martes, 8 de abril de 2014

MUD uro


Nicolás Maduro acaba de decir lo siguiente:
“Tuvimos una reunión [Maduro y UNASUR] bastante amplia. Ellos me propusieron reunirme con la delegación de la oposición, por la paz, por la democracia, por Venezuela. Y he quedado convocado con Unasur para mañana…  Maduro propondrá a la oposición trabajar en el “Plan Nacional de Pacificación” y el “Plan de inversión y desarrollo económico” del país.”…Les voy a poner sobre la mesa los temas centrales que ameritan el trabajo conjunto de toda Venezuela…. “un gran mensaje de paz y unión para el pueblo”.  Aseguró que la situación del país “no es un grupo de personas manifestando contra el Gobierno. Esto es un grupo de personas planificando un golpe de Estado”.

En estas nuevas declaraciones de Maduro se pueden advertir tres cosas:
1.    Que se está reuniendo con la MUD solo porque se lo recomendó UNASUR. Maduro se refiere a la oposición  como cobardes, apátridas, fascistas, asesinos y homosexuales.    Ahora, súbitamente, le hace caso a UNASUR y decide reunirse con ellos. Quien no pueda ver la maniobra burda detrás de este abrupto impulso pacificador no está en condiciones de  tomar decisiones por la oposición;
 Se requiere muy baja auto-estima para ir  sentarse en la mesa con UNASUR y Maduro.

2.    Proponerle a la oposición trabajar en un Plan Nacional de Pacificación es, por supuesto, una manera de desmontar la protesta en las calles. De nuevo, la estratagema de los Castristas que dan órdenes en Venezuela es obvia para muchos, menos para quienes que parece haberse convertido, para todo efecto práctico, en apéndice del sistema;

3.    Al definir la protesta como un golpe de estado y lograr que la MUD se siente en la mesa con él, Maduro estará, en efecto, aislando a los manifestantes. Esto  consagraría una división profunda entre la oposición. Yo, al menos, no tendría dudas de a quien apoyar. Yo estoy con la insurgencia ciudadana, no con la claudicación frente a la barbarie. Me entristece que la ciudadanía y su liderazgo emergente tengan que luchar no solo contra el régimen criminal sino contra  una fracción de la misma  oposición.  

Todo lo que esto parece significar es que está naciendo, efectiva y dolorosamente, una nueva sociedad democrática venezolana, despojándose de los jirones de una vieja sociedad, que ha sido demasiado rica y pragmática. Ella es renuente a  sacrificar sus privilegios, demasiado inclinada al acomodo. Se ha convertido en parte del problema y no en parte de la solución y por ello no será parte del futuro venezolano.    

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