sábado, 18 de julio de 2020

¿QUE VEDO? TRAICIÓN E INDIGNIDAD


                              
          "La oposición no ganará nunca en Venezuela", afirma el ministro de la defensa  

Uno pasa buena parte de la vida oyendo que los venezolanos somos los más chéveres, los más estos y los más aquellos. Que Venezuela  es el ombligo del universo. Que nuestro hielo es el más frío y que somos los hijos de Bolívar, miembros de una raza superior  predestinada al éxito. Por muchos años estuvimos entre los pueblos más felices del mundo, según encuestas de Gallup y Latino Barómetro. Nuestras mujeres las más bellas, nuestras montañas las más altas, nuestras playas las más hermosas, éramos los compradores de todo  y de a dos, porque uno no era suficiente.

                                         LA PANDILLA

En 2020 Venezuela es el país más pobre de la región, más pobre que Haití, según las últimas estadísticas comparativas. El nombre de Venezuela es sinónimo de estado fallido y rueda por los pantanos morales del planeta. El nombre de Bolívar devaluado, al ser apropiado indebidamente por una pandilla de delincuentes para designar lo que ha sido una verdadera involución. El estado en quiebra colonizado y tutelado por ideólogos salvajes de la Cuba castrista, pasto de la codicia de los iraníes, rusos y chinos, sin control del territorio, acogotado por un régimen usurpador narcotraficante, asesino y lava dinero.  

¿Y entonces?  ¿Cómo pasamos de aquello a esto en tan corto tiempo? Todavía en 2010 un obeso paracaidista, luciendo un reloj de $50.000 en la muñeca, nos decía que teníamos las reservas de petróleo más grandes del mundo, que éramos los líderes de la región y que él era el niño mimado del anti-imperialismo. Se desayunaba con Putin, cenaba con Fidel y se hacía traer en aviones de PDVSA a Naomí Campbell. Apenas uno que otro líder extranjero lo mandaba a callar. En las Naciones Unidas este rústico payaso decía: “Fó, me huele a azufre, aquí estuvo el diablo”, refiriéndose al presidente del país donde se encontraba, el cual era todavía su socio comercial más importante.

                                       Con Noemí Campbell

Patanerías  que la gentuza “progresista” le aplaudía.
Hoy es otro el patán - si ello fuera posible, peor aún que el anterior – quien tiene el poder de las armas de su lado. El excremento verde oliva se ha encargado de apuntalarlo y de ensuciar las armas y el alma de Venezuela. La obesa humanidad  que se autodenomina Alto Mando Militar ha convertido a la nación en botín, mientras mantiene en el poder a su títere cuasi analfabeta.
Perecería que no éramos los más chéveres, si hemos permitido que el  país  esté en las garras de esta desvergüenza.

                                  GENERALATO TRAIDOR

Hoy vemos a uno de los miembros de la pandilla militar retirarse muy orondo de la presidencia de PDVSA después de haber permitido su colapso y los actos más descarados de corrupción. Hablo del General de opereta Manuel Quevedo, primero hacedor de casas que se caían en el plano, luego zar de un petróleo que en su gestión permaneció  bajo tierra porque no hubo taladros, ni personal, ni capital, ni  gerencia que lo hiciera posible, apenas existió una zamurada verde oliva llamada CAMIMPEG, ansiosa de engullir los pellejos restantes de lo que fue un gigante petrolero.

