MUERTE DEL PINTOR PABLO BENAVIDES.

EL PINTOR PABLO BENAVIDES

UNO DE SUS APACIBLES PAISAJES AVILEÑOS

Hace años, cuando iba a la oficina, bajando de los cerros de La Lagunita y el Alto Hatillo, por la carretera estrecha dotada de curvas,de esas que parecen una "ese", veía con frecuencia a un pintor solitario en una de las terrazas que ofrecen una vista incomparable del Avila y de Caracas. Un día no logré vencer mi curiosidad, estacioné el vehículo y me acerqué al pintor, a ver lo que pintaba. Era un paisaje del Avila, por supuesto, pero más que majestuoso, como los de Cabré, era íntimo y tierno. El pintor se volteó a mi llegada y me sonrió, dándome los buenos días. Le pedí perdón por mi intromisión pero no pareció estar molesto. A los minutos me despedí de él y seguí mi camino. Después lo vería en la carretera que va a La Guairita, pintando flores en los viveros de la zona. El pintor, Pablo Benavides, era un pintor de cosas bellas. Sus cuadros son un canto a la sencillez y a la alegría.

Acaba de morir a los 94 años. Me cuenta su hijo, Alvaro, que murió el Día de los Inocentes. No me sorprendió oirlo porque, en su sonrisa expresaba, el día que lo conocí, la bondad e inocencia de la niñez. Pareció ser uno de esos seres felices quienes nunca abandonan una actitud maravillada ante la naturaleza.