Things fall apart; the centre cannot hold;
Mere anarchy is loosed upon the world,
The blood-dimmed tide is loosed, and everywhere
The ceremony of innocence is drowned;
The best lack all conviction, while the worst
Are full of passionate intensity
THE SECOND COMING
WILLIAM BUTLER YEATS
WILLIAM BUTLER YEATS
El
fiel de la balanza, el punto medio del péndulo, el in medio virtus de los grandes filósofos morales, el centro
mencionado por Yeats en su poema “The Second Coming”, el centrismo apasionado,
son imágenes de lo que considero debería ser la posición mayoritaria de una
humanidad con aspiraciones de excelencia. En realidad, este concepto ha estado en
acción en los países más avanzados de la Tierra. Reconozco, sin embargo, que no
es fácil tomar vigorosas posiciones en
un mundo tan convulsionado, en el cual los conceptos no solo son abusados, mal
interpretados o estirados más allá de su verdadero significado, sino
frecuentemente objeto no ya de disensión civilizada sino de virulentos ataques.
¿De
qué hablo al hablar del centro? Creo necesario decir, primero que todo, de que NO hablo al promover el
centro. No hablo de indiferencia, no hablo de pragmatismo desbordado, no hablo
de simples soluciones promedio, no hablo de mediocridad o de insulsas medianías
y transacciones.
Hablo
de la apasionada batalla por vivir de acuerdo a las más caras aspiraciones del
ser humano civilizado, con el rechazo a los extremos que se nutren del odio y
de la violencia, con la negación de los
regímenes que atropellen nuestras libertades y nuestros derechos fundamentales,
con la oposición decidida, a todo
trance, a toda dictadura de extrema
izquierda o de extrema derecha, con el rechazo a la obtención de beneficios de
corto plazo a expensas del sacrificio de valores y principios que deben ser inamovibles. Hablo
de combinar de manera armoniosa lo que existe de noble en visiones diferentes sobre
la vida en común, como pueden ser el respeto por la propiedad e iniciativa
privada y, al mismo tiempo, la promoción de un sano nivel de participación
estatal en los asuntos fundamentales del contrato social, como lo son la
educación, la salud, la seguridad social y la infraestructura física. Al hablar
de Centro me refiero a un sano equilibrio
entre el concepto de soberanía nacional,
por un lado, y la convicción de que el bien global, a nivel del planeta, tiene
mayor peso que los intereses parroquiales cuando se trata del bienestar de la humanidad.
Ya no hay islas en nuestro planeta. Hablo de pensar en nosotros como ciudadanos
del mundo, en momentos en los cuales la misma vida de la especie se encuentra
rodeada de riesgos y peligros como nunca antes.
La
batalla por el centro se hace urgente. Las grandes mayorías que permanecen
silenciosas ante el ensañamiento de los extremos deben tomar en sus manos las
riendas de las grandes decisiones, antes de que sea demasiado tarde y terminemos en una nueva edad de piedra, en
guayucos, haciendo fuego con trozos de madera reseca. Ya hoy día, solo en los Estados Unidos existen más de 1000 grupos organizados de odio racial, de género, de preferencias sexuales, de uno u otro tipo. Ver informe en: https://www.splcenter.org/hate-map
Debemos
preguntarnos si no ha llegado la hora de la compasión y de la verdadera
humanidad, tal y como se preguntaba Thomas Mann al final de su novela “La
Montaña Mágica”:
“¿De
esta fiesta de la muerte, de esta mala fiebre que incendia en torno tuyo el
cielo de esta noche lluviosa, se elevará el amor algún día”?
No hay comentarios:
Publicar un comentario