                                      M. QUEVEDO

Y le hemos oímos decir a sus cómplices, en el momento de pasar a retiro, con su cara muy sonriente: "Compañeros: Misión cumplida. Orgullosos de servir a la patria con lealtad Irreductible. Fueron 33 años de vida defendiendo la soberanía, la independencia y contribuyendo al desarrollo nacional"… agregando con descaro: "lo hicimos y seguiremos honrando el juramento ante dios y la patria. Honor y gloria".
Oír en la boca de este traidor inepto conceptos como servir a la patria, defensa de la soberanía, independencia, desarrollo nacional, honor y gloria, hace hervir la sangre, porque este personaje ha sido uno de los destructores de nuestra nación, algo que está a la vista y que exige ejemplar castigo.
Generales de zarzuela, desde Padrino López para abajo, si es que puede haber un para abajo de ese personaje, han escrito una historia de ignominia tan grande en la Fuerza Armada de Venezuela que yo considero la institución irrecuperable. Aunque parece políticamente imposible eliminar este cáncer nacional a corto plazo, afirmo que Venezuela nunca podrá salir adelante mientras exista una institución parasitaria,  tan permeada de corrupción y mediocridad  a todos los niveles, como la Fuerza Armada. Siento decir esto porque a ella han pertenecido, en el pasado, familiares y amigos que me merecen respeto y consideración y no dudo que hoy existan  miembros dignos y decentes, pero el balance de su comportamiento es abiertamente condenable, un comportamiento represivo, arbitrario, poco profesional, violatorio de su misión y de sus juramentos. Entre sus filas existen hoy contrabandistas, narcotraficantes, lavadores de dinero, torturadores, ladrones, ineptos, carentes de la más elemental ética profesional. En sus filas el silencio – un sinónimo amable de la cobardía -  es el equivalente de complicidad.  

Ya estoy demasiado viejo y demasiado indignado para utilizar clichés como  ‘el carácter institucional de nuestro ejército, forjador de libertades”,  blá, blá, blá.  

9 comentarios:

Mario Moretti dijo...

Gustavo, acabas de hacer un diagnostico inequivoco de la tomografia que revela la metastasis de nuestro pais. "Mas claro no canta un gallo", y tu eres un gallo. Te felicito.

Anónimo dijo...

Radiografía ya conocida del pútrido chavismo. Ya quisiera uno ver también la denuncia de la falsa oposición, hoy ya petfectamente integrada al sistema, gozando de prebendas, cómodos, algunos gordotes por el buen comer y beber. Los que están en Venezuela no hacen nada por la sufrida población, los que están fuera no hacen nada por la sufrida diáspora. Puro postureo, como dicen los españoles; pura pantalla y pescueceo como decimos nosotros. Interinato eterno (oxímoron)
El país marcha sin remedio a su disolución en medio de la inmundicia del chavismo y de su falsa, falsísima, traidora oposición. Y eso hay que decirlo manque sea incómodo

Anónimo dijo...

De acuerdo con el comentario último. Uno no le reclama al enemigo, lo derrota. Se debe reclamar más a estos de la oposición, aunque sea dificil decir "amigo"
Sobre la diáspora, que menciona, a su suerte. Abandonados por embajadas y consulados chavistas, lo que se espera, pero también por los "embajadores" del interino. Los Viera Blanco, para nombrarlos con el caso mas visible, puro aguaje y buen vivir.

Fabián dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

A ver, quién es Fabián? Escribe y se arrepiente o es que es tan grosero que el blog lo borra? Varias vecrs he visto esto

Joaquín dijo...

El militarismo, una aberración de institución militar y especie de cáncer político parido en la guerra de independencia ha sido el principal obstáculo para el ejercicio de la libertad y el desarrollo de una sana institucionalidad democrática. Desde desde el nacimiento de la república en 1830 y hasta la caída de Pérez Jiménez el 23 de Enero de 1958 transcurrieron 46.742 días durante los cuales el gobierno de la nación estuvo en manos militares durante 42.263 días que equivalen al 90,42% de los días de existencia de la república. Los militares se convirtieron em una clase social y económica dominante: fueron los primitivos e inescrupulosos amos y señores del poder y del destino de vidas y haciendas. Escapan a esta categoría los generales López Contreras y Medina Angarita.

Pérez Jiménez revivió el militarismo y el rebrote de la corrupción.

Pasaron 40 años de estabilidad institucional con unas fuerzas armadas apegadas a sus funciones constitucionales y a la defensa de las instituciones. Con la desgraciada llegada de de Chávez al poder, esas fuerzas armadas han sido sistemáticamente degradadas y sustituidas por una banda de delincuentes "militares-militaristas" asociados y cómplices del narcotráfico, la corrupción, la entrega de la soberanía, el asesinato, la tortura y la destrucción de la nación. Unas fuerzas armadas que han parido a zánganos y vividores de de todo tipo: desde Baduel hasta Cruz Weffer, desde Rodríguez Torres hasta Padrino López, pasando pasando por Quevedo, el Pollo Carvajal, Hernández Dala, Rangel Gómez, la Meléndez, etc.

