domingo, 21 de noviembre de 2010

A diez años de la muerte de un héroe compasivo


Este año se cumple la primera década de la muerte de René Favaloro, el cirujano argentino pionero de las técnicas de la revascularización directa, las cuales no solo han dado mayor bienestar a miles de pacientes sino que les ha extendido la vida significativamente. En ocasión de su trágica muerte, el Dr. Denton Cooley, también una leyenda de la medicina, lo definió como “un héroe compasivo”, una dualidad excepcional.

Un cuñado médico quien vive desde hace años en Buenos Aires me ha enviado la última carta que dejó el Dr. Favaloro, antes de quitarse la vida. Es un documento conmovedor que pinta una pesona llena de amor por los demás y por su profesión, apegada a una conducta ética que se había hecho parte indisoluble de su personalidad. Confrontado con la falta de apoyo oficial o de organizaciones como el Banco Interamericano de Desarrollo, con la corrupción galopante de sus colegas, con la necesidad de plegarse a prácticas que consideraba deshonorables, se pegó un tiro en el órgano que había sido la obsesión de su vida, el corazón.

Su vida fue una bella historia de entrega y desinterés por sí mismo, una historia de constante abnegación. Nacido en clase media baja se negó a ingresar al partido Peronista como requisito para obtener un empleo y se dedicó a la medicatura rural. Interesado por la cardiología pudo viajar a Cleveland donde ingresó a la Clínica Cleveland, famosa por su rica experiencia en cardiología y por su colección de angiogramas. Fue allí que Favaloro desarrolló sus trabajos de revascularización usando la vena safena para conectar segmentos próximos y distales de una zona afectada por la arterioesclerosis, el “bypass”.

Regresó a Argentina a trabajar con su gente. Creó una fundación modelada en base a la Clínica Cleveland, desde la cual atendió miles de pacientes, imcluyendo a quienes no podían pagar.

Cuando la situación económica argentina se deterioró comenzó a pedir ayuda al gobierno del país y al BID. Las cuatro cartas al presidente del BID, Enrique Iglesias, nunca recibieron respuesta por las razones que fuesen. Acosado y angustiado por la situación económica de la fundación, presionado por colegas y “amigos” para que aceptara prácticas que consideraba poco éticas, el Dr. Favaloro se suicidó en 2000. Abajo reproducimos fragmentos de su última carta que nos dan una idea del héroe compasivo, protagonista de una tragedia socrática.

El Juez liberó la nota que dejó el Dr. René Favaloro antes de suicidarse.
(Del Dr. René Favaloro/ julio 29-2000 - 14,30 horas)

En Estados Unidos, las grandes instituciones médicas, pueden
realizar su tarea asistencial, la docencia y la investigación por las donaciones que reciben.
Las cinco facultades médicas más trascendentes reciben más de 100 millones de dólares cada una! Aquí, ni soñando.
Realicé gestiones en el BID que nos ayudó en la etapa inicial y
luego publicitó en varias de sus publicaciones a nuestro
instituto como uno de sus logros!. Envié cuatro cartas a
Enrique Iglesias, solicitando ayuda (¡tiran tanto dinero
por la borda en esta Latinoamérica!) todavía estoy
esperando alguna respuesta. Maneja miles de millones de
dólares, pero para una institución que ha entrenado
centenares de médicos desparramados por nuestro país y
toda Latinoamérica, no hay respuesta. 


Es indudable que ser honesto, en esta sociedad corrupta tiene
u precio. A la corta o a la larga te lo hacen pagar....
El proyecto de la Fundación tambalea y empieza a resquebrajarse.
Hemos tenido varias reuniones, mis colaboradores más cercanos,
algunos de ellos compañeros de lucha desde nuestro
recordado Colegio Nacional de La Plata, me aconsejan que
para salvar a la Fundación debemos incorporarnos al
´sistema'.
'Pondremos gente a organizar todo'. Hay 'especialistas' que
saben como hacerlo. 'Debes dar un paso al costado.
Aclararemos que vos no sabes nada, que no estás
enterado'. 'Debes comprenderlo si querés salvar a
la Fundación'
¡Quién va a creer que yo no estoy enterado!
En este momento y a esta edad terminar con los principios
éticos que recibí de mis padres, mis maestros y profesores
me resulta extremadamente difícil. No puedo cambiar,
prefiero desaparecer…..
Me consuela el haber atendido a mis pacientes sin distinción
de ninguna naturaleza. Mis colaboradores saben de mi
inclinación por los pobres, que viene de mis lejanos años
en Jacinto Arauz….


El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, con ella me voy de la mano.


Sólo espero no se haga de este acto una comedia. Al periodismo le pido que tenga un poco de piedad.
Estoy tranquilo. Alguna vez en un acto académico en USA se mepresentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Perdónenme, pero creo, es cierto. Espero que me recuerden así.
En estos días he mandado cartas desesperadas a entidades nacionales, provinciales, empresarios, sin recibir
respuesta.
A mi familia en particular a mis queridos sobrinos, a mis
colaboradores, a mis amigos, recuerden que llegué a los 77
años. No aflojen, tienen la obligación de seguir luchando
por lo menos hasta alcanzar la misma edad, que no es poco.
Una vez más reitero la obligación de cremarme inmediatamente sin perder tiempo y tirar mis cenizas en los montes cercanos a Jacinto Arauz, allá en La Pampa.
Queda terminantemente prohibido realizar ceremonias religiosas o civiles.
Un abrazo a todos
                          René Favaloro

Un abrazo para tí, Favaloro, ejemplo insigne.

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