Con una deuda nacional que es ya cuatro veces mayor a la que encontró a su llegada ( y a pesar de los colosales ingresos petroleros) Hugo Chávez ha decidido embarcarse en una contínua ola de endeudamiento como “solución” a la crisis financiera de su régimen y del país. Ha decidido también que la garantía de las nuevas deudas pueden ser los recursos minerales de la nación, es decir, la hipoteca de los bienes nacionales. Para ello ha hecho modificar las leyes, a fin de permitir que las empresas del estado se endeuden por su cuenta y se permita la garantía de bienes nacionales, todo lo cuál estaba prohibido por leyes anteriores que protegían el patrimonio público. Hace dos semanas el dictador autorizó la emisión de una nueva deuda por tres mil millones de dólares, esta vez de la CVG, garantizada por la producción de oro a futuro. La CANTV se prepara para hacer algo similar, aunque nadie sabe que garantía pondrán.
Es importante hacerle saber a los venezolanos que Hugo Chávez está liquidando al país frente a sus ojos y hasta en medio de la complacencia de quienes piensan que, mientras corra el dinero por las calles, ellos tendrán oportunidad de enriquecerse aún más. Me refiero a los chavistas del régimen, a los banqueros amigos, a los contratistas del régimen y a toda una fauna de ni-nis quienes piensan que la “vaina no está mál” y que “si así llueve que no escampe”. Se trata del saqueo más ignominioso de nuestra historia, llevado a cabo ante la esencial indiferencia o impotencia de la sociedad venezolana.. El déspota bastardo ha tenido suerte en encontrarse con una Venezuela bastarda que hasta lo celebra. Para quienes no somos parte de esa Venezuela bastarda el espectáculo es trágico y nos hace pensar en la necesidad de tomar las medidas más extremas: la huelga general e insurreccional, la protesta abierta e indefinida. Lo que sea necesario hacer para parar esta hemorragia que conduce a la muerte del país que teníamos.
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