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Si el régimen no acata la sentencia, como se rumora, entonces el país democrático tendría que exigir su inmediata expulsión del sistema interamericano. Si la OEA no actuara con la debida prontitud y decisión ello aceleraría la crisis del sistema, una crisis que se viene gestando desde hace algún tiempo. Y si la crisis sirve para definir, de una vez por todas, quien es quien en el sistema, bienvenida sea. Ya es hora de establecer la naturaleza forajida de los países del Alba, los cuales actúan como agentes destructivos dentro del sistema.
Los representantes del régimen chavista, Germán Saltrón y la moralmente grotesca presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, Luisa Estella Morales, alegan que una sentencia favorble a López “favorecería la corrupción” y “desestabilizaría al gobierno”. Olvida Saltrón que López no ha sido objeto de condena alguna por corrupción, mientras que la Morales se revela lista para desconocer las obligaciones internacionales del país, a fin de proteger politicamente a su jefe.
La sentencia próxima a publicarse ya ha tenido la virtud adicional de mostrar, en toda su fealdad, la cara hamponil del régimen. Esperamos que nuestro amigo Leopoldo López vea restituída su elegibilidad para optar a la función pública y pueda unirse al excelente gupo de pre-candidatos de la oposición: María Corina Machado, Henrique Capriles, Antonio Ledezma y Pablo Pérez. Cualquiera de ellos que resulte seleccionado como candidato (a) de la oposición puede liderar un nuevo gobierno civilizado, urgentemente requerido por Venezuela, el cual cuente con la asesoría de líderes honestos y experimentados a lo Oswaldo Alvarez Paz.
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