Obama y América Latina: debilidades y oportunidades.

El sub-Secretario de Defensa para el Hemisferio Occidental en la administración de Obama, Frank Mora, dió una conferencia recientemente sobre lo que el llamó “Los siete mitos de la política de defensa de los Estados Unidos en América Latina”, en la cual defendió lo logrado por Obama en América Latina durante su presidencia. Entre las cosas que me llamaron la atención dijo: “My opinión es que se critica el hecho de que esta administración no ha hecho uso de consignas llamativas o mecanismos vacios como lo fueron la política del buen vecino, la alianza para el progreso o los convenios de libre comercio con América Latina”. Esta afirmación me sorprendió porque siempre he pensado que tanto la Política del Buen Vecino (Roosevelt) como la Alianza para el Progreso (Kennedy) han sido, junto con el Plan Brady (Bush padre) los tres mejores enfoques de USA hacia América Latina en el último siglo y no, como apunta Mora, slogans vacíos. Creo que lo que le ha faltado a Obama, hasta ahora, es precisamente, un programa bien enfocado hacia la región. Un buen programa es uno de los tres componentes de una política exitosa hacia la América latina por parte de USA. Los otros dos son: la identificación de, y apoyo al, liderazgo latinoamericano que tome la inicativa de apoyar estos programas y el aporte personal del presidente estaounidense. Sin esos tres componentes no se puede esperar mucho éxito.
Roosevelt, Kennedy y Bush padre lo comprendieron así y se apoyaron en Avila Camacho (Roosevelt), Betancourt (Kennedy) y Oscar Arias y CAP (Bush padre). Los tres presidentes se involucraron activamente en la región, en lugar de delegar esos contactos a subordinados. Hay que recordar que la gran mayoría de los líderes latinoamericanos sienten un complejo de inferioridad frente a USA, una especie de síndrome del adolescente abandonado. Se creen representantes de una region “jóven”, la cual requiere ayuda del tutor mayor, USA. Esto es absurdo, ya que cuando, por ejemplo, Chicago fue fundada ya Caracas tenía 266 años de existencia. Hoy Chicago posee un PIB que es casi el doble del venezolano.
La debilidad de la administración Obama en su trato con América Latina radica en la brecha que existe entre los valores y principios que dice sostener y sus acciones. Aunque en su discurso inaugural el presidente Obama enfatizó que el interés y la seguridad de la nación eran perfectamente compatibles con los ideales de los fundadores de la patria, lo cierto es que, hasta ahora, esos ideales se han visto relegados a un segundo plano a la hora de actuar en la OEA, en lo relacionado con la invitación de Insulza a Cuba a regresar a la OEA, en la crisis de Honduras y en la aparente indiferencia que ha mostrado frente a los crecientes abusos de poder internos y externos de Hugo Chávez y a la presencia iraní en la región.
Por supuesto, aún hay tiempo para que emerga una política estadounidense afirmativa y bien definida hacia América Latina. En este sentido veo dos áreas promisorias, las cuales podrían darle a los Estados Unidos mucho crédito en nuestro hemisferio: un programa de educación ciudadana en la región, de largo aliento, para convertir gente en ciudadanos; y un programa de diversificación enérgetica en la región, el cual ayude a muchos países dependientes del petróleo a desarrollar otras fuentes de energía en sus territorios.