Posible
No debemos sub-estimar los buenos deseos. Ellos son el primer paso en el camino. Existe la tendencia a menospreciarlos porque son “poco realistas”, son “inviables”, son “utópicos”. Y, sin embargo, no hay cambio efectivo, no hay
logro, que no comienze con un buen deseo, un sueño, una aspiración.
El cambio que requiere un país para liberarse de muchas de sus aflicciones
es esencialmente actitudinal. Una vez que se lleve a cabo ese cambio
actitudinal todo le será dado por añadidura. Y el cambio actitudinal en una
sociedad es más fácil de lograr de lo que se piensa. No se hace por decreto,
claro está, sino llevando a cabo esfuerzos masivos y perseverantes de educación
ciudadana, los cuales se concentren en la población infantil y acompañen, constantemente, a ese
inmenso grupo hasta la mayoría de edad. Sin descuidar la educación ciudadana en
los adultos el gran esfuerzo debe dirigirse a nuevas generaciones, quienes no
hayan adquirido aún malos hábitos y costumbres como las que han aquejado a los
venezolanos por muchos años de riqueza petrolera no trabajada.
Pero, eso es muy difícil, dirán muchos. Claro que es difícil pero puede
hacerse. Sabemos que puede hacerse porque se ha hecho en otros países donde ya
existe una masa crítica de buena ciudadanía que les permite el progreso y una
real solidaridad social. Es difícil, pero
no tanto como haber ido a la Luna. Y, mucho menos difícil que ir a Marte.
No solo puede hacerse sino que es indispensable hacerlo. Porque los atajos
no funcionan. O, es que no tenemos ya una trágica comprobación de ello durante el siglo XXI venezolano?
Mis buenos deseos para la Venezuela del futuro forman una utopía posible.
En 2025 solo algunos de nuestros hijos y nuestros
nietos estarán viviendo en Venezuela. Mucha de la diáspora venezolana no habrá
regresado aún o, quizás, ya nunca regrese. Para ese año el país todavía estará recuperándose
de la debacle política y social que ocurrió durante los primeros 16 años del
siglo. Tendrá el país un presidente o una presidente que estará tratando de reincorporar a Venezuela
al grupo de las naciones civilizadas del planeta. Algunos de los componentes
característicos de la sociedad venezolana de esa época deberán incluir:
·
Una
modesta economía petrolera, con un nivel de producción del orden de un millón
de barriles diarios, debido a la progresiva pérdida de mercado de los
combustibles fósiles en la escena energética mundial. Los inmensos yacimientos
de la faja del Orinoco habrán perdido mucho de su atractivo comercial y estarán,
en gran porcentaje, condenados a permanecer indefinidamente bajo tierra, como activos
varados, dada su naturaleza altamente contaminante y sus costos no-comerciales de
mejoramiento.
·
La
existencia de un nuevo modelo, no estatificado, de industria petrolera, manejado
por una Agencia Estatal Reguladora, no operadora, y por empresas
internacionales y domésticas probadas bajo diversas modalidades de participación,
desde concesiones hasta contratos de producción compartida. El énfasis de la
actividad estará en el gas natural y en
el desarrollo de las reservas remanentes de petróleo liviano y mediano,
mediante el uso de programas de recuperación secundaria.
·
La
economía no-petrolera estará en crecimiento, ayudada por la participación del
sector privado internacional, al cual el gobierno le habrá abierto las puertas
y le habrá establecido reglas de juego claras y permanentes en el tiempo.
·
Las
políticas sociales aún incluirán un componente de subsidios pero este será
menor y claramente subordinado a los
programas estructurales de eliminación de la pobreza: educación ciudadana, educación
para el trabajo, estímulos fiscales a la industria, creación de empleos en el
sector privado, eliminación de la burocracia estatal, estímulos a la actividad
agrícola, minera e industrial no estatal.
·
En
especial, se habrá iniciado ya un gran esfuerzo educativo para crear
ciudadanos, venezolanos generadores de riqueza, no simples dependientes de la distribución
de dádivas del estado, lo cual constituyó uno de los mayores factores
responsables de la tragedia venezolana entre 2000 y 2015. Este esfuerzo de “ciudadanización”
tardará años pero representa la única vía – no hay otra - mediante la cual los venezolanos podrán pasar
de una actitud de seres dependientes del estado benefactor a ser productores
dueños de su destino. Otros países lo han hecho. Venezuela tratará de ser como
ellos, alejándose de los países forajidos del planeta, empeñados en tomar
oscuros atajos que invariablemente llevan a la miseria.
·
Habrá
comenzado un proceso de reducción del tamaño y de los costos de las Fuerzas
Armadas venezolanas, mediante su progresivo reemplazo por una Policía Nacional
que incluya la actividad de resguardo de aduanas y fronteras. El cáncer que representó
la FF.AA. por largos años en la historia política y social venezolana tenderá a desaparecer. Ha sido un
organismo parásito y un trágico intruso en el sector político, al cual ha
ayudado a prostituir.
·
El gobierno
hablará claro al país sobre los problemas que aquejan a la nación. Se eliminará
la promesa como parte integral de la retórica oficial. Se enfatizará lo logrado.
