EL PRIMERO FUE EL GOLPE DE 1992
El año próximo, 2024, se cumplirán 25 años de
la tragedia de Vargas, el terrible deslave que llevó toneladas de rocas desde
las alturas del Ávila hacia la costa, destruyendo todo lo que encontraba a su
paso: casas, edificios, carreteras y, lo más doloroso, vidas. Aunque nunca se
sabrá cuantas fueron las vidas que se
perdieron en ese terrible instante - las estimaciones van de 1000 a 30000 -
fueron muchas más las vidas desplazadas
de sus hogares, vidas para siempre traumatizadas y rotas.
El crimen no fue cometido por la naturaleza.
La naturaleza no es benevolente ni trágica, se comporta en base a leyes que
algunos llaman divinas, otros llaman científicas. El crimen de Vargas fue
cometido por un demente, ignorante, narcisista, llamado Hugo Chávez, quien durante
su primer año de gobierno intentaba remplazar la democracia que le había permitido
llegar al poder por una autocracia que lo llevaría, esperaba él, a disfrutar para siempre del poder.
Para lograr su propósito Hugo Chávez obtuvo
aprobación para llevar a cabo una consulta popular sobre el proyecto de constitución elaborada por una asamblea constituyente
integrada casi exclusivamente por sus cómplices, un mamotreto de 350 artículos
que le daría control casi absoluto del poder. Para ello necesitaba obtener la
aprobación del pueblo venezolano. A ello dirigió todos sus esfuerzos y puso en movimiento
todos los resortes y abusos del poder. La consulta se realizaría el 15 de diciembre
de 1999 y, a fin de lograr su aprobación, Chávez ordenó a todos los
funcionarios públicos que concentrasen sus esfuerzos en lograrlo, llevando a
los venezolanos a votar.
Coincidiendo con ese objetivo electoral, desde
el 3 de diciembre de 1999, comenzó a
llover intensamente en el litoral central venezolano. Por casi dos semanas las lluvias
continuaron y se intensificaron hasta el punto que el 10 o 11 de diciembre se
registraron las primeras víctimas de un deslave que sería gigantesco. Durante este
período, sin embargo, las directrices del gobierno de Hugo Chávez eran las de
priorizar la asistencia de la gente a los centros electorales, a fin de
asegurar su triunfo político. De nada valieron las advertencias de grupos de la
sociedad civil que veían llegar una catástrofe de grandes proporciones.
En un momento, el 12 o 13 de diciembre, inclusive,
Chávez se refirió de manera arrogante a esas terribles amenazas de la naturaleza
y exclamó: “Digo como Bolívar, si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella
e haremos que nos obedezca”. Ya en el
litoral central se registraban muertes y el país entero estaba en emergencias. Ver
video de Hugo Chávez en plan demagógico: https://www.google.com/search?q=Chavez+reta+a+la+naturaleza%2C+desl%3Bave+de+Vargas&rlz=1C1TSNO_enUS474US474&oq=Chavez+reta+a+la+naturaleza%2C+desl%3Bave+de+Vargas&aqs=chrome..69i57j33i10i160.427363073j0j15&sourceid=chrome&ie=UTF-8#fpstate=ive&vld=cid:75a4f8e7,vid:jbsFwFoiZGw
Por un día crítico Chávez se desapareció
(corrió el rumor que se había ido a una fiesta en la Orchila) y, cuando reapareció,
trató de minimizar la dimensión de la tragedia. “Hay unos 35 cadáveres y
rezamos porque no hayan más víctimas”, dijo, pero terminó llamando a la gente a votar por su
“constitución”.
Toda Venezuela conoce el fin de esa trágica
historia: miles de muertos, miles de gentes desplazadas, muchos de quienes
nunca lograron encontrar de nuevo el rumbo. Gran corrupción en el manejo de los
dineros que trataron de llegar a
resolver la tragedia. Lo peor, sin embargo, fue el inmenso crimen de Hugo Chávez
de rechazar, por mezquindad y estúpidas razones ideológicas, la ayuda de USA a
la tragedia de Vargas, la cual hubiera salvado muchas vidas.
Las primeras
ofertas de ayuda por parte del gobierno estadounidense, en diciembre 1999,
incluían dos hospitales de campaña, 120 expertos en salvamentos y toneladas de
alimentos, pero fueron rechazadas por Chávez. En enero 2000 Estados Unidos
debió suspender el envío de 450 efectivos para asistencia y de maquinaria
pesada para construir carreteras debido al persistente rechazo de Hugo Chávez
de esa ayuda, la cual había sido expresamente pedida por el ministro de la
Defensa de Venezuela.
El 15 de diciembre Chávez había desestimado el pedido de Defensa Civil de
declarar una emergencia nacional, argumentando que no se justificaba. Todo el
esfuerzo del gobierno se enfocaba en la consulta sobre la constitución y,
pensaba Chávez, evacuar a la población del litoral significaba reducir la
cantidad de votantes que le darían la “victoria”.
La historia de cómo se
politizó la tragedia, como Chávez decidió llamar “dignificados” a los
damnificados, de la corrupción desatada en relación con los trabajos de
reubicación de estos compatriotas, es vergonzosa y revela la despreciable
dimensión moral de quién ya se convertía, aceleradamente, en dictador corrupto.
Luego vendrían en
rápida sucesión otros grandes crímenes, tales como la entrega de petróleo gratis
a los cubanos (una transferencia de dinero venezolano a Cuba que sobrepasaría
los $50000 millones, la entrega de la soberanía nacional al Castrismo (literalmente, una castración de la dignidad venezolana), la corrupción
creciente de la fuerza armada y sus bajísimos altos mando militares, la
importación de comida podrida hecha por PDVAL, el masivo endeudamiento con
China para financiar su campaña electoral, su morbosa insistencia de ser
presidente aun agonizando, el colapso material y moral de la nación, su muerte
en Cuba a manos de quien ya no lo veían útil y el traslado de su momia a un
sitio triste llamado “Cuartel de la Montaña”
donde ya nadie lo visita, excepto – dicen – quienes van a asegurarse que no ha
desaparecido.
Y, un gran crimen aún
después de su muerte, la permanencia en el poder de su remplazo elegido, ese supremo
insulto llamado Nicolás Maduro, la herencia maldita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario