En adición a lo que he colocado anteriormente, más abajo (los videos) les anexo ahora un artículo de Antonio Pasquali, quien está clarito sobre la enfermiza, casi necrofílica relación, entre Chávez y Fidel Castro. He aquí lo que nos dice Antonio hoy en El Nacional:
EL NACIONAL - Domingo 01 de Febrero de 2009, Siete Días/8 Siete Días La cuestión cubana
ANTONIO PASQUALI
apasquali66@yahoo.com
Bastó que Hinterlaces confirmase el repudio masivo a "la influencia cubana" (81%) y al "establecimiento de un socialismo como el cubano" (85%), para que el silencio gubernamental cayera sobre toda materia relacionada. Silencios, omisiones y más silencios: acababa Chávez de derramar lágrimas sobre los niños palestinos y helo ahí, en su "discurso de la corona" de ocho horas, olvidando a los 100.000 venezolanos asesinados durante su decenio, de los cuales eran menores de 29 años 71%; una hecatombe de la que habrá de rendir cuentas por su reiterada omisión de ayuda pública a la sociedad civil en peligro.
La cuestión cubana es angustia irresuelta para volver a repudiar la reelección del déspota. Nos carcome por un lado nuestra añosa indiferencia; tarareando "llegó el comandante y mandó a parar" creímos que el anticastrismo era una exageración de la Guerra Fría, que Cuba buscaba algún socialismo humanista y que sus exilados eran "gusanos". Quien escribe compartió esa culposa actitud y pide hoy perdón a los demócratas cubanos por haberlos ignorado. Bastó que Chávez nos arrimara el "paraíso" castrista para verificar que aquel amasijo de escombros físicos, intoxicados políticos y opositores aplastados sólo era el cadavérico feudo de un sátrapa vitalicio que celebraba el rito medieval de pasarle el cetro al hermano.
Por otro lado, los datos revelan que el abrazo a ese cadáver es mera decisión personal de Chávez, en la que ha invertido gran parte de los 53 millardos dilapidados en regalías a regímenes amigos. ¿En qué invertía Chávez? En el mayor de sus pasados delirios, llamémosle el nasseriano, en el que se veía cual sucesor de Fidel imperando sobre una Venecuba.
La realpolitik le desbarató ese Chimborazo, dejando intacto su proyecto comunista.
Repudiado y contrario a los intereses de la nación, el castrismo de Chávez, amén de infantil y peligroso, es esencialmente estúpido. ¿Qué país asiático convertiría en paradigma a Corea del Norte? Chávez lo ha hecho acá con Cuba, amarrando el cuerpo vivo de Venezuela al del cadáver cubano. La historia reciente ha demostrado 46 veces que el comunismo es retroceso e infelicidad. En los años cincuenta (es un ejemplo de miles), cuando en Venezuela no había sino unas 50.000 líneas telefónicas, Cuba tenía la densidad más elevada de la región: 15 teléfonos por 100 habitantes. Venezuela está hoy próxima a disponer de una línea por habitante; Cuba ha bajado a 3 por 100 habitantes, 5 veces menos que cuando Batista, y figura entre los 13 países más incomunicados del mundo.
Es además un "modelo" responsable conviene siempre recordarlo de la muerte de 9.000 opositores, 5.732 por fusilamiento documentado (500 directamente imputables a Raúl) y 515 en prisiones.
Este es el paradigma que contra la voluntad de 85% del país nos impone Chávez, que ha importado a 30.022 cubanos tan sólo para salud, sin contar los infiltrados en todos los ganglios del Estado venezolano (se habla de 1.500 espías cubanos en el país).
¿Dónde estás, oposición invertebrada y adéspota? ¿Fue inteligente dejar que Raúl viniera de visita oficial a Venezuela sin que 2 o 3 millones de venezolanos bajásemos a la calle a declararlo persona non grata? ¿Atina a imaginar la invertebrada las dimensiones del contramensaje que hubiéramos enviado al déspota, al mundo, a los cubanos sobre todo, de producirse semejante gesto? Así pudo Chávez profanar el Panteón, implantando en él la bandera cubana acompañado de Ramiro Valdés, padre de la policía política castrista, torturador, asesino y tiranosaurio (declaró que "Internet es un invento del capitalismo para el exterminio de la humanidad"). En esa mise-en-scène nos preanunciaba Chávez que aunque Raúl termine abrazando al "miasma" de Obama de la mano de Lula, la aventura castrista quedaría trasladada a Venezuela y continuaría con él. Un tema de meditación para el voto del 15 de febrero.
