Nicolás Maduro acaba de
decir lo siguiente:
“Tuvimos una reunión
[Maduro y UNASUR] bastante amplia. Ellos me propusieron reunirme con la
delegación de la oposición, por la paz, por la democracia, por Venezuela. Y he
quedado convocado con Unasur para mañana…
Maduro propondrá a la oposición trabajar en el “Plan Nacional de
Pacificación” y el “Plan de inversión y desarrollo económico” del país.”…Les
voy a poner sobre la mesa los temas centrales que ameritan el trabajo conjunto
de toda Venezuela…. “un gran mensaje de paz y unión para el pueblo”. Aseguró que la situación del país “no es un grupo
de personas manifestando contra el Gobierno. Esto es un grupo de personas
planificando un golpe de Estado”.
En estas nuevas declaraciones
de Maduro se pueden advertir
tres cosas:
1. Que se está reuniendo con
la MUD solo porque se lo recomendó UNASUR. Maduro se refiere a la
oposición como cobardes, apátridas,
fascistas, asesinos y homosexuales. Ahora, súbitamente, le hace caso a UNASUR y decide reunirse con ellos. Quien no pueda
ver la maniobra burda detrás de este abrupto impulso pacificador no está en
condiciones de tomar decisiones por la oposición;
Se requiere muy baja auto-estima para ir sentarse en la mesa con UNASUR y Maduro.
2. Proponerle a la oposición
trabajar en un Plan Nacional de Pacificación es, por supuesto, una manera de desmontar
la protesta en las calles. De nuevo, la estratagema de los Castristas que dan órdenes
en Venezuela es obvia para muchos, menos para quienes que parece haberse
convertido, para todo efecto práctico, en apéndice del sistema;
3. Al definir la protesta
como un golpe de estado y lograr que la MUD se siente en la mesa con él, Maduro
estará, en efecto, aislando a los manifestantes. Esto consagraría una división profunda entre la
oposición. Yo, al menos, no tendría dudas de a quien apoyar. Yo estoy con la
insurgencia ciudadana, no con la claudicación frente a la barbarie. Me
entristece que la ciudadanía y su liderazgo emergente tengan que luchar no solo
contra el régimen criminal sino contra una fracción de la misma oposición.
Todo lo que esto parece
significar es que está naciendo, efectiva y dolorosamente, una nueva sociedad
democrática venezolana, despojándose de los jirones de una vieja sociedad, que
ha sido demasiado rica y pragmática. Ella es renuente a sacrificar sus privilegios, demasiado inclinada
al acomodo. Se ha convertido en parte del problema y no en parte de la solución
y por ello no será parte del futuro venezolano.
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