Hoy leo la siguiente noticia que nos llega de
Perú:
El presidente del directorio de la petrolera estatal Petroperú, Germán
Velásquez, renunció al cargo después de que se produjera un derrame de crudo en
la Amazonía del país, informó este jueves la ministra de Energía y Minas, Rosa
María Ortíz. La ministra señaló que el Gobierno aceptó la renuncia de
Velásquez, después de que el director general de Hidrocarburos de su
ministerio, Omar Chambergo, visitara la zona del derrame y confirmara en su
reporte que Petroperú bombeó crudo a través del Oleoducto Norperuano.
"Esa es
una falta muy grave cometida por la empresa, por lo que el presidente del
directorio (de Petroperú) presentó su renuncia, la misma que fue aceptada por
la junta de accionistas", remarcó. La ministra aclaró que la renuncia
del presidente de Petroperú no excluirá la investigación ni los procesos
administrativos sancionadores a los funcionarios que resulten responsables.
En Perú un derrame petrolero llevó a la
renuncia de todo el directorio de la empresa petrolera del estado. Pero en
Venezuela, PDDVSA se ha mantenido por años en manos de una pandilla de gánsteres
al mando de Rafael Ramírez, Asdrúbal Chávez y Eulogio Del Pino, sin que ninguno
de estos malandros haya renunciado o haya sido investigado, como si sucede en
Perú.
Y lo que han hecho en la PDVSA roja no se
limita a permitir un derrame petrolero. Han sido docenas de derrames petroleros,
incluyendo el que contaminó los ríos de Oriente y se mantuvo por varios días
sin remediarse, debido a la negligencia de los malandros. Han sido contratos
fraudulentos como los de Ruperti, Derwick, Petromarine y los taladros fantasmas.
Han sido contratos dados sin licitación a Roberto Rincón. Han sido las
tragedias en las refinerías debido al pobre mantenimiento. Han sido los
depósitos de dólares en Andorra, Madrid y Suiza.
Y también han sido los discursos de traición
a su misión de gerentes, como el dado por Ramírez cuando puso la empresa a la
orden del proyecto político de Chávez o como los dados por Del Pino, cuando
habla de un plan estratégico elaborado por 96000 trabajadores o cuando preside
una maniobra militar de sus empleados
contra la invasión imperialista, mientras la producción petrolera está en caída
libre.
Mientras en Petroperú hay dignidad en PDVSA
hay sinvergüenzura. Deberían enviar a la junta directiva de PDVSA a Perú, a
recibir lecciones de decoro.
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