En su prospecto para posibles socios minoritarios en la Faja del Orinoco PDVSA incluye las siguientes advertencias:
"En vista de que Petróleos de Venezuela se encuentra controlada por el Gobierno venezolano, no puede garantizar que éste no impondrá en el futuro compromisos adicionales sustanciales sobre PDVSA o intervendrá su gestión comercial de una manera que afecte sus operaciones, flujo de caja y resultados financieros". También menciona como factor de riesgo que "la República Bolivariana de Venezuela puede hacer que PDVSA siga ciertos objetivos sociales y macroeconómicos que pueden tener efectos en los resultados operacionales y condiciones financieras de la empresa". Pollos, no barriles. Reservas de yuca y leche en polvo.
Esta es una declaración obligatoria para una empresa que aspire a contratar con gente seria. No decir esto sería fraudulento. Sin embargo, también es una admisión que prueba lo que hemos venido diciendo todos estos años de dictadura chavista. PDVSA no es una empresa comercial. Es una caja chica y un instrumento político de Hugo Chávez. Como lo admite ante los potenciales socios extranjeros, la empresa no puede garantizar que no haya cambios unilaterales en los términos de la posible contratación. Pero, quien en su sano juicio entraría en una negociación donde los términos del contrato pueden cambiar en cualquier momento que lo deseé quien otorga tal contrato? Advierte también PDVSA que el régimen puede intervenir la gestión de la empresa y afectar su flujo de caja Esto lo dicen porque ya Chávez lo hace de una manera casi constante, al exigirle a Ramírez que le envie los dólares sin pasar por “Go”, el Banco central.
Agrega la advertencia (“disclaimer”) de PDVSA que “la república bolivariana de Venezuela”, léase Hugo Chávez, puede hacer que PDVSA “persiga ciertos objetivos sociales” que afectarían sus resultados operacionales y condiciones financieras. Esto también lo ha estado haciendo desde hace tiempo, al poner a la empresa a importar pollos y caraotas, a repartir plátanos y leche en polvo, a darle a los Cubanos una vela en ese entierro y a tratar de hacer casas y entrenar atletas. Y eso cuando sus gerentes y “técnicos” no están practicando el tiro al blanco y las estrategias de guerra asimétrica, gritando patria, socialismo o muerte como payasos de circo.
Uno se imagina a los ingenieros de Total tratando de hablar de inyección de vapor con un tipo armado con un rifle Kalashnikov, A-2, y con una gorra roja hasta los ojos que les dice: “vuelvan mañana, después que los miembros de ingeniería de yacimientos terminen de distribuir la yuca”.
Perdonen la vehemencia, pero estas vainas no pasan sino en una republiqueta socialistoide manejada por un paracaidista ignorante rodeado de payasos y habitada por muchos ni-nis masoquistas.
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