lunes, 6 de septiembre de 2010
Reflexiones en un bello día de "veroño".
Hay días en los cuales uno se da exacta cuenta de lo bello que es nuestro planeta, de lo bella que es la vida. El de ayer , Domingo Septiembre 5, 2010, ha sido uno de ellos. Claro, ayudó mucho que hubiésemos visto a nuestros hijos, todos bien y que hubiésemos hablado de sus planes y de como andaban los nietos, cada uno con sus planes. Uno se maravilla de ver como se ha abierto el abánico de vidas que comenzaron en 1957 con una mirada entre dos jóvenes en Maracaibo y ahora abarca una buena docena de seres humanos.
Ayudó mucho al placer del día que mi esposa y yo hubiésemos ido a almorzar, aprovechando una tarjeta de regalo de cumpleaños, para un restaurant italiano que sirve unos fantásticos mejillones en una anti-romántica y espectaular salsa de ajo. Solo debí agregar unos 20 dólares de mi bolsillo para gustar de un razonable Chardonnay, Kendall Jackson, del valle del Napa.
Fue un día de “veroño”, no ya de un verano que está por entregarse ni aun de un otoño que no ha llegado en pleno, sino de esa deliciosa transición entre las dos temporadas que suele generar dias soleados pero sin que el sol muerda, acompañados de una fresca brisa, con una luminosidad que recuerda a La Paz, Bolivia o a Caracas en Enero. Un dia que hasta las 7:30 p.m. tuvo una inocente claridad. Los verdes de la abundante vegetación se destacaban limpiamente contra un horizonte anaranjado y azúl pálido.
En dias como estos uno se admira de lo bella que es la vida y de cuan triste será dejarla. Hemos llegado a la edad en la cual la muerte no es ya vista con terror sino con una cierta tristeza, ni siquiera tristeza por nosotros sino por la especie humana, tan maravillosa y tan frágil. La ontogenia recapitula la filogenia, la vida y muerte de cada individuo recapitula la vida y la muerte de la especie. Todo es así. En los pequeños pliegues que observamos en un afloramiento rocoso se reproduce casi exactamente la cordillera andina. La naturaleza se repite ante nuestros ojos a todas las escalas. Seguramente todo esto obedece a un “diseño inteligente”. O habrá sido, como nos dice Stephen Hawkings, explicable de manera natural, sin intervención de un ser supremo? Es posible que Hawkings esté hablando así por tomar represalia contra un Dios que lo ha condenado a una silla de ruedas? Cuidado! No hablo en serio!
Hawkings es un genio pero sin embargo no puede explicar por qué la expansión explosiva que dió inicio material al universo no creó la misma cantidad de anti-materia. Hoy en dia los cosmólogos han estimado que existen unos 10 a la 5oava potencia de toneladas de materia en el universo pero, donde está la cantidad equivalente de anti-materia? Para que el cosmos exista debe haber un exceso de materia sobre la anti-materia. Como ocurrió esto? La aceleración de partículas que se lleva a cabo hoy en los laboratorios muestra que al producirse la materia se produce, al mismo tiempo, la misma cantidad de anti-materia.
Aunque el hombre probablemente desaparecerá, como ha sucedido con otras especies animales, la vida como tal puede durar “indefinidamente”, hasta que el cosmos llegue a un estado de equilibrio termodinámico. Mientras tanto la vida en el universo puede existir, no solo en el sistema solar sino en millones de otros sistemas. Nuestro sistema es uno en unos 100 millones de millones de sistemas parecidos. Aún la Vía Láctea es una de muchas galaxias en el cosmos. Hawkings y Paul Davies (el autor de “The Goldilocks Enigma”, a quien le entiendo más) están de acuerdo en que la especie humana deberá salir de La Tierra para sobrevivir. Para Davies, inclusive, pudiéramos ser los únicos ganadores en la “loterÍa cósmica”. Ello ha llevado al concepto del “multiverso”, no un “universo”, para tratar de explicar la vida en nuestro cosmos. Según ese concepto habría muchos “universos”, algunos con vida y otros sin ella. Lo que llamamos un diseño divino es, de acuerdo a este concepto, solo una lotería.
En este punto de mis reflexiones llego al final de mi caminata. Afortunadamente.
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