domingo, 26 de febrero de 2017

Batallas se ganan y se pierden pero perdemos la guerra por el alma


Envueltos en el fragor de las batallas olvidamos que la guerra es por el alma de Venezuela.
Lo que ha sucedido en Venezuela desde que el difunto llegó al poder en 1999 ha representado una guerra de catastróficos resultados. Recuerda lo dicho a Luis XIV por el Duque de Villars, comandante de las fuerzas francesas contra las fuerzas inglesas en la batalla de Malplaquet, 1709: “Su Alteza: si Dios nos concede la gracia de perder otra batalla como esta, su Majestad puede dar por seguro que sus enemigos serán destruidos”. En esa batalla, “ganada” por el Duque de Marlboro, sus fuerzas perdieron 22000 hombres, contra las 12000 víctimas del ejército francés y este resultado hizo posible que se evitara  la invasión inglesa a Francia. Esta “victoria” acabó con la carrera militar de Marlboro.
De igual manera puede decirse que la vitoria del difunto en las elecciones presidenciales de 2012 acabó con las pretensiones del chavismo de gobernar a perpetuidad en Venezuela. Esta victoria no solo arruinó las finanzas del país, al utilizar grandes sumas de dinero provenientes de la corrupción de Odebrecht y de los préstamos chinos para llevar a un enfermo a la presidencia, sino que las exigencias físicas de la campaña aceleraron la muerte del sátrapa. Las elecciones de 2012 fueron, para el chavismo. el equivalente de la batalla de Malplaquet para los ingleses. Allí se concretó la derrota definitiva del socialismo del siglo XXI.  
Nuestra oposición a la narco-dictadura de Chávez/Maduro también ha tenido sus Malplaquets. 15 meses después de la euforia nacional derivada de la gran victoria popular que llevó al control de la Asamblea Nacional por las fuerzas de la democracia,  los demócratas venezolanos estamos hoy en una situación de desbandada ante las fuerzas agresivas y gansteriles de la alianza entre los narco-generales de la Fuerza Armada y los cleptócratas de PDVSA. A pesar de tener el control de la Asamblea Nacional ello no ha servido de mucho ante las agresiones del gobierno y nuestra propia incompetencia opositora. La MUD se presenta hoy deshilachada, sin liderazgo, sin planes, sin voz, ante el atropello de un Tribunal Supremo de Justicia al mando de un asesino, sin que la Asamblea responda. Peor aún, algunos miembros de nuestro “ejército” hablan abiertamente de sentarse a negociar una tregua, una rendición, un acomodo con el enemigo.  
Si bien hemos ganado y perdido algunas batallas importantes los venezolanos asistimos hoy a la derrota de la Nación.  Esto aplica a todos los venezolanos, opositores y chavistas. La diferencia radica en que los chavistas no lo pueden ver así porque hace tiempo consideran el saqueo a la Nación como su principal, casi único, objetivo. Por ello creen estar ganando la guerra, ya que integran una oligarquía de dinero y de poder como nunca se había visto antes en nuestra historia. Los 600 malandros principales del régimen chavista han robado una suma que estimamos en unos $300.000 millones. Al hacerlo han arruinado material y espiritualmente al país porque la siembra de corrupción ha sido gigantesca. Por ello varias generaciones de  venezolanos, chavistas o demócratas por igual, estarán condenados a chapotear en el mismo pantano de atraso, pobreza y desesperanza. La oligarquía chavista ha sacrificado el futuro de Venezuela en aras del disfrute de una breve etapa de poder y riquezas.  
La noción de victoria que tiene el chavismo ya perdió por completo cualquier contenido ideológico que haya podido tener, al hablar en nombre de una “revolución” que “terminaría” con la pobreza. Esa pretensión desapareció junto y se encuentra enterrada junto con la momia de la Montaña.  Lo que existe hoy es una narco-estado en el cual los bolsillos de unos 600 malandros principales están a reventar mientras millones de venezolanos pobres son aún más pobres que antes.  La revolución ha sido derrotada en el campo ideológico y apenas le sobreviven bandas de ladrones, narcotraficantes y asesinos.  
Aunque nosotros, los demócratas, estamos convencidos de que ganaremos las sucesivas  batallas por la democracia, también debemos darnos cuenta de que estamos perdiendo la guerra por al alma de Venezuela. Estos 18 años de indignidad colectiva han contaminado a millones de venezolanos, incluyendo a  algunos que creíamos de los mejores, de tal manera que aun cuando restituyamos la democracia y la libertad en Venezuela, el país continuará intensamente dañando por la corrupción, el embrutecimiento y degradación que se le han inyectado durante estos años.  No podrá hablarse de haber ganado la guerra por Venezuela mientras haya venezolanos dispuestos a renunciar a estándares éticos y morales que deberían ser sagrados para satisfacer su agenda personal. No puede hablarse de victoria cuando gente que creíamos honorables y la cual aspira a jugar un papel importante en la Venezuela del futuro,  haya participado del despilfarro de los miles de millones de dólares del ingreso nacional. Esta gente, familias, empresarios, músicos, y políticos que creíamos honorables son culpables por su silencio e indiferencia y hasta participación activa en el saqueo nacional.

