El gran Julio Verne

Hace casi exactamente 113 años, el 16 de marzo de 1905,  Julio Verne, en cama y aquejado por fuertes dolores derivados de su diabetes, volteó su cara hacia la pared y dejó de hablar, falleciendo a los pocos días. Se le hizo una estatua en Amiens. Al poco tiempo se desprendió la cabeza de la estatua, la cual quedó en el suelo por casi un año. Esto que refiere William Butcher en su biografía del novelista, autor de obras teatrales y poemas, me recordó lo dicho por la biógrafa de Gertrude Bell, la ilustre viajera inglesa por Arabia,  quien contribuyó decisivamente a fundar la república de Irak. El busto hecho a Gertrude permaneció lleno de polvo por largo tiempo en los sótanos del Museo Británico, mientras su amigo y pupilo T.E. Lawrence lograba la fama inmortal. Caprichos de la ingratitud humana.

Afortunadamente Julio Verne fue famoso y rico durante casi toda su vida y ha sido uno de los tres autores más traducidos a todos los idiomas, segundo  detrás de la escritora inglesa Agatha Christie. Su fama se ha mantenido y hasta expandido después de su muerte y es considerado hoy como uno de los escritores más importantes de todas las épocas en el campo de la novela de aventuras.

Su tema principal fue la exploración, la geografía y los viajes.  Eso es lo que él quiso ser y lo que plenamente logró ser. Aunque insistentemente se le define como el precursor de la ciencia ficción o de lo que en su época llamaban la novela de anticipación, Verne fue fundamentalmente un genio de la novela de aventuras., dotado de un admirable sentido didáctico, enseñando al tiempo que entretenía. Todas sus historias fueron sobre el presente o sobre el pasado, pocas sobre el futuro.

Primera página del manuscrito de "Alrededor del Mundo en 80 días"

Después de toda una vida durante la cual he mantenido dos grandes errores sobre Verne,  he venido a enterarme del Verne real en esta biografía escrita por William Butcher, “Jules Verne, the definitive biography”. Butcher es un hombre aún joven, radicado en Hong Kong, quien parece ser el experto más importante sobre Verne. Mis dos errores sobre Verne eran: uno, que yo creía haber leído casi todas las novelas de Verne, cuando – en realidad – solo leí un 15% de ellas. Verne escribió 200 novelas, además de docenas de obras teatrales, de poemas y cuentos cortos, en un alarde de productividad e imaginación como nunca se había visto antes o se ha visto después. El muy prolífico Isaac Asimov, por ejemplo, apenas escribió la tercera parte de la producción de Verne.  Dos, yo creí leer en algún sitio que Verne había pasado casi toda su vida escribiendo en cama, rodeado de libros y mapas. Un gran error. Verne fue un viajero incesante, con más de 80 viajes por toda Europa, norte de África y hasta por los Estados Unidos. Verne poseyó tres barcos, el último un barco a vapor de 100 toneladas, en el cual viajó por todas las costas de Europa, en especial por Escocia y por el Mediterráneo. En una ocasión hizo una visita relámpago a Nueva York, de un par de semanas de duración, aunque no en su barco.

Hasta los 30 años su vida parecía un fracaso. Le propuso matrimonio a ocho jóvenes, todas quienes lo rechazaron, a pesar de ser bien parecido. Finalmente se casó con una viuda, dos años mayor que él y con dos hijos pero, eso sí, con una dote de unos 80.000 francos de la época, unos $150.000 de hoy. Estuvo casado con ella toda su vida y ella lo quiso mucho, aunque él no fuese un esposo muy cariñoso. Tuvieron un solo hijo, Michel, quien le causó graves problemas por su desordenada conducta y por contraer enormes deudas, las cuales Verne pagó. Se piensa que Verne tuvo que pagar más de 500.000 francos de deudas de su hijo durante su vida. Al final,  ese hijo mejoró su actitud y hasta terminó de redactar y publicar unas diez novelas del padre que habían quedado inconclusas. Más aún, Verne publicó dos novelas escritas por Michel con su nombre. Según Butcher, Verne no era reacio a publicar obras de otros con su nombre o de plagiar  extensamente a otros autores. Su obra: “El soberbio Orinoco” es apenas una captura casi  total de un volumen de exploración de las fuentes de nuestro gran rio hecha por su familiar lejano, Jean Chafanjon. Lo que llaman en el lenguaje periodístico un “fusilamiento”.

El dramático cambio que experimentó en su vida, de fracaso a gran escritor, se debió a la inyección de confianza que le impartieron los Alejandro Dumas, padre e hijo, quienes reconocieron su talento y colaboraron con él. Le dieron un gran empujón cuando Verne parecía resignarse a  ser un mediocre toda su vida. Contemporáneo de estos dos gigantes, de Zolá, de Daudet, de Offenbach, Verne logró destacarse junto a ellos y hasta logró hacer palidecer de envidia a Zolá, ya que llegó a ganar bastante más dinero que él.

Su dinero fue, sorprendentemente, derivado de la puesta en escena de dos de sus novelas, más que de las novelas como tal: “Viaje alrededor del mundo en 80 días” y “Miguél Strogoff” fueron vertidas al teatro por Verne, con caballos y hasta elefantes en escena y se mantuvieron en cartelera en París y hasta en Nueva York por largo tiempo. Desde el inicio de su actividad literaria Verne firmó un contrato con el editor Hetzel para escribir tres novelas al año por una suma fija de unos $3000 francos mensuales. Este contrato era leonino y le dio una gran fortuna al editor, con quien Verne mantuvo una relación de toda la vida, a pesar de que Hetzel lo trató muy mal.

Me alegra haber leído esta biografía sobre uno de mis ídolos, Julio Verne. Desde que leí sus maravillosas novelas me capturó para siempre el amor por la lectura y quizás ellas influyeron en mi decisión de ser geólogo. Sus protagonistas el profesor Aronnax, su inolvidable asistente Consejo, el profesor Lindenbrock, Fergusson, el Capitán Nemo, Ned el guía, Passepartout,  los hijos del Capitán Grant, Miguel Strogoff, Héctor Servadac (dice el biógrafo que esta novela la pagó él a un tercero para que la escribiera), Phileas Fogg, siempre viven en mi corazón. No podré jamás pagar lo que aprendí en estas novelas sobre nobleza y desprendimiento, características de muchos de los numerosos personajes que habitan sus novelas.

  Julio Verne fue una mente admirable y maravillosa, gran naturalista y amante del planeta y de los exploradores quienes arriesgaron su vida por conocer y  desentrañar sus misterios. Hace 113 años que decidió poner su cara contra la pared, abandonando el mundo que logró cautivar con sus maravillosos cuentos de aventuras.

Veo hacia arriba en las claras noches estrelladas y me imagino que Verne estará por allí, dándole vueltas a la Luna.