domingo, 3 de marzo de 2019

Apuntes para una historia de la Gente del Petróleo, Capítulo VIII



APUNTES PARA LA HISTORIA DE LA GENTE DEL PETRÓLEO
                                    CAPÍTULO VIII                                  

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                    CAPÍTULO VIII
    CONTRIBUCIÓN DE LA EXTREMA IZQUIERDA
    AL DESASTRE PETROLERO VENEZOLANO
La gerencia petrolera chavista no se creó espontáneamente, no surgió de la nada. La pandilla que tomó PDVSA por asalto, desde Héctor Ciavaldini hasta Manuel Quevedo, no fue el producto de generación espontánea sino de un largo proceso de degeneración ciudadana e intelectual que comenzó con los primeros marxistas venezolanos de principios del siglo XX. Aquellos pioneros probablemente tuvieron buena intención pero, con el trascurso del tiempo, algunos de sus discípulos se fueron transformando en rehenes del resentimiento, aquejados por complejos de inferioridad ante la tecnocracia meritocrática.  

Orígenes: Gustavo Machado y Salvador De la Plaza
El fracaso de una rebelión en contra de Juan Vicente Gómez llevada a cabo en 1919 llevó a prisión a patriotas venezolanos  como Francisco Pimentel (Job Pim) y José Rafael Pocaterra y al exilio a Gustavo Machado, Eduardo Machado y Salvador de La Plaza. Después de una estadía en París y La Habana, Gustavo Machado y Salvador de la Plaza fundaron en México, en 1926, el Partido Revolucionario Venezolano. Este fue un partido marxista, el cual utilizaba textos marxistas-leninistas para tratar de describir la realidad latinoamericana y venezolana. Desde el inicio Machado y De La Plaza fueron luchadores en contra de la dictadura de Juan Vicente Gómez desde una perspectiva abiertamente marxista. Aunque Machado era hijo de millonario, vivió varios años en Nueva York y llegó a ser representante en La Habana de una empresa azucarera estadounidense,  adoptó desde temprano una postura anti-capitalista, influenciado por los primeros marxistas latinoamericanos como Mariátegui y por las lecturas de Marx y Lenin.  Decía: “El imperialismo yanqui necesita de nuestras riquezas naturales y está dispuesto a exterminarnos –en forma cobarde, feroz y sistemática’. … (“Pensamiento Político del Siglo XX , ediciones del Congreso de la República, Tomo 13, 1983).  
 Salvador De la Plaza, su contemporáneo, fue intelectualmente más sólido. Aunque ninguno de los dos fueron protagonistas de los sucesos de 1928, los escritos de De la Plaza influyeron sobre los jóvenes estudiantes, entre quienes se encontraban muchos de quienes llegarían a ser los líderes políticos venezolanos del siglo XX. Desde el principio De la Plaza unió en su mente los conceptos de nacionalismo y anti-imperialismo haciendo suyas las palabras de Lenin: la tarea del capitalismo es aumentar y acentuar la opresión del capital sobre los intereses de las naciones colonizadas, [por ello]  los revolucionarios deben combinar la lucha revolucionaria para el socialismo con un programa revolucionario inherente a la cuestión nacional” . Esta combinación de nacionalismo y anti-imperialismo yanqui vendría a formar la columna vertebral de todo el pensamiento marxista venezolano del siglo XX.
En 1918 De la Plaza decía en su Diario: “Nos dieron un consejo: Mandarle una carta a [Woodrow] Wilson, felicitándolo [a propósito de la Liga de las Naciones] . La idea es buena pero peligrosa, porque Wilson se puede agarrar de eso para el protectorado. Yo odio a los yankees, les temo grandemente”.    
En su juventud De la Plaza fue un burgués, pedante, vanidoso y hasta racista, según apunta Giuseppe D’Angelo en su ensayo: “Salvador De la Plaza y los orígenes del Marxismo Latinoamericano”, https://www.researchgate.net/publication/312292505_Salvador_De_La_Plaza_y_los_origenes_del_marxismo_latinoamericano_El_exilio_en_el_desarrollo_de_un_pensamiento_revolucionario. En su Diario se  refería a sus compañeros de trabajo como “bichos”: A mi lado había toda clase de bichos, empleados de comercio, carreteros, lecheros, mujeres, todos bestiales”.
D’Angelo añade:Su camino al comunismo es el mismo de Gustavo Machado –su compañero en la lucha estudiantil, en el destierro y en las primeras elecciones políticas, y también en la iniciación a la masonería…  [ambos] formaban parte de  las familias más conservadoras y adineradas de Venezuela… y ambos abandonaron su clase…”.
En 1927 Salvador De la Plaza viajó a Rusia disfrazado de periodista panameño, con el nombre falso de Salustiano Paredes. Iba ya empeñado en una cruzada en contra de las empresas petroleras que manejaban esa industria en Venezuela. Ya no era el joven burgués idealista de su primera juventud sino un abogado graduado en Francia, totalmente imbuido de marxismo y miembro de la Liga Anti-Imperialista de las Américas. Según apunta Ernesto Navarro, ver:  https://actualidad.rt.com/actualidad/264551-salvador-plaza-defensor-soberania-petrolera, desde ese momento en adelante “De la Plaza dedicará toda su producción intelectual a combatir el desconocimiento de los venezolanos sobre el negocio petrolero y a denunciar a los gobernantes que permitían la extracción de esa riqueza mineral”. Sin embargo, su obra es llevada a cabo desde una perspectiva enteramente marxista y serviría de guía  al marxismo universitario que surgiría después.
La economista Mailer Mattié, en su artículo: “Salvador De la Plaza, un pensador revolucionario en el olvido” ha señalado que Salvador de la Plaza “consideraba imprescindible" que el Estado venezolano "asumiera las riendas de la industria del petróleo como un reclamo de soberanía". En el albor de la revolución castrista, en la década de 1960, agrega la economista, ya De la Plaza abogaba por el envío de petróleo a Cuba.  
Ernesto Navarro añade en su escrito arriba citado que la obra de Salvador De la Plaza encontró terreno fértil en la llamada revolución bolivariana de Hugo Chávez. El cómplice de Chávez, Rafael Ramírez, dijo, citado por Navarro: “el pensamiento revolucionario petrolero de Salvador De la Plaza  constituye una de las fuentes teóricas de la política de Plena Soberanía Petrolera, encabezada por el Comandante Hugo Chávez".

