De izq. a dercha: Habicht, Solovine, Einstein: un Círculo de Excelencia
Durante
mi época de geólogo en la Compañía Shell de Venezuela hice la amistad de varios
geólogos suizos, ingleses y holandeses, entre ellos Konrad Habicht, quien fue
mi mentor y un amigo muy especial. Konrad era hijo de Conrad Habicht, uno de
los amigos íntimos de Albert Einstein durante su juventud. Konrad me contó
muchas anécdotas sobre esta amistad de su padre con el genio y hasta me ofreció
tragos de un raro cognac que Einstein le había obsequiado a su papá. Según me decía
Konrad los amigos de Einstein fueron importantes en reforzar la vocación de
investigador de Einstein y hasta le pudieron suministrar algunas piezas del
rompecabezas de la relatividad que eventualmente llegaría a armar.
En
efecto, leemos en Wikipedia:
“La Academia
Olimpia (Alemán: Akademie Olympia) fue un grupo de amigos de Berna (Suiza), que se
reunían para discutir filosofía y física. El
grupo fue fundado en 1902
por Albert Einstein, Conrad Habicht y Maurice Solovine y desempeñó un
importante papel en el desarrollo intelectual de Einstein. El origen del grupo
se encontraba en la necesidad de Einstein de ofrecer lecciones privadas en
matemáticas y física para mantenerse económicamente en 1901, antes que
consiguiera un puesto en la oficina de patentes en Berna. Solovine, un
estudiante de filosofía romana, respondió al aviso publicado en el periódico
por Einstein, aunque a fin de cuentas ni las tutorías ni el pago se
materializó. En vez de eso, los dos empezaron a reunirse regularmente para
discutir su compartido interés en física y filosofía. Muy pronto se les unió el
matemático Habicht, amigo de Einstein; en 1902 se nombraron a sí mismos la
Akademie Olympia, y aunque un amigo ocasionalmente los acompañaría en algunas
de sus reuniones, la Academia permanecía esencialmente compuesta por el trío original
hasta que Solivine y Habicht dejaron Berna en 1905 y 1904 respectivamente”.
Además
de ese trío original Einstein tuvo otro amigo frecuentemente invitado al
círculo, Michele Besso, quien le daría a Einstein algunas ideas interesantes
que sirvieron para permitirle arribar a su teoría.
La
dinámica de grupos que opera alrededor de personalidades destacadas es
importante, no solo para mejorar como personas a quienes se acercan a la estrella
del grupo sino para ayudar a la estrella a realizarse plenamente. Pero para que
esa dinámica se lleve a cabo con eficiencia es fundamental que los integrantes
del círculo tengan una similar estatura intelectual. De otra manera, el círculo
se convierte en un salón de clases de una sola vía. En este caso Habicht,
Solivine y Besson no desmerecían al lado de Einstein y, más aun, ayudaron a que
Einstein llevara a cabo sus investigaciones de manera exitosa.
En
Venezuela el concepto nos trae a la mente el ejemplo del Círculo de Bellas Artes
de principios del siglo XX. Este círculo estuvo integrado por lo más granado de
la intelectualidad de la época: Gallegos, Monsanto, Paz Castillo, Andrés Eloy, Leopoldo
García Maldonado, Leoncio Martínez, Urbaneja, los hermanos Planchart, que
grupo!
A
diferencia de la Academia Olimpia este círculo no tenía un líder claro, quizás
lo fue Monsanto. Sin embargo, moldeó significativamente la vida artística e
intelectual del país por muchos años hasta que entraron en escena los miembros de
la generación del 28, el segundo círculo de excelencia, esta vez política, que
tuvo la Venezuela del siglo XX.
Después
no es ya tan claro definir los círculos de excelencia aparecidos en Venezuela.
Uno puede ser el que se agrupó en torno a Eugenio Mendoza en el mundo de la industria.
Otro el que se reunió en torno a Juan Pablo Pérez Alfonzo, en su casa de Los
Chorros. Un tercero, el que integró el cuadro tecnocrático de PDVSA, bajo el liderazgo
de Rafaél Alfonzo Ravard. Este hombre singular ya había creado un círculo de
excelencia durante la primera etapa de la Corporación Venezolana de Guayana.
Aunque
sea más controversial, por los resultados obtenidos, otro círculo de excelencia
fue creado por Carlos Andrés Pérez, durante su segunda presidencia. Sus
ministros eran un equipo Todos Estrellas. Sin embargo, lo que allí ocurrió fue
que CAP no les hizo caso, no se nutrió de la brillantez del grupo sino que
actuó en base a su intuición. Y esta no le funcionó. Es decir, el círculo no
actuó como tal.
Recuerdo el quinto año de bachillerato de humanidades del Andrés Bello de 1950, como un círculo de excelencia: Antonio Pasquali, Guillermo Sucre, Maritza Khon, Francisco Alvarez Lerzundy, etc. Yo era miembro del quinto año de Física y Matemáticas pero gravitaba, con admiración, hacia este talentoso grupo.
Hay
señales de que existen círculos de excelencia en la Venezuela de hoy, pero
ciertamente no están cerca de Miraflores ni por los alrededores de la Asamblea
Nacional. Están refugiados en sitios como el IESA, CEDICE y la Universidad Católica
Andrés Bello. Sus callados pero perseverantes esfuerzos nos ayudarán
eventualmente a salir del laberinto.
1 comentario:
...ten fe!
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...yo te aviso "chirulí"!
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...los cubanos también no pierden las esperanzas!
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...Raulito Castro se está habriendo un poco a más libertatdes!
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...la generación relevo de la oposición no tienen nada nuevo que dar, ni han dado durante sus gobenaciones bajo Chávez!
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