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Quizás diarrea algunas veces, estreñimiento otras, pero es la misma materia
prima.
El prófugo
de la justicia internacional, Rafael Ramírez Carreño, insiste que en Venezuela
lo que hace falta es alguien como él. Ni Maduro, ni Guaido…. Ramírez. Desestima la gran cantidad de
venezolanos quienes en todo el mundo marcharon ayer para decir, una vez más, qué
quieren una Venezuela limpia, libre y democrática, que desean verla fumigada de
maduristas y chavistas a fin de que la Nación pueda recuperar su dignidad. En un nuevo ladrillo de 2400 palabras publicado
en su guarida preferida, APORREA, Ramírez Carreño pretende deslindarse de lo
que Maduro representa, es decir, la etapa final del chavismo degradado. Pero
los unos y los otros no son nada diferente, quizás un grupo todavía más vulgar,
cursi e inepto. De resto, el madurismo es el mismo chavismo de Iris Varela, de Darío
Vivas, de Aristóbulo Isturiz, de los mismos coleópteros que viven en las
hendijas de la Asamblea Constituyente, de parecidos gerentes ineficientes y
corruptos de Petróleos de Venezuela, de la misma pieza arqueológica que es José
Vicente Rangel, quien entrevistaba a Chávez y ahora entrevista a Maduro.
Se
desespera Ramírez porque ve que el pueblo indignado no puede separar los años
de Chávez, llenos de violencia y de odio, de los años de Maduro, llenos de odio
y de violencia. La única diferencia es que Chávez tuvo los bolsillos llenos y
Maduro no los tiene. Pero ello agravó más la tragedia porque ese dinero robado
ayer está hoy en manos de los prófugos del chavismo, mientras que el pueblo
muere de mengua bajo la pezuña de Maduro. Doble crimen.
Dice el prófugo Ramírez: “Se sigue cometiendo el error de endilgar a Chávez los errores de maduro. Se comete el error
de considerar que son lo mismo, que el madurismo tiene algo que ver con Chávez
y su gobierno. Insisto, el madurismo NO es chavismo, por el contrario es una
degradación del mismo, un grupo pleno de ambiciones, corrupto y entreguista que
asaltó el poder…”.
Esta necedad de Ramírez
olvida que Maduro es el hijo PU-TA-TI-VO de Chávez. ¿O es que no tenemos el video donde Chávez lo
impone como su sucesor? Maduro no asaltó
el poder como alega Ramírez. Maduro fue puesto allí por quien realmente asaltó
el poder, Chávez.
El chavismo y el madurismo
forman parte del mismo estrato excrementicio que subió al poder en 1999 y que todavía
está en el poder en 2019, 20 años después. Quienes no han muerto, quienes no
han peleado con Maduro por el poder, como lo hizo el prófugo, están tranquilos
y sin nervios, en la Venezuela chavista/madurista. Cabello, El Aissami, el Alto
Mando Militar, las joyitas arriba mencionadas, todos y todas están comiendo opíparamente,
a pesar de que ya el botín ha mermado dramáticamente.
Ramírez pretende
que se sea chavista o madurista. Falsa la pretensión. La pandilla podrida es
ambas cosas. Algunas veces diarreas, otras veces estreñimiento, pero el mismo material
de desecho humano.
Ramírez pretende que al escribir en el pizarrón
Maduro ladrón se deba borrar Chávez ladrón. No, el pizarrón de la
historia tiene cabida para que ambas frases queden intactas. Maduro roba, Chávez
robó, Quevedo arruinó a PDDVSA, Ramírez arruinó a PDVSA, Iris Varela era una gánster
ayer y hoy lo sigue siendo. Ramírez no se va a salvar de responder por las gabarras
de PetroSaudi, por la gabarra Aba Pearl, por la comida podrida de PDVAL, por el asalto al Fondo
de Pensiones de los trabajadores de PDVSA, por los taladros fantasmas, por los tanqueros
que jamás se hicieron, por las viviendas que jamás se construyeron, por el
desfalco a FONDES, por el fraude de las reservas probadas de petróleo de la faja,
por las extorsiones a los contratistas denunciadas por el Wall Street Journal,
por el lavado de dinero de sus secuaces Villalobos, Reiter, primos y demás
familiares.
Madurismo y
Chavismo. Como dicen en Trinidad es SOS: “ Same old Shit”.
2 comentarios:
Excelente comentario, que nos recuerda quién es Ramirez, ladrón de siete suelas, incapaz y traidor, pero que ahora ha logrado además enseñarnos su increíble nivel de hipocresía.
Despues de la revolution francesa hasta la locura de Karl Marx, tenemos la mierda que no para.
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