Durante los últimos meses Petróleos de Venezuela, la empresa propiedad de la casa matriz “Chávez y Ramírez, SRL”, ha instituído un estado de terror en el Zulia, confiscando empresas contratistas en nombre de una hipotética “soberanía nacional”. El discurso de quienes manejan esta desprestigiada empresa pseudo petrolera es incendiario, amenazador, de tierra arrasada.
Una presentación del Ing. Néstor Borjas Duarte, presidente de FEDECAMARAS del Zulia, ofrece un resumen de esta verdadera tragedia que ha provocado, según los empresarios, una caída del 49 por ciento en los ingresos fiscales de la nación en esa región zuliana.
Dice Borjas Duarte que las confiscaciones de PDVSA, en actos abusivos de grotesco patrioterismo, han afectado directamente a 105 empresas contratistas de PDVSA, las cuales empleaban a unas 9600 personas. Indirectamente han sido afectadas 800 pequeñas y medianas empresas que empleaban unas 20.000 personas y un universo de 5000 microempresas con 80.000 empleados. Estas confiscaciones se han debido a la estrategia perversa por parte del régimen que consiste en no pagar sus deudas. PDVSA debía a sus contratistas venezolanos en Diciembre 2008 la suma de $7858 millones y a sus contratistas internacionales la suma de $2500 millones, para un gran total de deudas, para ese momento, de $10358 millones. Solo a las contratistas zulianas PDVSA les debía $3100 millones. Para no pagarles decidió, de manera abusiva y criminal, apropiarse de ellas mediante resoluciones gubernamentales escritas en un lenguaje arbitrario (“se toma posesión y control de los bienes”) sin que se lleven a cabo las debidas y oportunas compensaciones.
El resultado de este asalto, literalmente a mano armada, porque Chávez se hizo acompañar de la fuerza armada cuando dió su discurso patriotero, a lo Cipriano Castro, ha sido trágico. Cuando se llevaron a cabo estos asaltos gangsteriles PDVSA producía 860.000 barriles diarios en el Zulia. Hoy produce alrededor de 650.000 barriles diarios, lo cual representa una pérdida de ingresos para la nación de unos $15 millones diarios, es decir, unos $5400 millones al año.
Los asaltantes de PDVSA capturaron 930 lanchas y hoy están solo 113 en actividad; 97 remolcadores, de los cuales quedan 20 activos y 30 gabarras, de las cuales solo 15 permanecen trabajando. PDVSA es, para todo efecto práctico, el equivalente venezolano de los grupos terroristas de Nigeria.
Esta torta macabra ha tenido una guinda, la confiscación de los taladros de la empresa Helmerich y Payne, la cual llevaba 50 años de actividad en el país. La estrategia que sirvió de base a este nuevo asalto es la misma: no pagar las deudas contraídas con la empresa y pretender pagarles los taladros, si es que se los pagan, a precio de valor en libros. El problema es que en los Estados Unidos PDVSA tiene activos (CITGO) que son eminentemente vulnerables a un embargo. Esta acción de piratería de PDVSA puede salirle muy cara a la nación, no a Chávez y Ramírez que no arriesgan lo suyo sino lo que nos pertenece a todos los venezolanos. En efecto, USA ya no requiere del petróleo venezolano como lo requería antes. Los volumenes de nuestros crudos que van a USA han bajado ya en unos 300.000 barriles diarios desde que el consorcio Chávez y Ramírez, SRL tomó posesión de PDVSA. En especial, las gasolinas que constituían el principal flanco vulnerable de USA en su relación con nuestro país han dejado de ir hacia USA, porque PDVSA ya no produce sino para alimentar el mercado doméstico. En el tragi-cómico Informe Anual de PDVSA para 2009 esto se admite con desparpajo.
Estamos pués en una situación de extrema peligrosidad nacional, todo debido a la insensatez de estos malandros.
Una presentación del Ing. Néstor Borjas Duarte, presidente de FEDECAMARAS del Zulia, ofrece un resumen de esta verdadera tragedia que ha provocado, según los empresarios, una caída del 49 por ciento en los ingresos fiscales de la nación en esa región zuliana.
Dice Borjas Duarte que las confiscaciones de PDVSA, en actos abusivos de grotesco patrioterismo, han afectado directamente a 105 empresas contratistas de PDVSA, las cuales empleaban a unas 9600 personas. Indirectamente han sido afectadas 800 pequeñas y medianas empresas que empleaban unas 20.000 personas y un universo de 5000 microempresas con 80.000 empleados. Estas confiscaciones se han debido a la estrategia perversa por parte del régimen que consiste en no pagar sus deudas. PDVSA debía a sus contratistas venezolanos en Diciembre 2008 la suma de $7858 millones y a sus contratistas internacionales la suma de $2500 millones, para un gran total de deudas, para ese momento, de $10358 millones. Solo a las contratistas zulianas PDVSA les debía $3100 millones. Para no pagarles decidió, de manera abusiva y criminal, apropiarse de ellas mediante resoluciones gubernamentales escritas en un lenguaje arbitrario (“se toma posesión y control de los bienes”) sin que se lleven a cabo las debidas y oportunas compensaciones.
El resultado de este asalto, literalmente a mano armada, porque Chávez se hizo acompañar de la fuerza armada cuando dió su discurso patriotero, a lo Cipriano Castro, ha sido trágico. Cuando se llevaron a cabo estos asaltos gangsteriles PDVSA producía 860.000 barriles diarios en el Zulia. Hoy produce alrededor de 650.000 barriles diarios, lo cual representa una pérdida de ingresos para la nación de unos $15 millones diarios, es decir, unos $5400 millones al año.
Los asaltantes de PDVSA capturaron 930 lanchas y hoy están solo 113 en actividad; 97 remolcadores, de los cuales quedan 20 activos y 30 gabarras, de las cuales solo 15 permanecen trabajando. PDVSA es, para todo efecto práctico, el equivalente venezolano de los grupos terroristas de Nigeria.
Esta torta macabra ha tenido una guinda, la confiscación de los taladros de la empresa Helmerich y Payne, la cual llevaba 50 años de actividad en el país. La estrategia que sirvió de base a este nuevo asalto es la misma: no pagar las deudas contraídas con la empresa y pretender pagarles los taladros, si es que se los pagan, a precio de valor en libros. El problema es que en los Estados Unidos PDVSA tiene activos (CITGO) que son eminentemente vulnerables a un embargo. Esta acción de piratería de PDVSA puede salirle muy cara a la nación, no a Chávez y Ramírez que no arriesgan lo suyo sino lo que nos pertenece a todos los venezolanos. En efecto, USA ya no requiere del petróleo venezolano como lo requería antes. Los volumenes de nuestros crudos que van a USA han bajado ya en unos 300.000 barriles diarios desde que el consorcio Chávez y Ramírez, SRL tomó posesión de PDVSA. En especial, las gasolinas que constituían el principal flanco vulnerable de USA en su relación con nuestro país han dejado de ir hacia USA, porque PDVSA ya no produce sino para alimentar el mercado doméstico. En el tragi-cómico Informe Anual de PDVSA para 2009 esto se admite con desparpajo.
Estamos pués en una situación de extrema peligrosidad nacional, todo debido a la insensatez de estos malandros.
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