Acabábamos de poner en nuestro blog un escrito sobre el galopante deterioro mental de Hugo Chávez, cuando recibimos la noticia que Ahmadinajed, el loquito iraní, se acaba de nombrar Ministro de Energía y Minas de allá, y piensa ir a la OPEP. Me recordó a Pérez Jiménez cuando era dictador y “se reservaba el Ministerio de la Defensa”.
Chávez y Ahmadinejad parecen estar jugando un ajedrez de la locura.
Chávez mueve su caballo y le ordena un segundo satélite artificial a los Chinos para que le vean el terreno de cerca. Ahmadinejad le responde con su alfil y se auto-nombra Ministro de Energía y Minas. Chávez le promete $800 millones para que los invierta en un campo de gas allá y Ahmadinejad le responde prometiéndole unos misiles para que se los zumbe a los colombianos, a los guyaneses o a los mismos gringos.
Este es un ajedrez de la locura, jugado por un par de orates frente a dos grandes audiencias inmovilizadas por el terror.
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