sábado, 27 de marzo de 2010

Pequeño cuento de primavera.




Hoy hemos tenido un dia glorioso de primavera. He salido a caminar y me he encontrado en mi ruta con un pajarillo muerto. Es blanco y azul y acaba de morir. Sigo caminando entristecido y, al volver de mi caminata, una hora después, encuentro que el pajarillo ya ha perdido su identidad. Es ahora una mancha azul y blanca sobre el pavimento. Ha pasado de ser una criatura de Dios a ser una mancha en el asfalto.
Es esto todo?, me pregunto. Sabrá alguien que este pajarillo jamás existió?
Era un bello representante de la vida, cantaba vigorosamente, alegraba a quienes lo escuchaban trinar. Sería el mismo que cantaba todas las mañanas frente a mi ventana? Que queda ahora de el?
Seremos todos, al final, una simple mancha en el asfalto?
Al verlo allí, reducido a una señal evanescente en el pavimento, me he rebelado. He regresado a mi casa silbando, procurando imitar los trinos del pajarillo muerto. Lo que se me vino a la cabeza fue la Sinfonía Italiana de Félix Mendhelsonn: parára, parára, paraaaaaara, pará… etc, la cual es un canto de vida y de desafio a la muerte. Creo, quiero creer, que los pajarillos alegres por la llegada de la primavera, han escuchando mi canto y, de alguna manera, han sabido el por qué.
Ojalá que haya alguien quien siempre siga trinando o silbando la melodía de la vida, después que nos convirtamos en una simple mancha en el asfalto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Su ariculo me hizo recordar una inmortal cancion de los setenta "Dust in the wind" de Kansas.

Saludos

R.E.H.R