Luis Vicente León, no vayas a Estocolmo!

El talentoso analista político Luis Vicente León ha escrito un artículo en El Universal de ayer domingo ( “Es Chávez un dictador?”) que siento la necesidad de comentar, por dos razones. Ambas son importantes, aunque una menos que la otra. La menos importante es que León menciona al inicio de su artículo los esfuerzos, por parte de un “importante articulista” venezolano refugiado en una universidad del exterior, en escribir “mandamientos” para quienes tienen “el mál gusto de vivir en esta sampablera”.

Obviamente ese no soy yo. Vivo afuera pero no estoy refugiado en una universidad. Escribo sobre mi país aunque no trato de imponerle mandamientos a nadie. Pero si soy miembro de ese grupo a quien León trata con cierta e inmerecida dureza.

Luis Vicente debería tener cuidado en tratar de invalidar opiniones de compatriotas solo porque están fuera del país. Lo digo porque tengo ocho años fuera de mi país pero creo estar más “adentro” en el conocimiento de lo que nos está pasando que muchos de los compatriotas quienes nunca han salido de nuestras fronteras. Eso es algo que León, intelectualmente sofisticado y bien informado, debe saber.

Lo más grave del artículo es lo segundo. León plantea la pregunta: “Es Chávez un dictador?” y la responde de manera inequívoca: “No es verdad que Chávez sea un dictador”. Y define el chavismo, de manera generosa y blanda, como una "democracia procedimental”. De poco vale que Luis Vicente añada que Chávez tampoco es un demócrata, lo cual significa, entonces, que debe ser un viajero de las estrellas, un ser extra galáctico. Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario.

Lo que considero grave sobre la afirmación de Luis Vicente León es que, en base a todos los textos de politología, en base a todos los criterios sobre los cuales definir un régimen de gobierno, este régimen de Hugo Chávez no puede sino ser clasificado como una dictadura. Por cierto, el término de régimen “híbrido” (Corrales y Peinfold) no le cuadra nada bien.

Todos los textos de politología definen a una dictadura como un sistema en el cual han desaparecido los contrapesos institucionales y un solo hombre ejerce el poder de manera absoluta. Un sistema donde no existe la transparencia y la rendición de cuentas en el manejo de los dineros de la nación, lo cual hace posible la aparición de una hiper-corrupción. Un sistema en el cual no hay respeto por la disidencia y hay presos políticos, encarcelados de manera arbitraria. Un sistema donde el odio ha reemplazado el llamado a la convivencia y donde el lenguaje del presidente es grosero e inaceptable. Un sistema en el cual la constitución se ha convertido en la puta del pueblo.Un sistema en el cual otros países controlan parte importante de nuestra soberanía. Si esto no se parece a lo que tenemos, entonces Fidel Castro está cerca de ser como la Madre Teresa.

Este artículo de Juan Vicente León parecería ser una preocupante indicación de que algunos de nuestros más destacados analistas se encuentran amenazados por el síndrome de Estocolmo. Si uno fuera tan duro como León en las apreciaciones sobre quienes están afuera y adentro del país, uno pensaría que ese progresivo afecto por el déspota que experimentan algunos de quienes se han quedado es, precisamente, uno de los principales síntomas de aquél síndrome, también llamado el síndrome de Patty Hearst, aquella mujercita quien terminó como miembro de la pandilla de malhechores que la había raptado.

No vayas a Estocolmo, Luis Vicente. Esto sería el colmo.