Rodolfo Quintero: Marxismo petrolero y la Generación del 28
A diferencia de Machado y De la Plaza Rodolfo Quintero, nacido en 1903,  fue miembro de la Generación del 28, participando en las huelgas estudiantiles de esa época.  También a diferencia de aquellos, Quintero se dedicó desde el inicio de su actividad a la cuestión petrolera. Su obra representa al intelectual resentido y acomplejado frente a los gerentes petroleros venezolanos. Así habla de ellos: La cultura del petróleo deja huellas grandes y profundas: forma hombres Creole y hombres Shell, nacidos en el territorio venezolano pero que piensan y viven como extranjeros; hombres de las compañías y para las compañías, personas antinacionales. (…) asimilan los elementos propios de la cultura del petróleo y tienden a sustituir lo venezolano por lo norteamericano principalmente. Su estilo de vida copiado, impuesto, lo consideran expresión de progreso. Que, en su opinión, los hace superiores en un mundo de nativos, con estilos de vida primitivos”. Quien así cita a Quintero, con aprobación,  es un profesor de historia de la Universidad Central de Venezuela, Enrique Nóbrega, lo cual ilustra el grado de penetración que este resentimiento generado en el seno de los marxistas petroleros ha logrado tener en la academia venezolana. Será en los recintos universitarios donde se aloje este fanaticismo, de donde pasará a la actividad política abierta en la segunda mitad del siglo XX, convirtiéndose en agente de prostitución de la gerencia petrolera venezolana de los últimos 20 años. 
En el prólogo de su libro, “La Cultura del Petróleo”, publicado en 1968, Quintero no perdió tiempo en darle a entender al lector cuál era su objetivo: “Con este ensayo sobre la cultura del petróleo nos proponemos interesar a los venezolanos en el fenómeno del conocimiento del desplazamiento de las culturas nacionales por la “civilización gringa” de importación”. Para Quintero la industria petrolera venezolana en manos de las empresas extranjeras representaba una invasión cultural “gringa”, término peyorativo que no distinguía estadounidenses de ingleses, holandeses o franceses, término impropio para el prólogo de un libro universitario. 
Sería imposible analizar en detalle este libro de Rodolfo Quintero pero bastarán algunas frases para ilustrar como el autor utiliza su profesión antropológica como herramienta ideológica. Dice: “Desde hace cincuenta años hay en Venezuela una cultura del petróleo; un patrón de vida con estructura y mecanismos de defensa propios, con modalidades y efectos sociales y psicológicos definidos, que deteriora las culturas “criollas” y se manifiesta en actividades, invenciones, instrumentos, equipo material y factores no materiales como lengua, arte, ciencia, etcétera”
En  el prólogo de la edición del libro  patrocinada (por supuesto) por el Banco Central de Venezuela, uno de sus discípulos, Carlos Mendoza Potellá, ahora miembro de la oligarquía chavista/madurista, escribió: “Al releer este texto premonitorio encontramos la génesis de muchos procesos socioeconómicos contemporáneos. De allí su relevancia para entender el presente. He  aquí,  con  ocho  años  de  anticipación,  una  precisa  caracterización  de  la  pretendida “meritocracia” enquistada en la industria petrolera “nacionalizada”, que se va a convertir en núcleo generador de políticas antinacionales, favorables a los intereses de sus antiguas “casa matrices”, desde 1976 hasta 2002”.  Este es un párrafo insultante y desconsiderado, en una publicación del Banco Central, organismo otrora digno y autónomo, devenido hoy  en apéndice degradado del chavismo.
