Es comprensible que los Estados Unidos, hastiado de ser los únicos tomando
acciones concretas para resolver el problema venezolano, haya decidido proponer
– casi como ultimátum - un esquema de “transición” política para Venezuela que
contiene ingredientes positivos y otros que no lo son.
Los ingredientes positivos incluyen la liberación de presos políticos, el
cese de la dualidad de regímenes que existe hoy, uno podrido como el de Maduro
y otro sin poder efectivo como el de Guaidó, la designación de un nuevo Consejo
Electoral, la eliminación de la vergonzosa Asamblea Nacional Constituyente, un
llamado a elecciones presidenciales dentro de los seis a doce meses del inicio
del proceso y la designación de un Consejo de Estado para presidir la
transición. Estos componentes apuntan en la dirección correcta.
Hay otros componentes que no son positivos y hasta coliden con la acción llevada
a cabo en paralelo por el mismo gobierno de USA, tanto en su área ejecutiva
como en su área judicial, la cual es bastante independiente de la rama
ejecutiva. En especial es difícil de aceptar la suspensión de las sanciones,
aunque estén condicionadas al cumplimiento de los pasos estipulados en la
propuesta, a los miembros del equipo
gubernamental y del Alto Mando Militar, sanciones que le han sido impuestas con
toda justicia por ser narcotraficantes, violadores de derechos humanos y lavadores
de dinero. Tal suspensión les permitiría a muchos de ellos permanecer intocados
y hasta ser protagonistas del proceso
político futuro del país. Ello significaría, por ejemplo, que un malandro como
Vladimir Padrino López, indiciado por los tribunales estadounidenses por
múltiples crímenes tendría un papel destacado en el nuevo gobierno y tendría su
estabilidad garantizada durante el proceso de transición. Otro de los componentes
indeseables de la propuesta estadounidense se refiere a la integración del Consejo
de Estado, del gabinete de transición y de otras agencias estatales con miembros
de la oposición democrática mezclados con chavistas de los menos podridos que
se puedan encontrar en la inmensa cloaca.
He dicho anteriormente y lo digo una vez más que una negociación con la
pandilla chavista nos llevaría a ganar una batalla política en el plazo
inmediato pero casi seguramente a perder la guerra ética y espiritual por el
alma de la Nación. Salir de Maduro sin
salir del sistema del cual es una pequeña parte equivale a echarle agua de
colonia a la cloaca. Lo que resultaría sería una Venezuela ligeramente menos
hedionda cuando lo que se requiere es una Venezuela con olor a limpio.
Siento decir esto porque sé que en la propuesta pueden existir las mejores
intenciones. Hay gente decente y respetable involucrada en este intento de
solución. Pero sigo aferrado a los principios y siento el deber de reiterar que
cuando lo malo se mezcla con lo bueno, como en el clásico caso del cesto de manzanas
buenas cuando se le añaden manzanas podridas, lo bueno termina podrido junto a
lo malo. No hay regeneración de manzanas podridas sino alto riesgo de
podredumbre para las buenas.
El resultado de esta mezcla será una
Venezuela, sin duda, pero no será mi
Venezuela.
2 comentarios:
He estado en you tube y ha sido muy edificante. Redes sociales Venezolanos y programas de re nombre!
Celebremos la pronta ida de Maduro y maduristas o su captura...
Es cierto, sólo una mano dura y nueva milicia puede esrablecer el nuevo Imperio!
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