lunes, 24 de junio de 2013

Otra "partía"?


         
  Solución o illusion?

Cuando éramos niños y jugábamos “pelota” la “partía” podia llegar a extremos tan asimétricos de 11x0 o 32x1 que los jugadores se aburrían y comenzaban a pedir “otra partia”. Se terminaba la que estaba en curso y se procedía a estructurar nuevos equipos, tratando de que la contienda futura fuera más balanceada.

A veces, cuando escucho a distinguidos analistas politicos como Oswaldo Alvarez Paz o Alberto Quirós Corradi hablar de una nueva Constituyente como la solución posible a nuestra pesadilla institucional y social, ello simplemente  me  suena a pedir “otra partía”.  Un deseo de los jugadores frustrados para recomenzar, confiando en que la nueva “partía” si será lo que ellos desean que sea.

También de mi niñez recuerdo un dicho, no muy elegante pero popular entre mi mayores: “deseos no empreñan”, el cual relaciono – de igual manera – con el pedido de una nueva Constituyente.  Y, para terminar con tanta relacionadera, recuerdo lo que decía Einstein: “La locura es repetir lo mismo una y otra vez, esperando obtener un resultado diferente”.

El lector habrá adivinado a estas alturas que no tengo mucha fé en una nueva Constituyente como solución. Sospecho que sería más de lo mismo, además de costosa y creadora de expectativas muy difíciles de realizar. Equivaldría a tallar un nuevo Cristo para reemplazar el viejo que tenemos en la iglesia, esperando que el nuevo sea más milagroso que el anterior.

Una Constituyente  es un volver a empezar, un remozamiento facial para una señora que muestra arrugas  e imperfecciones. Pero así como un “face lift”no puede terminar con el proceso de envejecimiento, así la Constituyente no puede hacernos una sociedad más responsable, más solidaria, más dedicada, en fin, más civilizada. Porque lo que realmente importa en una sociedad no es una constitución, más o menos,  que de esas llevamos como 28, sino la actitud de los ciudadanos. El remozamiento facial permite un periodo  breve de rejuvenecimiento para luego causar un efecto contrario y peor que el original, lo cual requerirá…. otro remozamiento facial, hasta que la persona no se parezca en absoluto a lo que era sino a José Vicente Rangel. Una rígida máscara que no puede sonreír sin evitar un silbido intestinal.  
Una Constituyente se vende como una “refundación”.  Una nueva constitución, una asamblea y no un congreso, o viceversa, un poder más o menos,  nuevos ministerios, eliminar algunas  disposiciones legales, quitarle el voto a los militares, como si en el voto radicara su poder, terminar con el control de cambios… que se yo. Pero, estos cambios, deseables o no, son todos cambios de forma, no son cambios de fondo. Los cambios de fondo son los que se relacionan con la manera como el venezolano ve su papel en la sociedad, si uno de cooperación al progreso colectivo  o uno de disfrute de la riqueza ajena y del “como quedo yo ahí”.  Creo que una Constituyente puede ser no solamente inefectiva sino peligrosa, en cuanto ofrece la falsa illusión de que representa la solución a nuestros problemas como sociedad. No estamos  lejos de la anterior, la cual fue vendida por un forajido  y comprada  por millones de venezolanos como una panacea. En la práctica se convirtió en la herramienta mediante la cual se eliminaron los restos de la democracia y se consolidó un sistema autocrático y abusivo.

Me asusta la idea de otra Constituyente, por lo que digo arriba. Comprendo los buenos deseos de quienes la promueven pero creo que estamos tratando de resover un problema del alma con cirugía plástica.  

 

3 comentarios:

Per Kurowski dijo...

"Solo una descentralización que haga pasar las resultas petroleras por los bolsillos de los ciudadanos, antes de llegarle al presidente, gobernadores, alcaldes y círculos íntimos, nos hará país, en lugar del poblado que somos."

http://www.eluniversal.com/opinion/120126/el-12-de-febrero-yo-votare-por

Anónimo dijo...

Por una vez no estoy de acuerdo con Ud. Frente a esta situación, con todos los poderes secuestrados y un Estado chavista, con un mamotreto de Constitución que nunca satisfizo, hay que disolver todos los poderes y redactar un documento sencillo, de principios generales y no normativo de todo (para eso están las leyes).

Lamentablemente la experiencia histórica perece estar de su lado pero, por una vez, creo que no queda otro remedio. Opinión de un lego, porque no soy abogado, menos constitucionalista.

Bitteschön! dijo...

Hay que construir a Venezuela por completo, dejar ésta a un lado y hacer otra.
Una constitución con 7 artículos, 1/2 docena de leyes orgánicas, 1 docena de leyes ordinarias y algún decreto.
4 ó 5 Ministerios y un total de 200 empleados públicos en todo el país incluyendo el presidente.... Y lo de las resultas petroleras de Per Kourosky