Para Quintero: “Los portadores de la cultura del petróleo elaboran y aplican buena parte de las formas de conducta de los venezolanos. Conducta impuesta primero y después aprendida. Sus maneras de pensar, esperar y temer son producto de una cultura extraña que construye en nuestro país un mapa de comportamientos, distintos de los tradicionales. Que contiene maneras de proceder para los niños, los adolescentes, los adultos; para el hombre y la mujer, para el rico y el pobre, para el domesticado y para el rebelde, para el colonizado y para el colonizador. A los que deben ajustarse. Provocan un cambio que pone en entredicho la identidad y la libertad de nuestro pueblo, su capacidad de poseerse a sí mismo. De ahí el estado de ansiedad en que se mantiene, las tensiones emocionantes y espirituales que revelan inseguridad”. Esta curiosa interpretación de procesos de mezcla cultural que son inevitables en una sociedad abierta sugiere la existencia de una invasión foránea que somete al pueblo venezolano a la esclavitud. Para Quintero las viviendas, la ropa, la comida, todo ello prueba que hay una invasión en marcha. Deberíamos preguntarnos si la transculturación de la cual habla Quintero no debería incluir también la eliminación del paludismo, la llegada del teléfono celular y el Internet o el reemplazo del rancho por el apartamento, porque todas estos cambios nos llegaron desde afuera. Más que pérdida de una cultura lo que ha existido en nuestro país ha sido una evolución de naturaleza esencialmente civilizadora, una simbiosis cultural, un proceso integrador, un camino de dos vías. Hoy en día, en  países otrora culturalmente dominantes, existen hoy componentes sustanciales de culturas foráneas. USA tiene una rica cultura hispánica transmitida al país por sus 60 millones de habitantes de origen latinoamericano. Y en USA no se habla de pérdida de la cultura estadounidense sino de un proceso de interculturación. Cuando uno ve que la arepa se come hoy en Noruega y en Abu Dabi debe preguntarse si la tesis de Quintero no pasa de ser un producto de su resentimiento. 
Quintero no podía ocultar que el petróleo trae progreso. Admite que: “En 1920, más de noventa mil personas se concentran en la zona occidental del lago de Maracaibo y cerca de treinta y cinco mil en la oriental. En Cabimas se montan plantas generadoras de energía eléctrica: en Las Tierritas, en Ambrosio, al lado del famoso botiquín El Hijo de la Noche, y en La Rosa Vieja. Abren las puertas los cines Apolo y Odeón y cobran uno y dos bolívares por ver una película de vaqueros. Funcionan el cine Cabimas, el teatro Variedades, el cine Ideal y el Nuevo Circo. Después el teatro Internacional. Mejoran los sistemas de transportación de pasajeros. Un vaporcito moderno, “El Continente”, va de Cabimas a Maracaibo y viceversa, dos veces al día. Cuatro bolívares cuesta el pasaje, pero puede viajarse también en embarcaciones de motor: “El Boconó”, “El Zulia”, “El Coquivacoa”, “El Berlín”, “El Caribe” y otros más económicos. Años después se inauguran los ferris que unen a Palmarejo con la capital del estado Zulia”.
Sin embargo, se apresura a añadir: “Nadie vive bien en las “ciudades petróleo”, pero ninguno se dispone a dejarlas”, contradicción propia de una chaqueta de fuerza ideológica. Nos recuerda a Olga Guillot en su canción: “Miénteme más, que me hace tu maldad feliz”.
 Quintero decía: “En el campo petrolero, el trabajo deforma al hombre física y espiritualmente; solo poniendo fin al predominio de la cultura del petróleo pueden humanizarse las formas técnico-productivas e institucionales del trabajo gracias a la máxima identificación posible del proceso laboral con las tareas instintivas, espontáneas y creadoras”. Viví en campos petroleros y en ciudades petroleras y no reconozco como válidas estas aseveraciones de Quintero.
Un legado de resentimiento
Quintero habla así de los petroleros extranjeros: “La denominación gringo no se usa entre nosotros para distinguir un extranjero cualquiera; tampoco es calificativo reservado para los ingleses. En Venezuela, la civilización gringa es la norteamericana, de la cual forma parte la cultura del petróleo. Portadores de los elementos de esa civilización son los miembros de la colonia estadounidense en nuestro país, de diversas ocupaciones, categorías económicas y propensiones: industriales, comerciantes, turistas, gánsteres, profesionales de ambos sexos y variados grupos de edades”. Entre las que Quintero llama las censurables transformaciones traídas por el petróleo está el turismo: “En nuestro país, como en los demás de América