Mercado Carlos III, en La Habana, vienen de regreso
Mercado en Caracas, señales de deterioro
*** Una reflexión dominical
Ayer conversé con un buen amigo
quien acaba de regresar de Cuba, donde estuvo alrededor de una semana con un grupo de
colegas diplomáticos. Como buen observador y conocedor de la realidad
latinoamericana me dice que vió señales evidentes de cambio en la isla, no
solamente en La Habana sino en los sitios de la provincia donde pudieron ir, no
solamente los reservados para turistas sino en aquellos donde vive la gente su
vida “de verdad”. Su principal observación es que Cuba está de regreso más o
menos acelerado del sistema que ha imperado allí por 60 años, aunque el gobierno
insista en hablar de “profundizar la revolución”. Me dice el amigo que la
celeridad del cambio tiene que ver con la presión popular, sobre todo de la
gente joven que “no se la cala más”. Han surgido miles de pequeños negocios
individuales que, aunque modestos y sin mucho suministro, indican que hay una
naciente clase “empresarial”.El gobierno está desmontando su estructura
burocrática y tendrá que despedir un millón de empleados públicos a corto
plazo. Los mercados abiertos a los
cubanos que puedan pagar con la moneda llamada CUC, el peso convertible, están
bien surtidos. El CUC es la moneda intermedia que se usa para convertir
dólares. Los cubanos quienes reciben remesas de sus familiares en el exterior o
quienes trabajan en las zonas turísticas tienen acceso al CUC (equivale a un
dólar y a 24 pesos cubanos comunes) y
pueden comprar en estos mercados, no así el cubano silvestre. De manera que se ha creado
una capa social aun incipiente de lo que pudiera llamarse una clase “media”
emergente. Agrega el amigo que, al salir de las zonas “turísticas” , las cuales
están muy bien dotadas, es posible constatar la inmensa pobreza del pueblo
cubano y su grado de carencias de todo tipo. Los mercados para ellos son tristes
y todo el mundo debe ir a comprar lo que puede, con su libreta de racionamiento
en la mano.
LA VERDADERA REVOLUCIÓN
De manera que la verdadera
revolución cubana no ha sido tanto la de los Castro, como el viaje circular de la sociedad, un
viaje de regreso al punto de partida, viaje que se aproxima a su final con la
muerte física de los dos hermanos Castro, con un Fidel “pidiendo pista” desde
hace algun tiempo y abjurando de su revolución, por aquello de que los ancianos
pueden darse el lujo de decir la verdad.
Resulta irónico pensar hoy en la absurda
definición que hizo Fidel Castro de su revolución: “revolución es sentido del momento
histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y
libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos”.
Y digo irónico porque, al contrastar esta definición con la realidad
cubana de los últimos 60 años, es posible ver la inmensa brecha entre esa
realidad y la definición de Castro. Cambio hubo, pero no igualdad ni libertad
plenas, todo lo contrario. Recordemos que Castro también decía: “dentro de la
revolución todo, fuera de la revolución nada”, lo cual equivalía a una verdadera
tiranía del pensamiento único. El otro componente de la definición de Castro,
eso de “ser tratados y tratar a los demás como seres humanos” no guarda la
menor relación con una realidad cubana llena de prisoneros politicos, de persecución,
de hambre y de miseria. Más que
castrista, la revolución cubana ha sido
una revolución castrante.
MIENTRAS CUBA REGRESA DEL INFIERNO A
NOSOTROS NOS QUIEREN LLEVAR PARA ALLÁ
Así como Cuba está hoy por completar el
periplo que la llevará de regreso al punto de partida, así Venezuela, bajo el
mando de una pandilla desalmada, semi-analfabeta y muy corrupta, pretende
llevarnos por el camino que hoy desanda Cuba. De nada vale el ejemplo cubano, a
la vista del mundo, una Cuba de la cual todos quieren irse, una Cuba a la cual
nadie quiere regresar a vivir sino, a lo sumo, ir de turista para tomarse un excelente
mojito o ver bailar a las mulatas del Tropicana. En 15 años de desatinos y
abusos esta pandilla maldita que se hace llamar de manera abusiva “bolivariana”
ha logrado hacerle un profundo daño a Venezuela, hasta el punto de que algunos
mercados caraqueños lucen ya menos surtidos que algunos mercados de La Habana. Estos
bandidos que han tomado el poder han logrado
que Venezuela se parezca en algunos sentidos a la miserable Cuba de los Castro.
Estos desalmados han causado una diáspora que ronda el millón de venezolanos,
muchos de ellos de los más preparados academicamente. Sin embargo, ya es
evidente que Venezuela no repetirá el viaje de pesadillas que ha hecho la
sociedad cubana. Se experimenta en Venezuela una reacción muy fuerte que ha
anulado el ímpetu destructivo de la pandilla maldita. A esa reacción que ya es
claramente mayoritaria y que ha tomado la iniciativa política, ha ayudado mucho
la desaparición física del sátrapa y su pretendida imposición monárquica de una
chayota andante, no ya un comandante. La rapidez con la cual se ha venido abajo el tarantín revolucionario
demuestra que la tal “revolución” era epidérmica, basicamente construída alrededor
de la figura de un demagogo con un bolsillo lleno de petrodólares y con gran
habilidad para captar y encauzar sentimientos de exclusión y sus resentimientos
derivados.
Intuyo que los venezolanos pobres,
quienes han vivido 15 años de beneficios esencialmente ilusorios, sin bases
estructurales, despiertan poco a poco de un sueño para confrontar una realidad
que les dice: no hay almuerzo gratis, la dádiva que demanda lealtades políticas
no es sincera ni beneficiosa en el largo plazo, sin educación no puede haber
escape permanente de la pobreza, el trabajo es lo único que puede sacarnos adelante,
es decir, no hay atajos. Olvídate, no hay atajos y quien te lo diga miente.
El liderazgo genuino que necesitamos ya
es el que pueda vaya con la verdad por delante, y llevar a nuestro país a enfrentar, sin miedo y con optimismo,
su realidad.
3 comentarios:
Lo que necesitamos es que no permitan a Cuba el chulear a los venezolanos. ¡Qué vergüenza!
Cuba tiene un modelo de franquicia que Venezuela compro con la renta petrolera, esta franquicia garantiza poder "no matter what" Venezuela es un caso de éxito.
Luis
Criminal fue que Fidel Castro implantara la primera revolución comunista en el contienete, cuando ya desde mínimo un lustro -invasión de Hungría- y desde antes, pues aun con la cabronería intelecutal se filtraba la verdad a Occidente, se sabía que el sistema era una porquería inhumana.
El intento de importar esa basura a Venezuela fue un crimen y una estupidez, para darle un giro al lugar común "más que un crimen, una estupidez".
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