sábado, 7 de abril de 2018

El inolvidable Frank Rubio



He recibido la noticia de la muerte de mi inolvidable amigo, Frank Rubio.   
En 1962 y 1963 trabajaba yo en Lagunillas para la Compañía Shell de Venezuela cuando el presidente Sukarno, de Indonesia, expulsó a los técnicos Ingleses y Holandeses de la empresa Shell Indonesia como parte de su declaración de guerra contra Malasia. De inmediato Shell procedió a integrar un equipo de remplazo para los técnicos expulsados, a fin de mantener sus actividades en aquel país. Yo recibí una llamada de C.C. Pocock, quien estaba en Lagunillas como Gerente General (Pocock luego sería el presidente de Shell a nivel mundial) invitándome a su oficina. Me dijo lo que estaba sucediendo en Indonesia y terminó ofreciéndome ir allá como jefe de Geología de Producción en la isla de Kalimantan (la parte Indonesia de Borneo), con sede en Balikpapan. Después de pensarlo y discutirlo con mi esposa, accedí. Shell me pidió hacer una carta absolviendo a la empresa de responsabilidad por lo que   me pudiera pasar allá y me recomendaron hacer mi testamento. Ello no me tranquilizó pero no me hizo cambiar mi decisión de ir a esas lejanas tierras, una propuesta que era difícil de rehusar para mí. Me ofrecían casi cuadruplicar mi sueldo, un ascenso de categoría en la empresa y la posibilidad de conocer tierras lejanas: Hong Kong, Singapur, Bali. ¿Quién pudiera negarse a esa oferta? Eso sí, por un período inicial indefinido, las familias no podrían acompañarnos dado que la situación en Indonesia era demasiado peligrosa.
De los 20 empleados de Shell en Lagunillas a quienes se les formuló ese pedimento solo cuatro lo aceptamos: el Ingeniero Roberto Rodríguez, el Economista Emmanuel Valbuena, el geólogo Frank Rubio y yo. Ello marcó el inicio de una gran aventura para nosotros, la cual duró dos años para mí y tres o cuatro años para Frank.  En Balikpapan estuvimos involucrados en un juego mortal entre Sukarno y sus enemigos políticos, en una guerra de guerrillas con Malasia, fuimos peones de las ambiciones de poder de los militares en la isla y de las manipulaciones del Partido Comunista de la zona. En paralelo debíamos hacer el trabajo y mantener la producción petrolera de Shell en  la isla de Kalimantan/Borneo.  Al menos en un par de ocasiones estuvimos en riesgo de perder la vida: una, cuando en el oleoducto entre Tandjung y Balikpapan se atascó un “cochino” (limpiador) y el petróleo parafínico amenazaba con congelarse en la línea de unos 100 kilómetros. Sukarno envió un telegrama a nuestra oficina diciendo que si perdíamos el oleoducto seríamos fusilados. Ello nos sirvió de gran motivación para rescatar el “cochino” y salvar la tubería. Otra, cuando los ataques aéreos de Malasia amenazaban a Balikpapan y el ejército de Sukarno irrumpió en algunas de nuestras casas (incluyendo la mía) a fin de amenazarnos con fusilamiento. En nuestra oficina de Shell Indonesia los sindicatos trataron de tomar el control de la gerencia y nosotros nos opusimos, sentándonos por 24 horas, siete días a la semana, en la silla del Gerente General, el tejano Stan Stiles. Este “juego” de la silla  duró dos meses, al final de los cuales los sindicatos se cansaron primero que nosotros.
En toda esta aventura Indonesia, la cual he narrado en detalle en mi novela: “El Petróleo viene de La Luna”, uno de los grandes líderes del grupo que mantuvo la producción fluyendo y nuestra moral en alto fue Frank Rubio, quien era el Gerente de Exploración y Producción de Shell Indonesia en Balikpapan. Para mantenernos en actividad, Frank utilizó un coraje a toda prueba, su rápido dominio del Bahasa Indonesia, el idioma nativo, y su creatividad gerencial. Tuvo, en ocasiones, que pelear hasta con su supervisor, Ken Lagrone, venido de Texas. Sacaba recursos de los sitios más inesperados, hablaba con los sindicatos, discutía con los militares, nos mantenía a nosotros en buen estado de ánimo.
Frank fue un héroe de aquellos tiempos. Su invariable buen humor, su tenacidad, su creatividad, fueron esenciales para lograr el objetivo de la empresa de mantener la producción de Shell en Kalimantan. Después que logramos nuestro objetivo yo regresé  a Lagunillas, en Venezuela, mientras Frank permaneció un tiempo más en Indonesia y luego  - gracias a su legendaria actuación  -  fue ascendido rápidamente para llegar a ser representante de la empresa en Gabón y luego en Portugal.
Después de nuestra aventura Indonesia Frank y yo nos vimos muchas veces en La Haya o en Venezuela y finalmente, después de muchos años, nos reencontramos en la zona De Washington donde él y su esposa Olga se radicaron por algún tiempo. Su salud comenzó a declinar en esa época y Olga decidió mudarse con él a  Colombia, donde podían encontrar mayor ayuda para un Frank progresivamente debilitado.
La influencia de Frank en mi carrera y en mi vida fue muy beneficiosa. En Lagunillas y luego en Balikpapan, donde fue mi jefe, pude aprender mucho de él, a enfrentar la adversidad, a mantener el buen humor, a ser creativo para hacer la labor necesaria con escasos recursos y a contar hasta diez, cuando las circunstancias no eran favorables. Siempre tuve un gran respeto por él, mezclado con genuino afecto, un afecto que creció mucho al compartir el peligro y la soledad de nuestra aventura Indonesia.
Hoy me llegan noticias de su muerte, ocurrida en Bogotá. Nacido en Puerto Rico, de gran cultura, con una especial habilidad para los idiomas,  hablaba inglés, español francés, portugués, indonesio, creo que holandés, Frank estuvo dotado – en todos los idiomas - de una exquisita cortesía y buen humor.
Fue un amigo ideal e inolvidable. Lo lloraremos.  Para su esposa Olga, sus dos hijas y nietos mis sinceras condolencias. 