Latina, el turismo es una invención de origen inglés, perfeccionada por los norteamericanos. Entre nosotros el día domingo se ha transformado secularmente en día de campo, playa o montaña, de traslado de los individuos y las familias a lugares distantes; las vacaciones que se empleaban para arreglar los hogares o visitar parientes donde la familia podía alojarse, se dedican ahora a excursiones patrocinadas por agencias encargadas de hacerlo”. Y añade: “Entre los elementos de cambios producidos por la práctica del turismo interno a la norteamericana pueden citarse el ahorro destinado al viaje de excursión, la variación de la vida rutinaria, la práctica de aligerarse de la ropa y vestir reducidas prendas exigidas por las modas de baño o ciertos deportes (béisbol, fútbol, básquetbol, la pesca con equipos especiales, cuya práctica depende esencialmente de la industria norteamericana que fabrica los utensilios respectivos), actividades todas esencialmente propias de Estados Unidos, aprendidas de revistas y cintas de cine; el registro fotográfico de los diferentes aspectos de la excursión, práctica difundida por los norteamericanos y dependiente en lo técnico y en lo económico de la industria fotográfica de aquel país”.
Con estas muestras basta y sobra para apreciar la buena dosis de cursilería que les legó Quintero a los marxistas que le sucederían en su cruzada chauvinista.
Algunos discípulos
Ha sido en las universidades venezolanas que el marxismo petrolero ha encontrado refugio y libertad para desarrollar su labor catequizadora. Especialmente durante la etapa de 40 años de democracia, 1958-1998, estos académicos marxistas gozaron de una total libertad de cátedra para difundir su mensaje. Por ello se pudo crear una corriente poderosa de marxismo en estos centros de enseñanza. Sin embargo, es posible advertir la presencia de dos grupos, uno de marxistas teóricos, más ocupados con serios estudios de teoría económica y un segundo grupo de activistas políticos relacionado con el sector petrolero. Entre el primer grupo han figurado, entre otros, Armando Córdova, Héctor Silva Michelena, su hermano Ludovico Silva, Héctor Malavé Mata y, caso limítrofe entre los dos grupos, Domingo Maza Zavala. El trabajo de los miembros de este primer grupo ha sido esencialmente académico desde una perspectiva marxista. Entre el segundo grupo podemos mencionar a Francisco Mieres, Ramón Losada Aldana, Gastón Parra y Carlos Mendoza Potellá quienes, desde su tribuna universitaria marxista, adoptaron posturas en ocasiones hasta agresivas contra las empresas petroleras concesionarias y los gerentes y técnicos petroleros venezolanos. Sus mensajes frecuentemente han estado cargados de resentimiento y de expresiones peyorativas en contra de la Gente del Petróleo,  poniendo en duda su venezolanidad Este segundo grupo sería el que lideró el gran ataque que se llevó a cabo durante la década de 1970 en contra de la PDVSA meritocrática, ataque que promovió actitudes que llevaron al gran desastre petrolero actual. 
El trabajo erosivo de estos hombres en contra de la industria petrolera y de sus gerentes fue factor contributivo a  la llegada al poder de Hugo Chávez Frías. Más aún, algunos de estos hombres, como Gastón Parra, Francisco Mieres,  Carlos Mendoza Potellá y, guardando mayores distancias, Domingo Maza Zavala, se convirtieron en colaboradores estrechos del chavismo, sirviendo  al llamado “Socialismo del Siglo XXI” y formando parte integral del régimen que ha destruido al país.
Gastón Parra contribuyó a la entrega de nuestra soberanía
