martes, 28 de agosto de 2018

EL COSMOS: ALGO QUE SURGIO DE LA NADA?



(Reflexiones sobre el origen del cosmos)

Según el astrofísico Neil de Grasse Tyson “nada no es nada, nada es algo”. El Cosmos surgió de la nada, que ya era algo. De esta manera los científicos modernos explican lo aparentemente inexplicable. Así lo dice en su libro “A Universe from nothing” el astrofísico Lawrence Krauss. 
Esta idea no es nueva. Ya en la mitología griega se hablaba de dioses primordiales llamados Protogonos, es decir lo primordial. El primero de ellos nació de la nada, los demás nacieron de él.
Como puede tal cosa suceder ha sido la piedra de tranca que separa al grueso de los mortales del entendimiento sobre el origen del universo. La teoría del “big bang”, o “La gran explosión” se parece mucho a la teoría bíblica de la creación, excepto que no requiere de un Dios, de un ser sobrenatural que ha llegado a ser - vía nuestras religiones -  un Dios moral, el ente superior que decide sobre el destino de nuestras almas. En la acepción científica del término no hay Dios religioso, no hay almas que juzgar, no hay vida eterna para los hijos de Dios.
Es triste aceptar que la teoría científica sea la correcta, porque ello le resta casi todo significado a nuestra existencia, le escamotea razón de ser al hombre, quién no sería un hijo predilecto de Dios sino parte insignificante del gran accidente cósmico que fue el Big Bang.
Todo viaje comienza en algún punto. Como llegó el viajero a ese punto? Quien primero articuló la idea del Big Bang fue un sacerdote Belga llamado Georges Lemaitre, quien llegó a ser presidente de la Conferencia Pontifica del Vaticano. El llamó el inicio de ese  viaje “el día sin ayer”, un punto infinitesimal que llamó “el primer átomo”. Luego le tocaría a un abogado convertido en astrónomo, Edwin Hubble, desarrollar la idea de un universo en expansión, gracias a sus observaciones telescópicas. Una mujer, Henrietta Swan Leavitt, empleada por el Observatorio de Harvard, por cierto sin acceso al telescopio, estableció una relación entre la luminosidad de las estrellas y su distancia.  Esta luminosidad variable entre estrellas ha resultado ser la prueba de que el universo está en expansión.  
La ciencia moderna ha logrado establecer que el universo nació hace unos 13000 millones de años y que, probablemente, durará unos 20000 millones de años en total (al menos el nuestro, porque puede haber muchos otros). La expansión acelerada del universo nos dice que con el tiempo las galaxias que podemos ver hoy se harán invisibles para nosotros, debido a la mayor distancia. Nuestro sol “morirá” en unos 5000 millones de años más. Todavía en ese momento habrá otras galaxias, otros soles, quizás otros tipos de vida, otras “civilizaciones”, pero la nuestra habrá dejado de existir. 

Entonces, que somos nosotros? Richard Feynman les decía a sus alumnos: “Ustedes no se imaginan que me pasó hoy. No lo van a creer”. Y cuando los estudiantes insistían en saberlo, respondía: “Absolutamente nada”. Si pasan los días por un tiempo suficientemente largo, algo poco usual deberá suceder. Y eso poco usual, dice Krauss, fue el Big Bang. Y ello fue posible, agrega,  porque ya se sabe que  hay energía en la nada, algo que parecía imposible de imaginar en el pasado. Lo que no es imposible, nos dice el astrofísico, ocurrirá inevitablemente.  
Al final de su interesante libro Lawrnce Krauss regresa al concepto fundamental de que “Nada es Algo”. La ciencia moderna se acerca más y más a entender porque es así. Krauss dice que preguntarnos el Por Qué es, realmente, preguntarnos el Cómo. Antes de Newton se creía que los ángeles empujaban a los planetas alrededor del sol. Hoy la noción de ángeles que empujan ha sido remplazada por la atracción de la gravedad. Newton contribuyó a limitar el componente religioso en el misterio. Krauss invoca la navaja de OCAM (Ver a Guillermo Ocam en Google), la cual sugiere que si hay una explicación sencilla a un fenómeno esa explicación es probablemente la correcta.
Los astrofísicos en general se muestran muy respetuosos de la teoría bíblica de la creación, no desean debatirla. En base a la lógica, dicen, una visión deística de la existencia no puede ser rechazada de un plumazo. Pero, aun admitiendo esto, dicen, esta noción deística no se parece mucho a la noción deística de las grandes religiones que cultiva el ser humano. Por centurias las mentes más brillantes han debatido esta cuestión, pero debemos recordar que cuando Aristóteles o Santo Tomás de Aquino andaban por el mundo no se conocía nada sobre el Big Bang o sobre mecánica cuántica y nadie había visto a través del telescopio Hubble.

Aquí dejo estas reflexiones, quizás un tanto deprimido pero también muy orgulloso  de la manera como el ser humano, insignificante en el contexto cósmico, ha avanzado tanto en el esclarecimiento de sus inmensos misterios.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sugiero su escucha , https://youtu.be/Mv6wWqVGY-s impactante

Anónimo dijo...

De su escrito, que nos lleva de nuevo a la eterna pregunta sobre el sentido de la vida y, sí, nos enrrolla y deprime, me llamó mucho la atención su referencia a la posible existencia de otros universos. Curiosamente, en los últimos meses me había tropezado un par de veces con esa idea googleando y "youtubeando" para evadirme de la agobiante realidad venezolana. Nada, que al final nos vuelve a atrapar esa realidad. Saludos.

Gustavo dijo...

La idea de multiversos está tomando mucho cuerpo entre los astrofísicos, ya que se piensa que todo lo que no es imposible sucederá, dado un largo período de tiempo. "Nuestro" universo tendrá una vida de unos 20000 millones de años pero los astrofísicos piensan que este universo es solo uno entre muchos. Imagínemonos que un niño está jugando con juguetes cósmicos que le han sido dados por una madre complaciente. Crea y destruye universos a su antojo y cada uno tiene uno o muchas galaxias donde ha creado civilizaciones, con cuyas angustias y logros divertirse. Si cada átomo es un pequeño universo por qué no podemos ser nosotros "átomos" en un super cosmos llenos de universos?