Un país que obtiene todos sus
ingresos de divisas de una sola actividad, el petróleo, y cuyo régimen gasta
todo y más de lo que le ingresa, enfrenta graves problemas cuando los ingresos
petroleros merman. Debe entonces echar mano del endeudamiento. Tal es el caso
de Venezuela en este momento. Con la producción petrolera declinando, el
régimen ha recurrido a los préstamos. Ha
emitido bonos, le pide dinero a las empresas petroleras foráneas y, sobre todo,
le pide dinero a China. El monto de las deudas de la nación es hoy del órden de
los $180.000 millones y crece a diario. Un gravísimo crímen que se comete
contra el país.
Pero lo que es aun más trágico es
que el ingreso petrolero más las
deudas todavía no son suficientes para satisfacer las necesidades y la codicia
del inepto y corrupto régimen que
acogota al país. Enormes fortunas se han creado como producto de la orgía de
latrocinio y podredumbre llevada a cabo por la llamada boliburguesía, en conchupancia con los miembros del régimen
castrista-chavista-madurista. Desde hace
algunos años, por lo tanto, el régimen ha comenzado a buscar dinero en otras
actividades, entre ellas, el narcotráfico.
Los indicios ya son demasiado
abundantes sobre una Venezuela que se está convirtiendo en un narcoestado. A
medida que el ingreso petrolero baja, el
dinero generado por la distribución de la droga ha comenzado a reemplazarlo. La caja negra que es PDVSA pudiera, y digo
pudiera, porque no tengo pruebas, estar compensando parte de la baja en la producción petrolera con la
actividad de la droga. Es algo que debería investigarse, excepto que no hay en
Venezuela quien esté dispuesto a hacerlo.
El gobierno de los Estados Unidos
ha señalado a una media docena de altos funcionarios del régimen como
colaboradores en el tráfico de drogas. Y el reciente alijo de más de una
tonelada de droga que fue colocado en un avión de Air France en Caracas ha sido como la gota que
rebasó el vaso de nuestra sospecha. En ese suceso hay militares de alta
jerarquía involucrados, no solamente dos
sargentos y un teniente. Este es un alijo monumental que debe ser el producto
de una red de narcotraficantes, no de unos pececillos aislados. Y todo apunta
hacia el régimen. Lo peor de esto es que
el tradicional árbitro de la política venezolana, la fuerza armada, es hoy una
institución desprestigiada, con altos oficiales señalados como participantes en
el crimen de la droga. Circulan por Internet cuatro nombres de generales de la Guardia
Nacional quienes pudiesn ser los principales involucrados en el caso del avión
de Air France, lo cual apunta hacia ramificaciones en lo más alto de la
administración pública venezolana.
Un Informe del congreso estadounidense, ver http://fpc.state.gov/documents/organization/142364.pdf
ya señalaba en 2010 la creciente
mportancia de Venezuela en la distribución de droga a USA y Europa y catalogaba
a Venezuela y a Bolivia como países que no colaboran en la lucha contra esta
distribución. La razón parece ser que la Guardia Nacional, organización que
debería ocuparse de ello es, precisamente, la que está más involucrada en la
criminal operación. Y un cuerpo armado no puede estar involucrado sin que lo
sepan los otros cuerpos de la fuerza armada y el régimen que hoy tiene el poder
en Venezuela.
Hasta donde llega la podredumbre?
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