De los marxistas petroleros universitarios que colaboraron con el narco-régimen de Chávez, el que llegó más lejos en su aporte a la dictadura  fue Gastón Parra, pues fue nombrado presidente de Petróleos de Venezuela por Hugo Chávez en 2003, como punto central de una maniobra premeditada para provocar la reacción de la Gente del Petróleo. Luego de haber cumplido con esta indigna tarea fue recompensado por el difunto autócrata con la presidencia del Banco Central de Venezuela, posición en la cual lo encontró la muerte en 2008. Conocí bien a Gastón Parra en la década de 1950, porque ambos éramos empleados de la Compañía Shell de Venezuela, él en el departamento de Contabilidad, yo en el departamento de Exploración.  En 1958, días antes de la caída de Pérez Jiménez, él y yo formamos parte de un grupo de venezolanos que asaltó la Cárcel de Maracaibo para liberar a los presos políticos, entre quienes estaba José Ángel Paz Galarraga, logro que, al día siguiente, fuera atribuido por la prensa a políticos de oficio quienes nunca estuvieron por allí. Graduado de Economista, Parra se dedicó a la docencia. Sus amigos alegan que su permanencia de 12 años como empleado menor de contabilidad en la Shell le permitió: “conocer esa industria por dentro, percatarse de las manipulaciones contables de la empresa para ocultar las cuentas reales de éstas con el fin de evadir el pago correcto de impuestos y otros derechos de la nación, cuestión que atacó sin desmayo desde las trincheras de sus libros, de la cátedra y de los auditorios universitarios y académicos”, ver: .https://www.redalyc.org/html/280/28022784001/. Uno se pregunta como un empleado menor del departamento de Contabilidad pudo descubrir  esos inmensos “fraudes” y porque tardó doce años en abandonar la empresa sabiendo para quienes trabajaba.  
 Gastón Parra fue capturado desde temprano por las ideas marxistas y se dedicó a utilizarlas para atacar a la industria petrolera que él consideraba “fraudulenta” y que, quizás, no había apreciado debidamente sus talentos.
Parra fue un autor prolífico, de indudable capacidad de trabajo y con una buena actuación universitaria. Su ideología extrema lo llevó a colaborar con Chávez. Antes de la irrupción de Chávez en el poder, Parra había ya publicado, en 1995, “De la Nacionalización a la Apertura, Derrumbe de una Esperanza”, cuyo propósito fue atacar lo que la izquierda venezolana definió como una “nacionalización chucuta”. Este libro fue publicado, en una segunda edición, por el Banco Central de Venezuela chavista, en edición coordinada (cuando no)  por Carlos Mendoza Potellá.  Gastón Parra quiso una estatificación a sangre y fuego, sin indemnizaciones a las empresas ex-concesionarias. En este libro acusó a la Gente del Petróleo de conspirar con las empresas multinacionales, urdiendo un fraude para permitirles  una “nueva generación de predominio en Venezuela”.  Según el libro de Parra y su prologuista, Mendoza Potellá: “Los contratos de Asistencia Técnica y Comercialización, suscritos bajo presiones chantajistas ejercidas sobre un gobierno que había aceptado términos de negociación inconfesables, pocos días antes del tránsito formal de la industria petrolera a manos del Estado, fueron los factores determinantes en cuanto a una nueva configuración de los vínculos Estado-Corporaciones en los 26 años que siguieron, durante los cuales esa configuración se desarrolló y consolidó….  en esos contratos se plasmaron los pasos iniciales de la “apertura petrolera”, porque fue a través de ellos que Exxon, Shell, Mobil, y Gulf, principalmente, pasaron a tener injerencia en espacios distintos a los de sus antiguas concesiones… Fue así como se inició el deterioro de la participación nacional en el negocio petrolero, constituyendo la llamada "apertura petrolera" sólo el capítulo contemporáneo de una política que ha tenido siempre el mismo signo: la expropiación del patrimonio colectivo en beneficio del gran capital transnacional y de las elites aprovechadoras criollas, cuya punta de lanza la constituyeron entonces, y por casi 30 años, las cúpulas gerenciales de mentalidad privatista enquistadas en los puestos de comando de la empresa estatal”.
Esta y otras tesis de Parra fueron las mismas, cada quien con su estilo generalmente pomposo y pesado, que los marxistas petroleros enunciaron en su guerra perseverante en contra de la PDVSA meritocrática, lo cual abrió la puerta a todos los resentimientos hasta ese momento represados en las universidades y en algunas publicaciones  de la izquierda extrema en contra de la industria petrolera venezolana. Ni siquiera la estatificación de la industria petrolera decretada por Carlos Andrés Pérez les fue aceptable. Era, según ellos,  fraudulenta, puesto que no se han debido pagar indemnizaciones ni contratar servicios de tecnología o de comercialización internacional con las ex concesionarias.