El idioma oficial tratará esencialmente sobre lo que se hizo y está haciendo,
no sobre lo que se va a hacer.
·
Se
habrán iniciado esfuerzos de integración económica y política entre Colombia,
Venezuela, Panamá y Ecuador, los cuales podrían llevar eventualmente, hacia la
segunda mitad del siglo XXI, a una
fusión de estos países en una Gran Colombia. Por si solos estos países serán menos y menos viables,
mientras que juntos podrían lograr sinergias económicas, políticas y culturales
que los lleven a ser un actor de
razonable importancia en el concierto de las naciones.
·
El
cambio actitudinal deberá incluir el tema de la justicia. Un visionario, Andrés
Eloy Blanco, se refería al jefe civil que debió poner en prisión a un querido
amigo, un agricultor, por violar la ley. Pero iba todos los días a regarle sus
sembradíos. Esa es la debida actitud ante la justicia, la que no concibe la amistad
como superior a su correcta aplicación. Venezuela es un país de amigos y de
falsas solidaridades. Ello nos ha hecho un país mediocre, más una tribu que una
sociedad organizada.
·
La
educación ciudadana deberá enfatizar nuestra condición de país pequeño, con
recursos que deben trabajarse, olvidando ese narcisismo histórico que nos hace
creernos superiores, los más “chéveres”, los hijos de Bolívar. Una sociedad que
quiera progresar no puede anclarse en la estéril y arrogante adoración de un
héroe sino crear la mayor cantidad posible de héroes ciudadanos, gente no
montada a caballo sino con un libro o una herramienta de trabajo en las manos.
Buenos deseos? Utopía? O, una visión de país posible?
Todo depende de… nuestra actitud.
7 comentarios:
Posible pero difícil. Creo que a Ud. le faltó en la ecuación un factor clave: el genético. Habrá que comenzar de nuevo el que va a ser, ahora, un proceso muy arduo: la atracciòn de una inmigración selectiva.
La podredumbre que tenemos en todos los órdenes incluye un componente de empobrecimineto genético evidente, aunque suene muy duro decirlo. Y lo expresa un mestizo, con sangre blanca (española e italiana), india, árabe, judía y negra, tal vez en ese orden y en porcentaje decreciente, no me vayan a acusar de racista.
El problema del comentario previo es que basa su argumento en un problema genético y racial, lo que años atrás denominaban eugenesia, algo injusto y desaprobado por múltiples estudios científicos. Las mezclas genéticas son las mejores. El problema es el del ADN cultural que si porta un tremendo gene cleptómano.
Las mezclas genéticas que tienen origen razonablemente sano. Un negro americano casado con una wasp -o viceversa- dará un ser humano bien equipado. La reproducción promiscua en nuestros cerros, no (incluyendo madres con hijos, hermanos). As simple as that. Muy lejos de mi intención abogar por la eugenesia yo, que soy un mestizo . No soy nazi. Sí me preocupa ese aspecto del problema nacional. Le pido me aclare la última parte, referida al ADN cultural.
El mundo está saturado de resentimientos de tipo étnico, religioso y de clases. Yo creo que no es necesario introducir ese componente en nuestra tragedia nacional.Hay algo de eso pero no creo que sea suficiente como para incluirlo en el análisis, sobre todo por su carga emocional que amenazaría con destruir todos los otros argumentos.
El mestizo venezolano si puede salir de su condición de mendicante/dependiente del estado para ser un ciudadano. Habrá casos perdidos pero no constituyen la mayoría.
Trabajemos con la arcilla que tenemos.
Ud. tiene razón en su argumento. No obstante a esa educación ciudadana que propone habría que agregarle un componente de planificación familiar muy severa, pues mientras en la clase media la tendencia, ya de décadas, es a tener uno, máxímo dos hijos, en las clases más empobrecidas se siguen teniendo muchos hijos, en muchas ocasiones en las condiciones de promiscuidad que no precisamente alientan un mejor ciudadano, justo el tipo de personas que el régimen necesita para intentar perpetuarse en el poder.
Ud. parece optimista sobre el fin de la pesadilla para este año. Quiero acompañarlo en ese optimismo. Sin embargo, la dependencia de Cuba y el tejido de complicidades internacionales alrededor de Venezuela, más la propia situación del país en cuanto a la pasividad de la gente hacen pensar...
PD: Dos cosas: 1. Ud. señala otro factor, importante, que añado a lo de la reducción del tamaño de las familias de clase media: la diáspora de jóvenes que se están marchando, y que en la mayoría de los casos, se establecerán afuera y no querrán regresar. Bueno, como se dice ahora, hay que echarle un camión de bolas... 2. Me gusta particularmente lo escrito sobre quitar el complejo de superioridad del venezolano que nos ha hecho insoportables y crear ciudadanos de trabajo, ese tipo de héroes como Ud. bien dice.
Cuando hablo del fin de la pesadilla para este año no estoy tratando de pronosticar sino ofrecer la idea de que el régimen se va... este año o el que viene. Estoy hablando de ordenes de magnitud en el tiempo, más que pronósticos, los cuales son imposibles de hacer responsablemente.
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