ANTONIO PASQUALI
apasquali66@yahoo.com
Bastó que Hinterlaces confirmase el repudio masivo a "la influencia cubana" (81%) y al "establecimiento de un socialismo como el cubano" (85%), para que el silencio gubernamental cayera sobre toda materia relacionada. Silencios, omisiones y más silencios: acababa Chávez de derramar lágrimas sobre los niños palestinos y helo ahí, en su "discurso de la corona" de ocho horas, olvidando a los 100.000 venezolanos asesinados durante su decenio, de los cuales eran menores de 29 años 71%; una hecatombe de la que habrá de rendir cuentas por su reiterada omisión de ayuda pública a la sociedad civil en peligro.
La cuestión cubana es angustia irresuelta para volver a repudiar la reelección del déspota. Nos carcome por un lado nuestra añosa indiferencia; tarareando "llegó el comandante y mandó a parar" creímos que el anticastrismo era una exageración de la Guerra Fría, que Cuba buscaba algún socialismo humanista y que sus exilados eran "gusanos". Quien escribe compartió esa culposa actitud y pide hoy perdón a los demócratas cubanos por haberlos ignorado. Bastó que Chávez nos arrimara el "paraíso" castrista para verificar que aquel amasijo de escombros físicos, intoxicados políticos y opositores aplastados sólo era el cadavérico feudo de un sátrapa vitalicio que celebraba el rito medieval de pasarle el cetro al hermano.
Por otro lado, los datos revelan que el abrazo a ese cadáver es mera decisión personal de Chávez, en la que ha invertido gran parte de los 53 millardos dilapidados en regalías a regímenes amigos. ¿En qué invertía Chávez? En el mayor de sus pasados delirios, llamémosle el nasseriano, en el que se veía cual sucesor de Fidel imperando sobre una Venecuba.
La realpolitik le desbarató ese Chimborazo, dejando intacto su proyecto comunista.
Repudiado y contrario a los intereses de la nación, el castrismo de Chávez, amén de infantil y peligroso, es esencialmente estúpido. ¿Qué país asiático convertiría en paradigma a Corea del Norte? Chávez lo ha hecho acá con Cuba, amarrando el cuerpo vivo de Venezuela al del cadáver cubano. La historia reciente ha demostrado 46 veces que el comunismo es retroceso e infelicidad. En los años cincuenta (es un ejemplo de miles), cuando en Venezuela no había sino unas 50.000 líneas telefónicas, Cuba tenía la densidad más elevada de la región: 15 teléfonos por 100 habitantes. Venezuela está hoy próxima a disponer de una línea por habitante; Cuba ha bajado a 3 por 100 habitantes, 5 veces menos que cuando Batista, y figura entre los 13 países más incomunicados del mundo.
Es además un "modelo" responsable conviene siempre recordarlo de la muerte de 9.000 opositores, 5.732 por fusilamiento documentado (500 directamente imputables a Raúl) y 515 en prisiones.
Este es el paradigma que contra la voluntad de 85% del país nos impone Chávez, que ha importado a 30.022 cubanos tan sólo para salud, sin contar los infiltrados en todos los ganglios del Estado venezolano (se habla de 1.500 espías cubanos en el país).
¿Dónde estás, oposición invertebrada y adéspota? ¿Fue inteligente dejar que Raúl viniera de visita oficial a Venezuela sin que 2 o 3 millones de venezolanos bajásemos a la calle a declararlo persona non grata? ¿Atina a imaginar la invertebrada las dimensiones del contramensaje que hubiéramos enviado al déspota, al mundo, a los cubanos sobre todo, de producirse semejante gesto? Así pudo Chávez profanar el Panteón, implantando en él la bandera cubana acompañado de Ramiro Valdés, padre de la policía política castrista, torturador, asesino y tiranosaurio (declaró que "Internet es un invento del capitalismo para el exterminio de la humanidad"). En esa mise-en-scène nos preanunciaba Chávez que aunque Raúl termine abrazando al "miasma" de Obama de la mano de Lula, la aventura castrista quedaría trasladada a Venezuela y continuaría con él. Un tema de meditación para el voto del 15 de febrero.
Así se habla, Antonio!
No hay comentarios:
Publicar un comentario