“Matar de un martillazo a una
mosca parada sobre un vidrio puede ser ineficiente, peroes eficaz”.
Tiene razón Moisés Naím cuando
dice que con frecuencia el resultado de las protestas y marchas no guarda
relación con la intensidad del esfuerzo. Yo lo viví en carne propia durante los
primeros años de este siglo, 2002-2003, cuando marché muchas veces, en medio de
una inmensa multiud que portaba banderas, pancartas, gritaba entusiasmada y me
hacía sentir, en el momento, que estaba contribuyendo decisivamente al cambio
deseado. Ello no fué exactamente así. El
régimen montaba al día siguiente su propia manifestación, con gente traída en
autobuses, vestida de rojo, a quiene le daba efectivo y un paquete con comida y
caña. Invariablemente, empataba el
juego, al menos ante los ojos del mundo. Solo nosotros sabíamos que ello no era
así, que la verdadera anotación era otra. Reuters, EFE y la AP reseñaban ambas
marchas de similar manera: “centenares de partidarios de Chávez marcharon ayer”
y “centenares de venzolanos de oposición manifestaron ayer”. Las marchas se
cancelaban de manera algebraica. Como decía Cantinflas: cero mata cero y no
llevo nada.
Fue esta aparente futilidad de
marchar y bailotear y cantar, además de la loable vocación de nuestro pueblo
por salir a votar, lo que llevó a una estrategia orientada a lo electoral. Y se
hicieron progresos, lentos progresos. El progreso electoral de la oposición
andaba por las escaleras mientras la destrucción nacional llevada a cabo por
el régimen iba en ascensor. A esa tasa de progreso, se comenzó a pensar,
ganaríamos el poder cuando ya no
existiera nada que salvar. Por 15 años soportamos humillaciones de todo tipo,
abusos de poder, expropiaciones, prisión y muerte para muchos, colapsos
financieros y sociales, la progresiva aniquilación de la clase media. La
oposición seguia votando bajo un sistema viciado de ilegalidades y ventajismo,
sin pedir rectificación alguna. Ïbamos a votar en condiciones de abierta
inferioridad y, aún así, se hicieron algunos progresos. Pero siempre en un
ambiente electoral esencialmente controlado por el régimen.
Puede extrañarle a alguien,
entonces, que la gente se haya ido a la
calle? Lo que es de extrañar es por qué ello no ocurrió mucho antes. La razón
es compleja y tiene dos vertientes: una, por mucho tiempo el derroche
financiero del régimen pudo mantener a muchos venezolanos contentos, incluyendo
gente que desaprobaba politicamente del régimen pero que era mojada por la
lluvia de real. Otra, que la inercia social y capacidad de adaptación del
pueblo son inmensas.
Sin embargo, cuando se genera una masa crítica de gente descontenta y la
inercia es finalmente vencida por el cúmulo de abusos, entonces sucede lo que
está sucediendo. Estas protestas y marchas de ahora tienen una diferencia con
respecto a las que tuvieron lugar anteriormnte. Estas son contínuas,
incesantes, sin bailoterapia o rostros sonrientes. Ahora hay dureza en los
rostros, indignación como combustible, decisión de perseverar hasta que algo se
rompa. A pesar de que las protestas
tienen un bajo coeficiente de eficiencia ante un régimen apuntalado por unas
fuerzas armadas prostituídas y por bandas de forajidos, los venezolanos en la
calle están decididos a continuarlas. Y ese es el ingrediente que hace temblar
al régimen y que las hace probablemente eficaces como agente de cambio.
Ello es así porque en la realidad
el régimen es mucho menos monolítico de lo que muchos asumen. La ideología no
es su fuerte, su fuerte ha sido la ambición de hacer dinero, la codicia y el
ansia de poder. Ahora que muchos boliburgueses tienen los bolsillos repletos,
desean irse con su dinero a otra parte. Sectores de las fuerzas armadas se
resienten de que solo unos pocos se han beneficiado de la prodigalidad del
régimen y piensan, como sucedió en 1958, que esto no puede seguir así. Hay
valores y principios adormecidos que se están despertando en mucha gente. Y,
sobre todo, hay un ímpetu extraordinario de la juventud venezolana, esa punta
de lanza que se movió en contra de Gómez, en contra de Pérez Jiménez y ahora se
mueve contra este régimen de horror. Por su parte, la Iglesia comienza a
pronunciarse con mucho vigor, como lo prueban la tajante opinión de Monseñor
Ovidio Pérez Morales pidiendo un gobierno de transition ya y la reciente declaración de la Conferencia
Episcopal. Los abusos y la represión reciente no han hecho más que endurecer el
popósito de quienes protestan.
