martes, 4 de agosto de 2015

Carta al nuevo presidente de FEDECAMARAS




Sr. Francisco Martínez García
Presidente de FEDECAMARAS
Apreciado Sr. Martínez:
Le escribo esta carta para comentar algunas de sus recientes declaraciones como nuevo presidente del organismo empresarial.
Pienso que esas declaraciones, cuando se leen en el contexto de la actual situación venezolana, representan una posición melosa y, sin quererlo, hasta colaboracionista con el régimen que ha arruinado a Venezuela. Ha dicho usted, en el programa televisivo de José Vicente Rangel, uno de los grandes responsables por la debacle venezolana: "el diálogo es el vehículo ideal para acordar, para llegar a esos acuerdos fundamentales que son tan necesarios. El sector público y el sector privado tienen que sentarse (a dialogar), porque eso es lo que necesita el país” Y agregó usted: “el diálogo jamás puede ser una imposición, el dialogo tiene que ser ese reconocimiento mutuo y, por sobre todo, es que el país lo está requiriendo de esa manera".
No creo exagerar al decir que presentarse usted en el programa televisivo de José Vicente Rangel demuestra carencia de sensibilidad democrática y de conciencia oposicionista. Rangel es una de las más funestas figuras de un régimen que ha confiscado propiedad privada, ha perseguido empresarios y otros venezolanos decentes y se ha caracterizado por su rapacidad y corrupción. Ir a su programa es, ante los ojos de los demócratas venezolanos, validar al régimen.
Luego aboga usted por un diálogo que sabe imposible y, debería saber, inmoral, puesto que no puede existir un diálogo entre gente de bien y criminales. Como usted admite de seguidas, ese diálogo conduciría a un “reconocimiento mutuo”. Es decir, ellos los reconocerían a ustedes como empresarios y ustedes los reconocerían a ellos como un gobierno legítimo, con el cual es posible coexistir pacíficamente. No me molestaré en decirle lo que esto significa, Sr. Martínez.  
En paralelo con este acercamiento a un régimen perverso para, quizás,  tratar de apaciguarlo, hace usted una gran demostración de insensibilidad:. Le pide paciencia y civismo al pueblo de San Félix y de otras regiones del país, quienes han llevado a cabo protestas desesperadas en contra del hambre y la miseria, las cuales han resultado en muertes inocentes. Dice usted: “Más que todo es un llamado a la ciudadanía, es un llamado al comportamiento cívico”. Y prosigue: “Venezuela tiene una modernidad y esto implica ciudadanía, todos sabemos el problema de poder adquirir los productos, pero el consumidor debe entender que los negocios, los empresarios, estamos haciendo lo más humanamente posible para mantener los negocios y ofrezcan la calidad de servicios que se merecen los consumidores y así poder superar la crisis económica”. 
Sr. Martínez, como puede usted pedir civismo a un pueblo desesperado? Por qué no le exige usted al régimen que cese en sus sádicas políticas que son las que nos han llevado a este estado de cosas? Como pedirle paciencia a un pueblo que tiene 16 años acogotado por un régimen abusivo y despótico? Es al régimen a quien hay que reclamarle sus crímenes, no a la gente por su “impaciencia”.
Hasta en su defensa de POLAR muestra usted debilidad. Usted dice:  “No entendemos la lógica económica para atacar a Polar y esto definitivamente afectará la logística operativa para la distribución de alimentos por parte de esas cinco empresas que están involucradas; están involucrados 1.500 empleos directos y 4.000 empleos indirectos y esto genera preocupación”. Su desacuerdo es razonado económicamente: puestos de trabajo, logística operativa, lógica económica”. Pero es que este ataque a POLAR es un crimen contra la Nación, Sr. Martínez. Y no es el único, es apenas el último. Usted tiene que saber que son centenares las empresas que han sido hostigadas, expropiadas, arruinadas. Lo que FEDECAMARAS debe hacer es erguirse frente al régimen, diferenciarse claramente del régimen.

Sí, Sr. Martínez, ya sé que no vivo en Venezuela, que no soy un empresario, que no tengo nada que perder y por ello hablo así, que si tuviera una fábrica en La Victoria no me sentiría tan valiente, que soy un anciano avinagrado. 
Todo eso es verdad y ya me lo han dicho,  pero ello no varía ni un milímetro el hecho que resalto aquí, que FEDECAMARAS esté hoy de rodillas.
 Y alguien tiene que decirlo. Por las razones arriba expuestas, lo digo yo porque usted no parece estar dispuesto a decirlo, todo lo contrario,
Saludos,

Gustavo Coronel  

2 comentarios:

Luis Rincones dijo...

Propongo cambio de nombre de nuestra moneda, sugiero "Peso Chávez"

Anónimo dijo...

DECLARACIONES DE IVAN CARRATU SOBRE EL DIA 4 DE FEBRERO DE 1992:

"Llamé al director de la Disip, le pedí una unidad a mi orden. El general Ojeda Valenzuela, director de Tránsito Terrestre. Estas tres personas estaban apoyando al presidente Pérez en el manejo del control. Periféricamente, estaban Carlos Blanco y el ministro de Defensa y general de división, Fernando Ochoa Antich, quien no hablaba ni decía un coño. Ese tipo solo cometía errores y decía sandeces.

”El Alto Mando Militar estaba disperso, en vez de presentarse a Miraflores a dirigir con el Presidente. Ese Alto Mando no apareció. El General Iván Darío Jiménez no apareció; el Almirante Elías Daniels, Inspector de las Fuerzas Armadas, no apareció. El Comandante de la Armada no apareció; el Comandante del Ejército, Rangel Rojas, no se presentó ni apoyó al Gobierno. Y el Comandante de la Guardia, el General Maya Cardona, me dijo: ‘Carratú, debemos tener control sobre Caracas y dominar al ejército. El ejército es el que está alzado. Dame tres horas para yo controlar a Venezuela con la Guardia Nacional’. Y la Guardia Nacional controló Venezuela. Claro, apoyó el ejército, pero fue la Guardia Nacional, porque en el ejército, de los generales para abajo todos estaban comprometidos. Y cuando veo que llegan personas a Miraflores a hablar por los rebeldes…, que si los rebeldes se habían equivocado, que si eran pocos oficiales, que si era una logia… Ochoa Antich decía que era una pequeña logia de militares confundidos, que no tenía arraigo en el ejército. Y yo le dije: ‘se movilizaron más de 700 profesionales del ejército y como siete, ocho mil hombres… ¿cómo que se equivocaron?, ¿cómo que fue una pequeña logia? No, mire, aquí la vaina es más grande’. Entonces comencé a ver la costa de cerca; el desastre que era el país y una crisis creada por las mismas instituciones democráticas. Y me dije: ‘el país se jodió’. Pero ese ‘se jodió’ no tenía la dimensión de donde estamos ahorita ni de dónde nos falta por llegar".