Nuestros padres hablaban de algo
muy bueno como “de película”. Te quedó de
película, era el elogio máximo. No sé si ello tendría relación con la
música de películas pero merecería tenerla. La música de películas es realmente
de película. Cuando era niño veía películas, no las oía. Ahora las oigo tanto
como las veo. El sentido auditivo ya no está dominado por el sentido visual.
Esto me ha hecho reencontrarme con las películas de mi niñez, no ya para
verlas de nuevo tanto como para oírlas de nuevo. Y me he dado cuenta de que la
música de esas películas, que yo pensé no había escuchado, si la había
escuchado e internalizado sin darme cuenta. Lo advierto ahora porque, al
oír la música de nuevo, la recuerdo
claramente. De niño la incorporaba en el conjunto, ahora tiene vida propia.
Uno de los regalos más
maravillosos de este énfasis en lo auditivo es que nos abre la puerta a un desfile grandioso de música que
uno redescubre hasta 75 años después.
Tenía siete años cuando vi a “El Ladrón de Bagdad” y en aquella época me atrajo
la bella protagonista, June Drupez, y me fascinaron tanto el caballo volador
como la mujer mecánica que asesina al pobre Gran Visir. Pero ahora estoy
extasiado con la música. Oigan esto: https://www.youtube.com/watch?v=3rK2IbjvJ2c
, el tema de la princesa, cuando habla con el genio y le pregunta: De dónde
vienes? Y el genio le responde: Del otro lado de los tiempos. La dulzura de
esta música del compositor Miklos Rozsa evoca los mejores momentos felices de
mi niñez.
Rozsa es uno de los grandes
músicos del siglo XX. Pero dista mucho de ser el único. Hay toda una legión de músicos maravillosos
que nos han dado una música que es realmente de película. ¿Han oído ustedes la
música de “The Big Country”, de Jerome Moross? https://www.youtube.com/watch?v=bNr7_JU-UxY.
Hay que oírla para imaginarnos correteando por los grandes paisajes del Oeste estadounidense.
¿Y “Shane”, de Víctor Young? https://www.youtube.com/watch?v=iV84LgxBq0A
. No es posible imaginar al gran caballero de las planicies, Alan Ladd, sin oír
esta conmovedora música. Lo mismo podemos decir de la música para “The
Magnificent Seven”, de Elmer Berstein, compañera de la saga de los siete samuráis
del Oeste en su defensa de los aldeanos. Max Steiner compuso la música para la
película de Bette Davis: “Now, Voyager”, uno de los más hermosos films de mi
niñez, https://www.youtube.com/watch?v=In-UUA0BDM0,
1942.
Pero, nada como mi ídolo, Erich
Wolfgang Korngold. ¿Recuerdan “El halcón de los Mares”, con Errol Flynn? La música de esta película: https://www.youtube.com/watch?v=VxbYAOoXyPE
es de Korngold, así como es la de Robín Hood, El Príncipe y el Mendigo, Anthony
Adverse, Servidumbre Humana, Elizabeth y Essex, The Sea Wolf, King’s Row y
muchas otras. Korngold es uno de los
grandes genios musicales del siglo XX.
Sería interesante estudiar la
razón por la cual casi todos estos extraordinarios compositores de música para películas fueron judíos: Rozsa,
Bernstein, Korngold, Lalo Schifrin, el de “Misión Imposible”, Max Steiner, el
de “Casablanca” y “Lo que el Viento se Llevó”, Dimitri Tiomkin, el de la “A la
Hora Señalada” (High Noon) y “The High and the Mighty”. Hay en todos ellos una
intensa vena romántica, una especia ternura.
En todo caso, esta vena casi
infinita de belleza musical se abre ahora ante nuestros oídos y nos lleva a
revivir etapas felices de nuestra niñez y juventud.
La recomiendo a todos quienes
tienen en sus venas un poco o mucho de románticos y a quienes – como yo - aún creen en los finales felices.
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