La detención del General Antonio
Rivero, la detención de un joven cineasta estadounidense que tiene de golpista
lo que yo tengo de monje budista, la negativa de la mujer Lucena a verificar
los cuadernos de votación “por no estar contemplado juridicamente”, la órden
que ha recibido el títere en Cuba de poner en prisión a López y Capriles, la crisis alimentaria, el
colapso de la economía, la imposibilidad que enfrenta el régimen de encontrar
quien le preste más dinero, la corrupción galopante en PDVSA donde están saqueando
al erario público a fuerza de contratos chimbos, el asalto a mano armada en
Corpoelec, todo ello lleva a Venezuela,
al galope, hacia una crisis abierta que puede ser violenta. Los cubanos saben
que Maduro no puede manejar el país y parecen decididos a darle un palo a la
lámpara. Siempre podrán decir que la “revolución” fué víctima de la CIA o del Mossad.
Cuba ya tiene su plan B, el acercamiento meloso a los
Estados Unidos, mientras que el infeliz
de Maduro se balancea en el trapecio sin red,
porque ni China ni Rusia, mucho menos una Irán también en crisis, sacarán
la cara por él.
Hay que estar alertas a los
acontecimientos porque el títere está guindando de la brocha. La quincalla se viene
abajo, con su milicia de mentiras, su ejército desmoralizado, las empresas del
estado en quiebra y un creciente descontento popular. La implosión se ve llegar.
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