compartir. Ya yo tampoco manejo, pero tengo la suerte que siempre tengo quién me lleve donde necesite ir. Además existe Uber.,,,,
Me alegra que sepas de tu amigo, es una parte super agradable.

Anónimo dijo...

Qué frustrada debe ser la vida de alguien que luego de un texto tan bello como el de Gustavo venga aquí a verter sus inconformidades con una paparruchada de que la política no sé qué. Gustavo, te felicito, yo tampoco conduzco y es muy agradable dar paseos a la luz de la tarde. Sigues reuniéndote con los señores aquellos del club?