Una venezolana capturada en Caracas en la década de los 60 por robarle Bs. 60.000 a una compatriota al salir del banco llegó cuarenta años después a una posición muy elevada en el gobierno. También pudieron llegar a presidente de una empresa del estado y a alcalde de una gran ciudad el jefe de una padilla de ladrones y un secuestrador. Hampones ayer, funcionarios de alto nivel hoy. Hay otros quienes no han tenido que esperar décadas para sufrir la transformación sino que desde el principio han compartido la dos características simultaneamente, la de gerentes y hampones. En esa clasificación dual podemos mencionar a ministros de finanzas que reciben jugosas comisiones por estafar al erario público, a oficiales del ejército de alta graduación que han manejado programas sociales o proyectos agrícolas y a magistrados del Tribunal Supremo de Justicia que se convierten en negociantes de bienes raíces. En fin, de todo hay en este régimen que ostenta el poder en nuestro país.
En otro plano vemos como la gerencia de la empresa Pandilla de Villanos, Sociedad Anónima (PDVSA) , le está pidiendo, exigiendo es el término, a sus empresas acreedoras una modesta rebaja del 40 por ciento de la deudas. Les dan plazo de pocos días para decidirse. La deuda que la pandilla mantiene con empresas contratistas de mediano tamaño ya asciende a casi $8000 millones, suma que es más del doble de la adeudada el año 2008. Algunas de las deudas tienen más de un año de antiguedad, por lo cuál resulta ridículo demandar una rebaja, cuando lo que debería existir son intereses de mora.
El presidente de la pandilla de villanos, sociedad anónima, argumenta en El Universal: “no me pueden pedir que reconozca una deuda de unos contratos con los cuáles no estamos de acuerdo”. Uno se pregunta quien firmó esos contratos. Uno se asombra al oír a un funcionario público decir que él no reconoce deudas contractuales porque no está de acuerdo. Este es un país donde no existe el estado de derecho sino la voluntad impune de una pandilla.
Para cancelar las deudas “espontáneamente” reducidas por los contratistas la empresa PDVSA emitió apresuradamente bonos en bolívares “oficiales” que serían eventualmente redimidos en dólares. Muchos analistas han criticado el mecanismo y naturaleza de esta emisión de nueva deuda para el país, la cuál ya llega a uno $70.000 millones, más del triple de la encontrada por Chávez a su llegada al poder.
Que diferencia existe, pregunto, entre alguien quien asalta a una persona a mano armada para robarle sus ahorros (un hampón, como lo llaman en los periódicos) y un gerente que obliga a sus acreedores a transarse por la mitad de lo que se les debe, so pena de no cobrar nada (un gerente, como se les llama en la prensa)? Mi formación no me permite hacer mayor diferencia entre estos dos especímenes. En la Venezuela actual ninguno de los dos es castigado. Con frecuencia es promovido.
En otro plano vemos como la gerencia de la empresa Pandilla de Villanos, Sociedad Anónima (PDVSA) , le está pidiendo, exigiendo es el término, a sus empresas acreedoras una modesta rebaja del 40 por ciento de la deudas. Les dan plazo de pocos días para decidirse. La deuda que la pandilla mantiene con empresas contratistas de mediano tamaño ya asciende a casi $8000 millones, suma que es más del doble de la adeudada el año 2008. Algunas de las deudas tienen más de un año de antiguedad, por lo cuál resulta ridículo demandar una rebaja, cuando lo que debería existir son intereses de mora.
El presidente de la pandilla de villanos, sociedad anónima, argumenta en El Universal: “no me pueden pedir que reconozca una deuda de unos contratos con los cuáles no estamos de acuerdo”. Uno se pregunta quien firmó esos contratos. Uno se asombra al oír a un funcionario público decir que él no reconoce deudas contractuales porque no está de acuerdo. Este es un país donde no existe el estado de derecho sino la voluntad impune de una pandilla.
Para cancelar las deudas “espontáneamente” reducidas por los contratistas la empresa PDVSA emitió apresuradamente bonos en bolívares “oficiales” que serían eventualmente redimidos en dólares. Muchos analistas han criticado el mecanismo y naturaleza de esta emisión de nueva deuda para el país, la cuál ya llega a uno $70.000 millones, más del triple de la encontrada por Chávez a su llegada al poder.
Que diferencia existe, pregunto, entre alguien quien asalta a una persona a mano armada para robarle sus ahorros (un hampón, como lo llaman en los periódicos) y un gerente que obliga a sus acreedores a transarse por la mitad de lo que se les debe, so pena de no cobrar nada (un gerente, como se les llama en la prensa)? Mi formación no me permite hacer mayor diferencia entre estos dos especímenes. En la Venezuela actual ninguno de los dos es castigado. Con frecuencia es promovido.
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