Es cierto que el régimen se mueve
con astucia. Su falsos llamados a la paz, a un tinglado llamado Conferencia de
la Paz próximo a instalarse y a la
reconciliación han engatusado a algunos
empresarios y hasta a algunos miembros de la oposición, quienes ven ventajas
individuales, aunque fuesen temporales, en la preservación del status quo. La
gusanera de la OEA y de UNASUR sirve de comparsa a esas maniobras. En USA
afloran grupúsculos de profesores universitarios y artistas de Hollywood,
incluyendo algunos pagados por el régimen,
para cabildear a su favor. La batalla de
la opinión está en plena ebullición dentro y afuera. Hay todavía gente importante aún sentada en la
barrera, como si el problema no fuera también de ellos. Están resignados a
creer que la regla de oro es que quien tiene
el oro impone las reglas.
Las protestas pueden ser
ineficientes pero seran probablemente eficaces en moverle el piso a este
régimen. Y es que, además, queridos amigos, no hay alternativas a la vista!
La situación actual del régimen
es muy delicada. Cualquier pronunciamiento, cualquier actor importante que se
manifieste claramente en este momento, puede
inclinar la balanza a nuetro favor y dar
al traste definitivo con la pesadilla que vive Venezuela desde hace 15 años. Puede
ser en el área petrolera, en el área política o geopolítica, en el area económica o, inclusive, en el área
militar.
La liebre o más de una liebre
parecen a punto de saltar.
5 comentarios:
Suscribo al 100% su cementario.
Buen resumen de nuestra realidad
Luis
Hay señales que surgen del resto de América del Sur que demuestran que existe una comprensión popular que la oposición venezolana debe ser tratado de forma casi igual a la del régimen.
La próxima reunión del Parlasur, el órgano parlamentario no oficial del Mercosur que se reunirá en Montevideo, Uruguay esta semana, ha decidido incluir a las delegaciones del régimen venezolano y la oposición también. Y han prometido poner la crisis venezolana en la parte frontal de sus deliberaciones.
Parlasur tratará la situación política de Venezuela
No puede parecer mucho, si tenemos en cuenta que el Parlasur no tiene ningún poder político real, pero muestra que hay una comprensión cada vez mayor en todo el continente que el régimen de Maduro no puede ser tratado como la única fuerza política legítima en Venezuela.
Yo sostengo que la oposición ha tenido éxito en cambiar el debate público acerca de la legitimidad del régimen de Maduro. Y eso no es un logro pequeño.
No hay que menospreciar las protestas, ahora con barricadas y marchas tambien.
Recuerden que el 11 de Abril del 2002, fue una marcha y una balacera en contra de ella, la que origino la caida de chavez. Hagamoslo de Nuevo, solo que esta vez, no dejamos que nos devuelvan a Maduro.
Pastor Maldonado fue sancionado con la pérdida de cinco posiciones en la parrilla de salida de la próxima carrera, el Gran Premio de China, por causar el accidente que obligó a abandonar al mexicano Esteban Gutiérrez en Bahréin.
Maldonado golpeó con su coche al de Gutiérrez, que acabó dando una vuelta de campana y tuvo que abandonar. El venezolano, que pudo seguir en pista tras un paso por su garaje, fue sancionado en la carrera con una parada de diez segundos en la calle de garajes.
Después del Gran Premio, los comisarios han decidido castigar a Maldonado con la pérdida de cinco plazas en la parrilla de la carrera de Shanghái y además le han restado tres unidades en su carné de doce puntos.
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Este nativo de la república bananera por antonomasia, delincuente consumado, deberia ser eliminado definitivamente de la F1, ¿son todos los venezolanos así de impresentables?
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