** Esta carta fue enviada a la Secretaría general de la OEA hace varios días, a la Sra. A. M. Fernández. Hasta ahora no he tenido señal de que haya sido recibida. En realidad, no espero tal señal, porque esta no es una organización conocida por sus buenas maneras.
Estimados Señores de la OEA:
Dentro de pocas semanas se cumplirán diez años de la llegada de Hugo Chávez a la presidencia de mi país, Venezuela. Mucho se ha escrito sobre la razones que lo llevaron a la presidencia y sobre el deseo de cambio que animaba a los venezolanos. Baste decir que, en los primeros días después de su triunfo, aún los venezolanos quienes no sufragamos por su candidatura, nos mostramos dispuestos a aceptarlo como una promesa genuina de renovación política y social. Poco tiempo transcurrió, sin embargo, para que el nuevo presidente diera demostraciones de su temperamento autoritario, al llamar “moribunda” la constitución vigente que él estaba obligado a defender y al convocar de manera inconstitucional un referendum sobre la Asamblea Constituyente y dictar de manera arbitraria las reglas sobre tal convocatoria.
Ayudado por un incremento en los precios del petróleo en los mercados internacionales del órden de diez o más veces al existente al llegar a la presidencia, Hugo Chávez ha utilizado el dinero que ha entrado al país, más de $700.000 millones en estos diez años, para llevar a cabo la consolidación y expansión hemisférica de un proyecto político signado por el autoritarismo y por el deseo de destruir a lo que él denomina “el imperio estadounidense”, por cierto, un país miembro de la OEA. En el plano doméstico su estrategia de consolidación política ha consistido en un reparto masivo de dinero entre los sectores más pobres de la población, lo que pudiera definirse como un “reparto de peces” de día a día, sin intento alguno de enseñar a la población a “pescar” y en la creación de una nueva burguesía muy corrupta, compuesta por una mafia económica que agrupa a miembros del régimen y del sector privado, orientada a saquear las finanzas públicas a través de transacciones financieras poco éticas y de empresas cuyos dueños pertenecen a su círculo íntimo. En el plano hemisférico Hugo Chávez se ha alineado con las FARC de Colombia y ha intervenido abiertamente en los procesos electorales de Perú, México, Chile, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, El Salvador y Argentina. Un juicio llevado a cabo en la ciudad de Miami, Florida, acaba de establecer que el dinero llevado ilegalmente a Argentina recientemente era destinado por Petróleos de Venezuela (es decir, Hugo Chávez) a la campaña electoral de Cristina Fernández. Recientemente Hugo Chávez ha declarado publicamente que “si la oposición gana en el Estado Carabobo, él sacaría los tanques a la calle”, en una impúdica demostración de violación de las leyes y de la constitución venezolanas y de la Carta Democrática Interamericana.
Que espera la OEA para pronunciarse sobre el régimen de Hugo Chávez? Como puede la OEA justificar la indiferencia y la pasividad ante la situación venezolana, con el argumento de que no es una organización de los pueblos sino de los estados? Pensar así lleva a la complicidad de la OEA frente al abuso de poder que exhibe Hugo Chávez en Venezuela.
Los ciudadanos venezolanos le piden a la OEA, respetuosa y firmemente, que adopte una activa posición de defensa de la democracia venezolana pisoteada por Hugo Chávez.
LOS TRES ANGELITOS DE CHÁVEZ EN LA OEA.Estimados Señores de la OEA:
Dentro de pocas semanas se cumplirán diez años de la llegada de Hugo Chávez a la presidencia de mi país, Venezuela. Mucho se ha escrito sobre la razones que lo llevaron a la presidencia y sobre el deseo de cambio que animaba a los venezolanos. Baste decir que, en los primeros días después de su triunfo, aún los venezolanos quienes no sufragamos por su candidatura, nos mostramos dispuestos a aceptarlo como una promesa genuina de renovación política y social. Poco tiempo transcurrió, sin embargo, para que el nuevo presidente diera demostraciones de su temperamento autoritario, al llamar “moribunda” la constitución vigente que él estaba obligado a defender y al convocar de manera inconstitucional un referendum sobre la Asamblea Constituyente y dictar de manera arbitraria las reglas sobre tal convocatoria.
Ayudado por un incremento en los precios del petróleo en los mercados internacionales del órden de diez o más veces al existente al llegar a la presidencia, Hugo Chávez ha utilizado el dinero que ha entrado al país, más de $700.000 millones en estos diez años, para llevar a cabo la consolidación y expansión hemisférica de un proyecto político signado por el autoritarismo y por el deseo de destruir a lo que él denomina “el imperio estadounidense”, por cierto, un país miembro de la OEA. En el plano doméstico su estrategia de consolidación política ha consistido en un reparto masivo de dinero entre los sectores más pobres de la población, lo que pudiera definirse como un “reparto de peces” de día a día, sin intento alguno de enseñar a la población a “pescar” y en la creación de una nueva burguesía muy corrupta, compuesta por una mafia económica que agrupa a miembros del régimen y del sector privado, orientada a saquear las finanzas públicas a través de transacciones financieras poco éticas y de empresas cuyos dueños pertenecen a su círculo íntimo. En el plano hemisférico Hugo Chávez se ha alineado con las FARC de Colombia y ha intervenido abiertamente en los procesos electorales de Perú, México, Chile, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, El Salvador y Argentina. Un juicio llevado a cabo en la ciudad de Miami, Florida, acaba de establecer que el dinero llevado ilegalmente a Argentina recientemente era destinado por Petróleos de Venezuela (es decir, Hugo Chávez) a la campaña electoral de Cristina Fernández. Recientemente Hugo Chávez ha declarado publicamente que “si la oposición gana en el Estado Carabobo, él sacaría los tanques a la calle”, en una impúdica demostración de violación de las leyes y de la constitución venezolanas y de la Carta Democrática Interamericana.
Que espera la OEA para pronunciarse sobre el régimen de Hugo Chávez? Como puede la OEA justificar la indiferencia y la pasividad ante la situación venezolana, con el argumento de que no es una organización de los pueblos sino de los estados? Pensar así lleva a la complicidad de la OEA frente al abuso de poder que exhibe Hugo Chávez en Venezuela.
Los ciudadanos venezolanos le piden a la OEA, respetuosa y firmemente, que adopte una activa posición de defensa de la democracia venezolana pisoteada por Hugo Chávez.
Sinceramente,
Gustavo Coronel
Gustavo Coronel
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