 Se dio la curiosa circunstancia de que la Gente del Petróleo vio llegar la nacionalización con desconfianza, por ser una estatificación más que una verdadera nacionalización, al mismo tiempo que los marxistas petroleros la vieron llegar como insuficientemente severa y radical. Gran habilidad demostró el general Rafael Alfonzo Ravard al navegar por casi diez años entre los temores de la Gente del Petróleo y los ataques del marxismo petrolero y hasta de líderes de los partidos del “status”, AD y COPEI.  Los bandos veían a sus adversarios ideológicos como entreguistas: unos entregados al capital petrolero internacional, los otros entregados al marxismo internacional.
Francisco Mieres y  Carlos Mendoza Potellá.
Francisco Mieres y Carlos Mendoza Potellá han sido dos de los más calificados representantes del marxismo petrolero que encontró refugio en el recinto universitario. Junto a Gastón Parra ellos también terminaron sirviendo y apoyando la oprobiosa dictadura hoy rechazada por la inmensa mayoría de los venezolanos.
Francisco Mieres nació en Cumaná y siempre fue un bien estudiante. Cursó estudios de Economía en París y en la Universidad Lomonosov de Moscú, antes de obtener su doctorado en Economía en la UCV.  Decía Mieres en la década de 1980, cuando la deuda de PDVSA rondaba los U.S. $7000 millones y era enteramente manejable (hoy está en U.S. $200.000 millones, a pesar del inmenso ingreso petrolero durante el siglo XXI), ver: http://ance.msinfo.info/bases/biblo/texto/libros/BC.1985.a.2.pdf : “En esta Venezuela alegre y superficial nos agarramos ahora a la internacionalización como la panacea que se nos está vendiendo desde todos los medios informativos y de poder en el país, con la misma ceguera y alegría con que nos lanzamos a la anterior panacea, la de la Faja del Orinoco, que se nos ha revelado ahora como un fiasco y que en realidad se nos convirtió en una especie de Faja Mituminosa, surtidora de mitos, de mitos consoladores acerca de nuestro futuro… el estilo de planificación que consiste en cocinar los proyectos y los acuerdos en seno de una pequeña cúpula petrolera o burocrática y luego venderlos a la opinión pública por las vías que estamos acostumbrados por las vías espurias de la pseudo información es una de las cosas de esta Venezuela que debemos cambiar”. En ese discurso Mieres agregaba: “No podemos convertir a PDVSA en una nueva monarquía petrolera… ese no es el camino de la Venezuela verdaderamente democrática y participativa. Yo pienso que se ha abusado del poder”. Así hablaba Mieres, sin sospechar que 20 años después él estaría defendiendo un gobierno mucho más abusador que los gobiernos de la democracia venezolana y promoviendo  el desarrollo de una faja del Orinoco que había definido como un mito.
 A pesar del clima duro de aquellos años Mieres siempre fue un adversario respetable y nunca tuve dudas de que su postura obedecía a una convicción honesta, equivocada o no. Yo le tuve respeto. Sin embargo Mieres sirvió a  Chávez como Presidente de Corpoindustria y embajador de Venezuela en Rusia. En su momento más político, estuvo inclinado a seguir al General Raúl Baduel, caído en desgracia y enviado a prisión después de haber sido el actor decisivo en restituir a Chávez en el poder.  
Carlos Mendoza Potellá  ha sido más político que Mieres. Su producción sobre petróleo ha sido prolífica y ha sufrido ligeras transformaciones en el tiempo. En 1997 decía: “cuando contemplamos espectáculos como los de la Tercera Ronda de licitación de convenios de operación de campos "marginales … lo primero que viene a nuestra mente..  es aquella rueda de prensa desde Nueva York con la cual el Ministro de Hacienda de la administración Lusinchi anunciara al país la firma "del mejor refinanciamiento del mundo"….Y es que nuevamente nos encontramos ante una presentación edulcorada, una utilización de toda la técnica de George Lucas y Steven Spielberg para presentarnos como gloriosa una vergonzosa jornada: la continuación del desmantelamiento de PDVSA, de nuestra empresa petrolera, a precios de gallina flaca… Pero si la técnica de fabricar mundos fantásticos es el principal instrumento de esta añagaza, la condición necesaria de su éxito es la ignorancia generalizada y el desinterés de la dirigencia política nacional, que reiteradamente hemos denunciado y constituyen razón de ser de estos Apuntes.. Sin olvidar el alto grado de responsabilidad de los cómplices….”.