4 comentarios:

Anónimo dijo...



Muy triste la partida de otro grande que se nos va sin ver la caida de Maduro.

Honor a quien honor merece.



Anónimo dijo...

no hay palabras que puedan describir la grandeza de frank . llamado en la familia " tio enrique". su humildad ,generosidas paciencia y como dice ud su siempre buen humor. nunca lo vi disgustado. amante de la buena comida buenos vinos buena musica y su amplia cultura. sentarse a hablar con el era un deleite.pero su gran amor y dedicacion a sus hijas nietas y toda la familia fueron los q lo hicieron insuperable y hace q siempre lo amemos y lo recordemos como alguien sencillamente maravilloso. gracias por todooo tu apoyo ,todo tu cariño, todo tu tiempo compartido ,todas tus enseñanzas y gracias a Dios por haberme dado la oportunidad de poder conocerte y quererte. Descansa en paz tio. siempre estaras en mis oraciones. t quiero mucho.

Anónimo dijo...

Que linda historia. Se nos fue una buena persona y un excelente professional.
QEPD

Myriam Paúl Galindo dijo...

Magnífica remembranza del colega, del compañero de Shell, del amigo que partió a tierras más lejanas que Indonesia. Sentido homenaje al extraordinario ser humano que fue Frank Rubio. Interesantísimo relato de las valientes experiencias vividas por ambos en misión de trabajo en ese lejano país.Hermoso escrito como todos los tuyos, Gustavo, en Memoria del excepcional ser humano que, aunque ya no está en estas tierras, permanece para siempre en tu recuerdo. Paz a la bella alma de Frank Rubio.