lunes, 26 de noviembre de 2012

Empresas petroleras y autócratas: una danza peligrosa


ChevronTexaco: bailando con escorpiones en Argentina

En 2004, en ocasion del referendum sobre la continuación de Hugo Chávez en el poder, el sátrapa le pidió a ExxonMobil que firmase publicamente un acuerdo sobre un proyecto petroquímico que la empresa deseaba llevar a cabo. Esa firma pública significó inevitablemente un endoso de la empresa al presidente. En un libro sobre la empresa (“Private Empire”, 2012) Steve Coll narra como el embajador de USA en Venezuela, Charles Shapiro, le criticó a ExxonMobil ese apoyo y como la empresa respondió que Lee Raymond, su chairman, hubiera decidido hasta entrevistarse personalmente con Chávez, a fin de obtener la luz verde para el proyecto.

Esta entrega de ExxonMobil a Chávez no le salvó de ser incluída posteriormente entre las empresas cuyos contratos en la Faja del Orinoco cambiarían de manera abusiva. Dice Coll en su libro que esta vez la empresa decidiría luchar e irse del país.  En 2007 Chávez anunció que PDVSA iba a convertirse en el operador exclusivo en la Faja y que todas las empresas petroleras debían ajustarse a una posición accionaria minoritaria. Eso sí, aunque minoritarios, deberían financiar toda la operación, ya que PDVSA mostraba señales progresivas de descapitalización debido a su conversión en un gigantesco instituto de beneficencia. La empresa estatal ya se dedicaba a importar y distribuir comida, muchas veces podrida, a sembrar yuca y muchas otras actividades que no tenían relación alguna con petróleo.

Aunque la mayoría de las empresas extranjeras aceptaron resignadamente estos cambios contractuales ExxonMobil no lo hizo y terminó saliendo de Venezuela y abandonando la Faja del Orinoco, uno de los mayores depósitos de petróleo remanentes en el planeta. Al salir introdujo procedimientos de arbitraje contra PDVSA en la Corte Internacional de Arbitraje y en el Banco Mundial. En paralelo logró congelar $300 millones de dinero de PDVSA por varios años, hasta que la decisión de la Corte Internacional de Arbitraje ordenó a PDVSA pagar $750 millones a ExxonMobil  y se incluyó ese dinero como parte del pago.

Estas posturas variables de ExxonMobil en su relación con Chávez revelan como el pragmatismo frecuentemente  domina las relaciones de las grandes empresas petroleras con los gobiernos autoritarios. Lo que hizo ExxonMobil en Venezuela al ceder a los abusos de Chávez lo ha hecho en otros países del mundo:  en Chad, Indonesia, Guinea Ecuatorial o Rusia. El objetivo ultimo de la empresa es mantener una operación lo más rentable posible.

Sin embargo, su postura al enfrentarse a Chávez en 2007  pareció atender más a los principios que al simple interés corporativo.

Las relaciones de las empresas petoleras internacionales con autócratas es un tema fascinante que no ha sido objeto de mucho estudio. En Venezuela y América Latina ExxonMobil no ha sido la única empresa que ha tenido posturas variables con regimenes autocráticos. Por ejemplo, ChevronTexaco le inyectó al régimen chavista unos dos mil millones de dólares este año, lo cual le sirvió al autócrata para consolidarse en el poder. Al mismo tiempo, esta empresa ha sido la víctima de un grosero intento de despojo multimillonario por parte del régimen aliado de Rafaél Correa en Ecuador. Pero, en paralelo, la empresa se alinea con el gobierno de la desprestigiada Cristina Fernández en Argentina, otra aliada de Chávez, para desarrollar los negocios de una empresa que la ha sido arrebatada irregularmente  a Repsol. Para añadir al enredo, Argentina parece estar propiciando la congelación de activos de la empresa debido al problema ecuatoriano. Estas diferentes posturas de ChevronTexaco en diferentes países son adoptadas por la misma gerencia de la empresa, la que maneja los asuntos latinoamericanos desde Miami.

Lo que digo arriba  no pretende ser un juicio de valor sobre la ética empresarial de estas corporaciones petroleras, ya que sería preciso examinar en detalle las razones y las circunstancias en las cuales basan sus decisiones,  sino llamar la atención a la complejidad de la industria petrolera internacional , a los enormes intereses financieros que están en juego y de como estos factores inciden sobre la ética empresarial.  Hubo una época en la cual los accionistas de una empresa eran solamente sus inversionistas y empleados. Hoy en día se acepta que los accionistas de una empresa inluyen a los clientes y a las comunidades.  Lo que pudiera llamarse gerencia blanda incluye no solo el deseo de maxima rentabilidad que caracteriza la gerencia dura,  sino consideraciones sobre el  papel de la empresa en el  bienestar colectivo de las sociedades en las cuales se encuentra activa.  

En este nuevo ambiente ético mundial sería conveniente que las empresas petroleras se alinearan con el bienestar colectivo, aun a expensas de ventajas económicas de corto plazo. Si no lo hacen no serán mejores que los autócratas con quienes tienen que convivir para llevar a cabo sus actividades.

 

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Money makes the world go around

Anónimo dijo...

EN UNA SOLA FRASE CORONEL:SOMOS SOBERANOS.
POR QUE TE DUELE ESO?
JG

Anónimo dijo...

Soberanos bolsas!!!!

Anónimo dijo...

Soberanos subditos de Fidel Castro y su titere chaburrin. Con las notarias, puertos y aeropuertos en manos de los insolentes invasores, hemos quedado como el pueblo mas sumiso,manso y entreguista del planeta. Que pena me das venezuela (ahora capitania general de cuba conocida como cubazuela).

Piquijuye.

Anónimo dijo...

POR QUE SERA QUE LES DUELE LA VERDAD¡¡¡¡
JG