domingo, 12 de agosto de 2018

Maduro, cadáver politico



Por lo que leído y visto sobre los “drones” que intentaron asustar, herir o matar al sátrapa Nicolás Maduro, tiendo a creer que este suceso fue un verdadero intento de protesta en contra del narco-régimen. No causó víctimas entre los despavoridos miembros de las fuerzas armadas y milicias desprestigiadas y tampoco entre los militares y civiles del narco-régimen que se encontraban en la tribuna, pero si se puso en claro que esa chusma no aguanta un cohetón. El primero inmovilizado por el  terror fue el ministro de la Defensa Vladimir Padrino López, apartado bruscamente por el único militar que reaccionó frente al dron. El  aparato volador,  parecido a un ventilador, se desplazaba lentamente, sin pretensión alguna  de Hiroshima o Nagasaki y terminó explotando de manera totalmente inofensiva, a pesar de haber sido activado desde el imperio, como acusa el psiquiatra de Maduro, Jorge Rodríguez.
Este incidente puso de manifiesto la característica fundamental del chavismo-madurismo: la cobardía. Corrieron los soldaditos en la plaza y  algunos militares colocados en la tribuna se agachaban.
Maduro salió ileso de un intento que estuvo lejos de representar una amenaza para su vida. Pero, sin embargo, murió una vez más. Porque como decía André Maurois: “El cobarde muere mil veces, el valiente solo una vez”. Maduro muere políticamente cada vez que reprime al pueblo, cada vez que sus familiares trafican con drogas, cada vez que hace fraudes electorales, cada vez que falsificaba la firma de Hugo Chávez para consolidarse en el poder, cada vez que muestra su supina ignorancia en la televisión, cada vez que abre la boca llena de falsedad, cada vez que anuncia alguna decisión tragi-cursi sobre la economía, cada vez que atornilla a jumentos unifomrados en sus posiciones de poder en PDVSA y en docenas de otras agencias del estado.
 Por cada uno de esos crímenes Maduro se ha hecho reo de la pena máxima, la cual en Venezuela es de 30 años en prisión.  Si estuviéramos en otros países donde la justicia contempla la pena de muerte o donde la venganza ha remplazado a la justicia, como en Libia, el castigo de Maduro podría ser mucho peor.  
No estamos en Libia, ni  en Irak. No estamos en la Italia de la segunda guerra mundial ni en la Rumania de Ceausescu. La pareja presidencial no tendrá, gracias a Dios, el mismo indigno fin de Benito y de Clara, colgados por los pies en una plaza de Milán. Maduro, muerto políticamente ya muchas veces, llegará vivo al final de su narco-régimen, porque  - con excepción de Bolivia -  en América Latina no guindan a los presidentes de los postes. Pero la magnitud de sus crímenes ha sido tan horrible que no es posible que pueda fugarse sin castigo. La justicia tendrá que hacerse presente. Maduro todavía es relativamente joven, lo mismo que su esposa. Podrán pasar 30 años bajo rejas, pagando por sus múltiples crímenes, obligados a resarcir a la Nación por sus desafueros.  
En la Venezuela de hoy, la Venezuela de Maduro y Cilia, se hunden los ferrys, se arruina la empresa petrolera, la inflación es la mayor del mundo,   más de dos millones de venezolanos han tenido que irse del país, el ambiente está destruido y ya hay gente de su mismo entorno y hasta de la familia presa o investigada por narcotráfico y por lavadores de dinero en varios países del mundo.
Es preciso rechazar vigorosamente la especie promovida por las viudas de Chávez de que Maduro y Chávez son diferentes. Maduro es el remplazo de Chávez, nombrado por Chávez antes de irse a morir a La Habana. Cuando Maduro  remplazó a Chávez  no supo o no pudo continuar engañando al pueblo. Chávez  lo pudo hacer porque tuvo dinero a manos llenas y porque murió físicamente antes de que el dinero se terminara. Maduro es un cadáver


político sin dinero. Le ha sido imposible perpetuar el chavismo sin el apoyo de los antiguos tutores o parásitos de Chávez: Lula, Kirchner, Fidel,  Cristina Fernández, Correa, Mujica, Zelaya,  Ortega, Evo, algunos ya muertos, otros derrocados y en prisión, los demás  sin apoyo popular. Esa cleptocracia regional se vino abajo. Desaparecen UNASUR, ALBA, PETROCARIBE, todos los tinglados montados por el sátrapa físicamente desaparecido para consolidar su poder.  
Maduro está políticamente muerto pero hay que sacar su cadáver


 político de Miraflores porque apesta y sigue haciendo daño.  


1 comentario:

Anónimo dijo...

El regimen de los traidores y corruptos en Venezuela está llegando a un total batiburrillo. No sólo el desastre y circo del desfile que en cierta forma es una mala comedia, sino en cosas mucho mas graves.
Hoy el Washington Post tiene un artículo sobre las acciones de piratería que tienen su origen en las costas venezolanas, parecido a lo que pasa en Somalia. Barcos pesqueros de Trinidad, Guyana y otros países caribeños son abordados por lanchas con personas armadas venezolanas y robados en alta mar. Hasta un tanquero en los muelles de Pto La Cruz fue abordado por unos hombres armados, y sus bodegas de comida y otros valores tomados!
El régimen no hace nada y hasta parece que algunos de éstos nuevos piratas son miembros de la ¨gloriosa¨ GNB! El caos es total!