La historia que Devereux no vió.

Me he referido recientemente en mi blog (El periodismo amarillo de Reuters) a un artículo de Charlie Devereux, escribiendo para la Agencia Reuters, que define la razón fundamental del éxito y de popularidad de Hugo Chávez en base a su procacidad extrema, su lenguaje de albañal. Con o sin intención (en verdad, no estoy seguro) el cronista parecería endosar en su artíulo este estilo de comunicación, al atarlo a la popularidad de Chávez, a sus programas sociales y a la simpatía que le merece al pueblo su modesto orígen.
Creo que el artículo, en el peor de los casos, es injusto con la sociedad venezolana, al sugerir que es una sociedad que se identifica con un liderazgo procaz. Para que esto pueda ser dicho de manera tan rotunda necesitaría de una evaluación estadística que no existe y que es, probablemente, imposible de obtener.
En el mejor de los casos el artículo de Devereux solo cuenta la mitad de la historia. No objeto que mucha de la popularidad de Chávez se deba al entusiasmo que despierta su lenguaje coprolálico entre un significativo sector de la sociedad venezolana, nuestros malandros, patanes y salvajes, nuestro equivalente a lo que en otros países llaman “hooligans”, “white trash”, “piqueteros” y hasta una que otra descarriada “madre de mayo”. Lo que objeto es que Devereux no haya agregado que si bien la razón principal del entusiasmo que Chávez despierta en muchos sea su procacidad, ella es, tmbién, la razón poderosa por la cuál otros muchos venezolanos lo rechazan y lo desprecian. En efecto, hay muchos venezolanos de modesto orígen que son maravillosos ejemplos de buenas maneras y de cultura. Se me vienen dos venezolanos cultos, insignes, a la memoria: uno, un patricio, miembro de una familia de distinguida trayectoria, de lenguaje exquisito y de cultura renacentista, Arturo Uslar Pietri. Otro, un compatriota del más modesto orígen, de una profunda sensibilidad humana, maneras impecables y cultura avasallante, Aquiles Nazoa.
Uslar Pietri y Nazoa pertenecieron a dos estratos sociales venezolanos diferentes pero, en la fluída sociedad venezolana de una buna parte del siglo XX, ambos coincidieron en vivir como seres extraordinarios y como catalizadores de esa gran porción de la sociedad venezolana en permanente búsqueda de la excelencia. Para ellos, Chávez seguramente hubiera representado una involución aborrecible. En efecto, Uslar Pieti vivió lo suficiente para decir que “Chávez era un ignorante completo” mientras que a nuestro querido Aquiles la fatalidad se lo llevó antes de que lo pudiese haber sufrido. Pero es en nombre de gente excepcional como esos dos hombres y de miles, millones, de venezolanos pobres y ricos, negros y blancos y mestizos, educados o auto-didactas, que le digo al cronista Devereux que sus gríngolas le impidieron ver a este segmento de nuestra sociedad que lucha por mejorar, por elevarse, por ser gente de primer mundo, entendido no como uno de riquezas materiales sino como un mundo civilizado, amable, donde predominen las buenas maneras y la verdadera condiión humana.
Esa Venezuela no ha desaparecido. Hace apenas algunas décadas sus miembros eran casi seguramente una mayoría, un país donde las diferencias políticas o religiosas no llevaban al insulto o la agresión sino al diálogo, un país que no por accidente vió construir una mezquita al lado de una sinagoga, donde una elección presidencial era un torneo casi deportivo y donde los presidentes caminaban sin guardaespaldas cubanos, confundidos con su pueblo.
Creo que esta hubiese sido una maravillosa historia, de haberse ampliado para cubrir la totalidad de nuestro espectro social, no solo de la parte que nos mantiene chapoteando en el pantano.