No hay en nuestra legislación pena suficiente para ellos y sus incivilizados cómplices civiles. La mentada "justicia transicional" no debería ser para estimular la impunidad, crea que debería consistir en normas especiales que que amplíen la severidad de las penas de manera que sean proporcionales al irreparable daño que le han producido a la República.

Anónimo dijo...

Lo mejor que he leído en años. No le cambiaría una coma.

Anónimo dijo...

En América Latina es difícil decir "nunca" habrá cambio Político. Debido a la tendencia general y la obvia presencia stratégica USA. Que nunca se va a ir por completo de sus áreas principales de control y que no ha permitido el Cubanismo ni Madurismo agarrar más arraigo!

Ahora, Venezuela si es un caso ùnico hasta la fecha de su tipo particular y nefasto. Incluyendo a los que no pudieron parar su estado actual! Lo cual es muy triste. Y no paramos de decir esto!

Si se puede decir que las condiciones País pueden empeorar! No es fácil decir que puedan mejorarse las condiciones de vida, con las acciones claras de bloqueo al País impuestas por USA. Que es lo que siempre hacen para limitar la ampliación de lo malo del País hacia afuera. En el caso de Cuba este tipo de bloqueos económicos no ha ocasionado cambio de Régimen. Que es uno de los objetivos de dichos bloqueos.

Una vez más quizás sólo alguna razón de "juegos de guerra" del único Dios Mundial 'bueno', o de seguridad y de razón estratégica, pueda ocacionar acciones futuras de fuerza, incluidas invaciones militares. Cuánto tiempo pudiera preverse ésto? Es difícil predecirlo sin algún dato real interno USA.

Mientras tanto como todo regímen ya "intervenido" y bloqueado. Viven al juego del tiempo y el de quizás nunca!

Venezuela si es por lo pronto un objetivo quizás de máyor interés energéticamente y geográficamente. O quién sabe.


Anónimo dijo...

El verdadero temple y caracter de un pueblo no se manifiesta cuando las cosas están bien. Su verdedro temple se ve cuando el país está en crisis y requiere de gente que defienda los valores e intereses que hacen a un país verdaderamente soberano y económicamente exitoso. Éso fue lo que el pueblo inglés hizo ante el ataque nazi, o el pueblo de EE.UU a raíz del cobarde ataque japonés en Pearl Harbor.
Ése pueblo que acompañó a Bolivar, Sucre y tantos otros héroes en la búsqueda de la independencia de Venezuela, Colombia y medio continente más, ya no existe. Queda una minoría de venezolanos que defienden sus valores, pero muchos se han convertido en pusilánimes jalabolas, enchufados y traidores. Sentados esperando que los Marines americanos los rescaten del bagazo chaburro, que les llegue una cajita de comida mediocre y muchas veces en mal estado, que sean otros los que devuelvan al país a su pasado de mentiras y burdas ilusiones de grandeza.
Venezuela no fue un país forjado en el trabajo y inventiva de una mayoría de gente creativa y dispuesta a destapar capacidades y habilidades a través del estudio: sólo fue una minoría de profesionales que con su dedicación y estudios desarrollaron una gran industria petrolera que al final le dieron al país enormes recursos económicos para pintar una ilusión de éxito global y crear el ¨dame dos¨.
Fueron ésos profesionales capaces y trabajadores, venezolanos mayoritariamente despedidos vulgarmente y despiadamente por un militarcito lleno de odio hacia los éxitos que él núnca tuvo. Y cuál ha sido el resultado? Esta a la vista: un país hundido en la basura comunistoide de un régimen de mediocres narco-dictadores dedicados a destruir lo que ellos no pudieron construir por brutos y fracasados, y rajuñar cuanto puedan para enriquecerse e intentar quedarse en el poder a toda costa.
Duele decirlo, pero la Venezuela del pasado fue una especie de ilusión óptica que nada tuvo que ver con un pueblo del que Bolivar estaría orgulloso.