Nicolás: Por cada sardina de la
corrupción que aparece en la prensa como ejemplo de la “lucha” contra ese
problema mortal, andan nadando tranquilamente, ante tus narices, varias ballenas
relacionadas con el control de cambios.
Una es la que tiene que ver con
las importaciones. El régimen acaba de dar unos $20 millones para importar
equipos médicos a empresas fantasmas. Ninguna de las empresas favorecidas
pertenece al gremio, son empresas de amigotes. Y si lo sabemos nosotros, como
no lo vas a saber tú, Nicolás?
La otra tiene que ver con los
pasajes aéreos. Todos los boletos para viajar al exterior están comprados pero
los aviones vuelan medio vacíos. Por qué? Porque la compra de boletos es la excusa
para obtener dólares baratos. Viajar no es prioridad. Y si las líneas aéreas te
lo dicen, por qué no haces nada, Nicolás?
Roban en la CVG, roban en PDVSA,
roba la Fuerza Armada, roba Pedro Carreño, roba el enviado de Dios, los
contratistas, los banqueros amigos, roba
este y roba aquel. El pantano de la corrupción te llega hasta la nariz, Nicolás, pero permaneces
inmutable porque toda tu vida has estado acostumbrado a los peores olores.
Que haces? Inauguras una red
anti-aérea, que llamas la mejor del mundo, como si ello respondiera a la la
necesidad de los venezolanos. Lástima que los operadores de tu red no puedan
limpiarse el fundillo y tengan que comer pollo importado semi-podrido. Gritas la consigna: no hay papel tualé pero
hay patria, rodeado de moscas.
Patria comprada por China y manejada por Cuba,
Nicolás. La casi infinita paciencia de
los venezolanos estallará un día, como el Krakatoa estalló en Indonesia, y
arrasará con todo lo que encuentre a su paso. No tendrás donde esconderte.
Y
entonces los cobardes, los vendidos, los corruptos, los indiferentes,
dirán:
Que lástima, por qué ha sucedido
esto, por qué ha tenido que correr la sangre?
Nunca lo entenderán, como tu no
lo entiendes, Nicolás.
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