Hugo Chávez ha sido enterrado de
nuevo. Aunque los venezolanos todavía no sabemos cuando murió ni donde están
sus restos, lo que a fin de cuentas parece evidente es que su memoria ha sido
enterrada en la mente de la mayoría de los venezolanos que una vez lo siguieron.
Ya pocos hablan del difunto, pocos lo lloran, nadie parece pensar seriamente
que dejó huella de estadista. Al contrario, poco a poco pero de manera
inexorable aflora la certeza de su corrupción, de su cursilería, de su falta de
grandeza. La imagen que conjura es la de un Mugabe o un Adi Amin pero no la de
un Mandela o un Ataturk. Hoy, hasta los venezolanos menos informados saben que
el país está en la ruina, se dan cuenta de que a pesar del inmenso ingreso
petrolero debemos seis veces más de lo que debíamos cuando el difunto llegó al
poder y hemos entregado nuestra soberanía política a Cuba y nuestra soberanía
económica a China. Solo Nicolás persiste en su absurda creencia de que el
difunto es ahora un pájaro y se permite enviarle a Obama una carta en su nombre
que es una pieza antológica de la geocursilería, verla aquí: http://fotos2013.cloud.noticias24.com/CARTA%20AL%20PRESIDENTE%20OBAMA.pdf
. Allí Nicolás habla de Caracas, cuna del
libertador Simón Bolívar y envía la carta en nombre del Comandante Hugo Chávez. *
Como hemos llegado hasta aquí?
Como nos ha sucedido esto? se pregunta el país. Les aseguro que no fué mala
suerte, ni intervención de la CIA. Fué ineptitud y corrupción por parte de una
pandilla ignorante y codiciosa que, llegada al poder, decidió que se iba a
“desquitar” de un pasado en el cual no “les había tocado nada”, ya que en sus
mentes el ingreso nacional es una piñata para que cada quien agarre lo que
puede. Una pandilla que ha convertido el gobierno en una orgía de la mediocridad.
Hoy Venezuela anda en barrena,
manejado por el hombrillo por el heredero del difunto, quien lo impiso como una
última bofetada a la nación venezolana. Y a pesar de los esfuerzos de ese
analfabeta que está en Ciliaflores ya casi
nadie se acuerda del difunto a escasos meses de su muerte. Se hacen algunos intentos
de reavivar su memoria, que si un Centro de Hartos Estudios por aquí o un homenaje
de UNASUR más allá o una estatua gigante en preparación, para colocarla quien
sabe donde, la cual correrá la misma suerte que la de Sadam Husein. Al país
miserable, sin comida en los mercados, sin divisas, sin luz eléctrica
confiable, hasta sin papel tualé, ya poco le importan estos intentos de recordar
un pasado que luce neandertálico y se ve como la causa de los presentes males.
Este olvido de quien fué en un
momento el gran taita, el supremo distribuidor de dinero, el “líder” de las
fuerzas “progresistas” del hemisferio, pareciera inexplicable, dada la inmensa
magnitud de la limosna que el difunto distribuyó entre la población. Aunque
ello fué politicamente beneficioso para consolidar su poder fué inútil como solución estructural a la pobreza
. Creó una ilusión de bienestar que fué lo que la insulina es para la diabetes, una cura
temporal que desaparece al no continuar administrándose día trás día. El dinero
petrolero le permitió al difunto darles un pez al día a sus seguidores, sin
enseñarlos a pescar. Hoy ellos se sienten más pobres y desasistidos que nunca
porque ha cesado la lluvia de dinero que les permitía creer que habían salido
de la pobreza, mientras que nadie se ha molestado en enseñarlos a crear
riqueza. Peor aun, al no recibir ya lo que “les correspondía” se sienten
tentados a obtenerlo por cualquier otra vía. De allí el aumento de la
criminalidad en las calles y de la corrupción en las oficinas públicas, donde
2.3 millones de burócratas luchan por repartirse un botín cada vez más escaso.
Como en 1998 la mesa está servida
para un cambio radical. Pero este cambio todavía estaría afligido por muchas
de las lacras de los pasados 15 años, a
menos que los venezolanos nos decidamos a abandonar el lema que nos ha
caracterizado por demasiado tiempo: el “como quedo yo ahí”, reemplazándolo por
por una actitud de verdadera solidaridad social. De no hacerlo así estaríamos
simplemente creando otra futura momia.
NOTA *
La carta a Obama es realmente de
una intolerable patanería. Pretende ser un llamado a la paz pero es insultante en
su intento de dar lecciones a otro presidente. Pretende ser de un estadista
pero es de un bufón. Ignora que en Siria ya han fallecido más de 100.000
personas sin que el régimen venezolano dijera ni pío. Por cierto, la firma de
Nicolás es tan ridícula como el texto de la carta.
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