El BID, la CAF y la crisis eléctrica venezolana

Una nota de prensa aparecida en El Nacional señala que: “el sistema eléctrico [venezolano] depende de créditos de multilaterales.
50 % de los recursos que requiere el sistema eléctrico para mejorar la generación y la transmisión provendrán de solicitudes crediticias presentadas ante organismos multilaterales; el Gobierno aún espera por la aprobación de esos financiamientos”.

Agrega la noticia de prensa: “La Corporación Andina de Fomento (CAF) deberá autorizar 4 créditos solicitados por US $ 1.200.000.000.oo; a esta cifra se suman 2 préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por US $ 600.000.000.oo cada uno, de los cuales sólo se han ejecutado US $ 6.000.000.oo. ( Cuerpo Nación, página 4, Junio 15, 2011)

Aunque no sabemos el monto exacto de los préstamos obtenidos por el gobierno de Venezuela de estos dos organismos, para el sector eléctrico, si sabemos que son cuantiosos. Lo reseñado arriba significa que al menos $2400 millones han sido prestados a Venezuela para resolver la crisis eléctrica. Entendemos que cifras significativas han sido desembolsadas en años anteriores. Estaríamos hablando, por lo tanto, de una inmensa suma de dinero, quizás superior a los $4000 millones. No estamos seguros de cual es el monto correcto.

Los venezolanos debemos preguntarnos, con todo el respeto que nos merecen estas dos instituciones, si sus funcionarios están satisfechos del como se han gastado esos dineros. Debemos preguntarnos si se ha hecho una evaluación del uso que se le ha dado a estos préstamos. A juzgar por la situación actual del sector eléctrico venezolano hoy estamos ante una crisis peor a la que existía hace tres años, cuando, aparentemente, los préstamos de estos organismos para el sector eléctrico venezolano comenzaron a ser desembolsados. Lo poco que se conoce sobre el manejo de la crisis por parte del gobierno es una historia de ineptitud y corrupción, la cual debería ser suficiente para prender todas las alarmas en estos dos organismos y hacerlos repensar seriamente el apoyo que le están dando a los esfuerzos del gobierno venezolano.

Nos preocupa que detrás de estos préstamos haya una situación que se presenta con frecuencia en este tipo de organizaciones. Su misión es el desarrollo de los países clientes pero, en términos prácticos, esta misión se concreta a través de prestar dinero. Hay un peligro que el mecanismo de prestar dinero llegue a reemplazar, en ocasiones,  la misión original de promoción del desarrollo y se sacrifiquen los estándares de calidad que deben regir los préstamos a nuestros países. No digo que esto sea lo que está sucediendo en el caso que comentamos. Pero si pienso, respetuosamente, que debe haber una mayor transparencia por parte de estos dos organismos en lo que se refiere al comportamiento de estos créditos para Venezuela.