Una reunión llevada a cabo en Caracas, en la cual Leonardo Padrón leyó su bello artículo sobre quienes se
quedan en Venezuela, la Casa Grande, incluyó una intervención de Jorge Roig de
unos siete minutos, ver: https://www.youtube.com/watch?v=_zfXCcTSnx8&feature=youtu.be.
En esa intervención Roig quiso hacer una profesión de amor al país a fin de
inspirar en otros compatriotas el deseo de quedarse. Aunque no podemos dudar de
sus buenas intenciones y sinceridad, algunas de las cosas que dijo contribuyen
a exacerbar el falso y artificial clivaje que el régimen comenzó a crear desde
los días del difunto, ese que dice: “los
buenos se quedan y los malos se van”.
Para comenzar, Roig dijo algo que
fue recibido con aplausos: ”Respeto a quienes se van pero les pido que
no “hablen mal del país”. Yo considero esta frase muy torpe y de un soberano
mal gusto.
Por qué habrá dicho esto Roig?
Que yo sepa no existe entre los venezolanos que se han ausentado del país una
tendencia a “hablar mal del país”. Lo que sí existe es una tendencia a hablar mal
del régimen, pero eso es lo esperable, habida cuenta de que quienes se han ido
lo han hecho por no estar dispuestos a aceptar los abusos de poder de la
pandilla chavista. Lo que también se oye a veces, por parte de algunos miembros
de la diáspora venezolana, es críticas al diálogo que pide FedeCámaras con el
gobierno o contra ciertas posiciones timoratas del grupo de empresarios que
están cuidando sus churupos mediante el apaciguamiento y la mansedumbre,
esperando ser - como decía Churchill –
los últimos que se coma el cocodrilo. Pero esta crítica no es exclusiva de
Diego Arria o de mi persona, sino que también se oye desde los grupos de venezolanos
que están en el país. Esta expresión de Roig no me pareció en absoluto
elegante.
Jorge dice, como si ello fuera
determinante en la decisión de irse o de quedarse, que a él le gustan mucho las
arepas y el chivo en coco. A mí también me gustan estos dos componentes de la
gastronomía venezolana pero los disfruto donde vivo, igualito que si me los
estuviera comiendo en San Fernando de Atabapo. También dice que no se va porque él prefiere
hablar por teléfono y no por Skype.
Para decir que uno prefiere quedarse
no es necesario decir que el que se va es un mal venezolano. Roig nos dice: “quienes
se van piensan que no le deben nada al país…. Tienen una visión de corto plazo”,
o algo parecido. Por qué es necesario decir esto para justificar quedarse?
En Venezuela tenemos un enemigo
común: un régimen arbitrario, ladrón, narcotraficante, mentiroso e inepto.
Tratar de separar a quienes tienen un mismo pensamiento y un mismo objetivo es
una torpeza. Lo peligroso de esto es que si uno no dice nada para no “alborotar
el avispero” permite que este tipo de opiniones, a lo Roig, vaya creciendo en
el país.
Y eso no debe suceder. Venezolano
es venezolano donde esté. Y desde donde esté puede opinar sobre su país. Hay
buenos venezolanos en Venezuela y en el exterior. Los hay malos aquí y allá.
Basta de tratar de crear
divisiones absurdas.
1 comentario:
Estupido comunista, bastante que jodio este Roig en los 70. Otro al que Nuremberg le va a quedar chiquito, vendido, arrastrado, igual que el Chapriles de mierda ese. Vendieron al pais, vendieron al electorado que salio a votar masivamente contra la dictadura. Yo se que cada dia que pasa falta menos para verlos frente a un tribunal, hijos de puta.
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