Al hablar de esta forma no pretendo sembrar desesperanza ni desmoralización, sino forzar a un enfrentamiento sincero con nuestra pavorosa realidad. Sin ese enfrentamiento no puede haber victoria posible en la guerra por el alma venezolana.  El silencio y el engaño colectivo no pueden ser  vías a la redención.  

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Gustavo,
Estoy terminando el libro "Destiny and Power" del historiador estadounidense contemporaneo Jon Meacham. Escribe Meacham sobre las opciones del gran presidente George Bush Padre cuando ordenó capturar a Noriega. El libro explica en detalle lo que sopesó Bush Padre y cómo enfrentó sin titubeo y gracias en gran parte al consejo de sus generales una decisión como aquella. A veces el malo avanza porque el bueno lo permite. A Venezuela le cayó la mala suerte de tener a Ochoa Antich a favor de los golpistas y a CAP, un politico descomunal que ya sin olfato, dejo pasar la amenaza del grupusculo encabezado por Arias y Chavez Frias. Asi era muy difícil superar a Fidel Castro quien se dio cuenta de que Chavez era una marioneta que podia manejar a su antojo. En el libro de Meacham se explica cómo Bush Padre aprovechó para lanzar un mensaje claro a Castro. Poco después pasó lo de Arnaldo Ochoa. Nos faltaron muchos buenos para detener al comunismo.

Sledge dijo...

"Los 600 malandros principales del régimen chavista han robado una suma que estimamos en unos $300.000 millones. Al hacerlo han arruinado material y espiritualmente al país porque la siembra de corrupción ha sido gigantesca. "

Es cierto que hay quienes roban enormes sumas, 600 o 1000.. Pero el asunto que muchos no quieren admitir, o hablar de ello, es una mayoria de la poblacion entera tambien se ha corrompido. No son solo los politicos, dirigentes, o grandes ladrones en los negocios publicos y privados. No. Son Millones de gente comun que roba de mil formas, partcipa en la corrupcion generalizada, como puede, y a su nivel. Queda poca gente honesta e intachable en Cleptozuela. Desde el obrero, o campesino comun, pasando por trabajadores, jefecitos y gerentes.. la pregunta es : Quien no esta metido, algun chanchullo o 'izquierdazo', algun 'tigrito' o negocio turbio?

Si, hay gente comun pobre, y honesta. Pero cuantos no son al menos complices de algun "guiso"? Quien vive solo con un miserable 'sueldo minimo' que no alcanza ni para 3 arepas y un par de zapatos? El Venezolano comun se rebusca ingresos adicionales de mil maneras, muchas ilegales. Por eso el pais esta destruido: la gente produce poco, y roba mucho. No solo esos 600 'peces gordos'.. La mayoria de nuestro querido pueblo esta en algun chanchullo.Pero nos gusta hablar de un "pueblo" honesto, trabajador, victimas de un sistema Chavista corrupto, cuanto muchos no son ni honestos, ni trabajadores, y comparten a su nivel la culpa de aquel desastre. Nadie va preso, la misma policia, guardia, jueces, militares, todos son corruptos. Como no hay castigo ni leyes ni supervision, la mayoria de la gente termina en algo sucio, quebrando al pais.

Anónimo dijo...

Confundí a Arnaldo con Fernando, el general venezolano con el general cubano. Cosas de la edad.

Anónimo dijo...

Conio! Es un decir muy usado, batallas se pierden y la guerra continua! Es decir que no se sabe el resultado!

Cierto no se sabe el resultado!

Lo que si se sabia el resultado era que Chavez y chavistas eran caca y los iban(ivan) a joder poco a poco mas y mas...! Pero todavia nadie cree que la guerra se ha perdido y es muy dificil ganarla!

Por lo tanto los "brutos" venezolanos se han dejado joder por 18 anios y contando!

Y los cubanos van para cumplir mas de 60!

Es decir, creo que nunce van a ganar su guerra.

El resultado ya se escribio SR. GUSTAVO!

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alfredo milano dijo...

Según tengo conocimiento, salieron dos grupos que van hacia el mismo objetivo. Uno a la lucha política para la conquista del poder, sin la MUD. El otro para hacer una nueva Constitución. Se que el primero se llama GANA, y entre sus actores está Nitu Pérez O. y Enrique Aristeguieta Gramcko, famoso por su participación en Junta Patriótica, del 1958. En el grupo de la Constitución está Blanca Rosa Mármol. Las marchas siguen siendo necesarias, pero tienen que tener un objetivo. El tiempo perfecto de Dios y la MUD se acabó. Yo pienso que una gran marcha debe hacerse a la Asamblea. Se debe marchar hacia el único poder legítimo que queda. Pero con la intención de obligar a la asamblea a que haga su trabajo: cambiar al ilegal TSJ y al corrupto ilegal CNE. Este es el momento Trump, también el momento Almagro. Muchos ojos está pendientes de lo que pasa en Venezuela. A trump también le interesa un éxito temprano. Los cambios son políticos, y debemos aprovechar el momento.

Anónimo dijo...

En relación con el último comentario, para mí sería casi un milagro que Trump hiciera algo. Tiene sus propios intereses y, para colmo, demasiados frentes abiertos. A su vicepresidente, Pence, sí lo veo con más posibilidades. Observaremos con atención lo que pase.