Estas son palabras de un político, más que de un académico. En 1997 decía: “A Alberto Quirós Corradi no le gusta que se califique como "entrega" a un proceso no tiene otro nombre: la entrega de los campos maduros licitados en la Tercera Ronda para su operación por compañías extranjeras….Quirós confunde -a propósito y haciéndose el inocente- "entrega" con traspaso de propiedad. Y pretende olvidar que el concepto entrega, pertinentemente aplicado en éste y en todas las demás manifestaciones de la "apertura petrolera", tiene otras connotaciones fundamentales, que se relacionan con el desmantelamiento de la capacidad de control y fiscalización del Estado venezolano sobre sus recursos de hidrocarburos, al liquidarse el Ministerio de Energía y Minas. Que tienen que ver con la eliminación del Valor Fiscal de Exportación y el envilecimiento y práctica anulación de la Regalía en los contratos con compañías extranjeras. Es decir, con la minimización de los principales instrumentos del Estado para hacer valer su condición de propietario”.
Durante la etapa chavista Mendoza Potellá ha sido embajador de Venezuela en Moscú y asesor petrolero de la Presidencia del Banco Central de Venezuela, posición que ha conservado por algunos años. Desde esta posición ha colaborado en la diseminación en nuestro país de las ideas marxistas pero, a medida que pasa el tiempo y observa el desastre petrolero, se ha ido convirtiendo en un moderado crítico de las políticas del régimen, sobre todo en lo concerniente a la Faja del Orinoco, cuyos recursos de petróleo pesado, dice, podrían quedarse en gran medida en el subsuelo, por lo cual aboga por un regreso a la explotación de nuestros yacimientos de petróleo liviano en la cuencas tradicionales. Después de 20 años Mendoza parece enrumbarse en la dirección correcta.
La cosecha actual de discípulos del marxismo petrolero da ganas de llorar
Hoy día el marxismo petrolero ve con desconsuelo que no ha podido crear una escuela de seguidores intelectualmente sólidos y honestos. Lo que existe hoy en el campo de expertos petroleros chavistas da ganas de llorar: Fernando Travieso, David Paravisini, Miguel A. Jaimes y otros. Jaimes llegó al cinismo de ofrecer un “diplomado petrolero”, ver:  http://lasarmasdecoronel.blogspot.com/2015/07/un-audaz-experto-chavista-ofrece.html por la “módica” suma de Bs. 6000 (2015) en el cual ofrece, textualmente: “un estudio y análisis crítico —como aspecto fundamental— como un nuevo énfasis de investigación frente al tema del desarrollo del capitalista y la depredación de los recursos naturales petroleros, desde sus inicios a nivel nacional, pasando por la internacionalización, y finalmente una indagatoria acerca del proceso de globalización”. ¿Comprenden ustedes a este discípulo de Cantinflas?
Con teóricos petroleros como estos, gerentes petroleros como el general Manuel Quevedo y empresas de servicios petroleros como CAMIMPEG, no es sorprendente que PDVSA esté hoy en bancarrota.
Creemos que se requiere un estudio en mayor profundidad de lo que aquí hemos esbozado para documentar a cabalidad como se destruye una industria petrolera, al ponerlo en manos de charlatanes, ideólogos decimonónicos y gerentes improvisados y carentes de  honestidad.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Gustavo, en tu crónica te has olvidado del miserable de Rafael Quiroz Serrano, un arrastrado chavista que alababa el desastre de hambre y miseria, de picada total de la industria petrolera, caos económico y hecatombe social propiciada por el homínido de Sabaneta:

https://www.noticias24.com/venezuela/noticia/63876/rafael-quiroz-%E2%80%9Cla-politica-del-presidente-chavez-no-esta-equivocada%E2%80%9D-audio/

Gustavo dijo...

No me he olvidado de este miserable pero yo hablo de los marxistas petroleros y este engendro no tiene ningun basamento academico que lo haga incluible en mi escrito.. Este es un pobre aventurero que baila al son que le tocan.
Perdona la falta de acentos
Gustavo

Anónimo dijo...

Tienes razón.

Anónimo dijo...

El dejar las universidades en manos de socialistas extremos y comunistas fue el semillero que formó los ñangaras que destruyeron a Pdvsa y al país. Hoy en EE.UU. se está produciendo el mismo proceso, y la mayor parte de los profesores son liberales sino vehementemente anti-capitalistas. Para rematar, no permiten que se discuta las bondades y daños que puede producir un capitalismo desmedido. Éstos profesores sólo quieren que los estudiantes entren por el aro que han creado de odio a todo sistema distinto a socialista. A ver si los conservadores toman nota y comienzan a defender otras opciones. Son los jóvenes quienes debe tener todas las opciones para decidir qué creen es lo mejor.

isimoneweil dijo...

https://lademocraciaesunaobligacionuniversal.wordpress.com/2018/05/14/la-izquierda-en-el-entramado-petrolero-de-venezuela-mailer-mattie/

mailermattie@yahoo.es