En Venezuela tenemos un grave caso de podredumbre moral

 

Desde Argentina la presidenta Cristina Fernández, quien no paga sus deudas,  no solo felicita a un presidente venezolano ilegítimo y analfabeta sino que se permite pedirle a los Estados Unidos, con “humildad”,  que haga lo mismo. Desde Nueva York, el embajador en la ONU Jorge Valero produce algo llamado una ODA, ensalzando sin rubor al ya difunto, una obra maestra de la cursilería. Desde Singapore, el embajador Alfredo Toro Hardy publica un artículo en El Universal con un elogio rastrero de Nicolás Maduro. Desde Washington el embajador Roy Chaderton llama a Maduro un “hombre superior”. En Roma el embajador Julián Isaías Rodriguez no solamente tiene contactos con el ectoplasma del difunto sino que  marcha por las calles de Roma con banderas venezolanas y cubanas en apoyo al régimen espúreo.

 

En las ciudades venezolanas un ejército prostituído reprime a perdigonazos a los demócratas venezolanos .  Un Consejo Nacional Electoral aún más prostituído le da un palo a la lámpara y proclama ganador al perdedor, negándose a revisar las papeletas. Una mujer de turbia trayectoria, Luisa Estella Morales, demuestra su ignorancia al decir que es imposible revisar la votación en foma manual.  En PDVSA la pandilla de forajidos disfrazados de gerentes pone sus activos y su fuerza-hombre al servicio del chofer usurpador. Mientras siguen los incendios en las plantas de refinación y cae la producción, la pandilla “goja” se dedica a sembrar yuca y a hacer negocios ilícitos con empresas fantasmas. Su presidente hace elevados depósitos bancarios en USA sin transparencia alguna. Las demandas contra esta empresa maula, que no paga a sus contratistas, ya suman varios miles de millones de dólares.

Los ministros tienen prontuario, no Curriculum Vitae. Loyo era un Juan Charrasqueado, pistola al cinto,  amenazando campesinos. Pedro Carreño firmaba contratos con groseros sobreprecios para embolsillarse millones de dólares y beneficiar a los Cubanos. Farruco Sesto destruye Caracas en nombre de la mision vivienda. El difunto, Maduro y Ramírez regalaban  y regalan nuestro petróleo a los hermanos Castro.

El invertebrado liderazgo político latinoamericano, desde Correa hasta Santos, desde Ortega hasta Lula, valida y hasta celebra  el fraude electoral venezolano. Contempla en silencio como se pisotean los derechos de todo un pueblo. Drogómanos como Maradona vienen obscenamente pagados por el régimen para apoyarlo. Sinverguenzas como Pastor Maldonado, Danny Glover y Oliver Stone  obtienen patrocinios pagados con nuestro dinero para hacerle propaganda al régimen. En los aviones de la nación viajan hampones, ficheras, parásitos y ex-presidentes que cobran sueldo venezolano. William Ojeda habla de Maduro con un nuevo Lula.

En nuestra administración pública se encuentran enraizados miles de Cubanos quienes toman decisiones que solo deberían ser tomadas por venezolanos. En las empresas del estado como la CVG cunde la desmoralización y la anarquía y en PDVSA se puede dar el caso insólito que una empresa petrolera, otrora de rango mundial, se acerque peligrosamente a la quiebra financiera, estando ya en quiebra gerencial y ética.

Mientras los payasos están en el poder Venezuela se derrumba. No hay comida, no hay mantenimiento, la actividad industrial y agrícola se encuentran paralizadas, las deuddas se multiplican, la devluación de la moneda es galopante. Y Maduro, cada vez que abre la boca, dice una burrada. Si se reían de las payasadas del difunto, ahora con más razón se reirán de la asombrosa incultura de Maduro.

Mueren casi 20.000 venezolanos asesinados por el hampa o por las policías del estado mientras una mujer incompetente e irresponsable inaugura night-clubs en las prisiones, sitios donde correrá la droga y el licor,  mientras lallamada "fosforito" amenaza a los hampones rebeldes de ponerlos en libertad, sino se portan bien.  

Muchos compatriotas han sido convertidos en limosneros por la demagogia de los insensatos que están en el poder. Les han ofrecido casas, becas, estudios relámpago para hacerse médicos o ingenieros sin prepararse adecuadamente. Se les ha dado dinero, comida gratis o subsidiada. Lo que el régimen llama “reducción de la pobreza” ha sido un quitarle a Pedro para darle a Juan. Quienes alaban esta política del régimen tanto en Venezuela como en el exterior no se dan cuenta (o no quieren darse cuenta) de que por cada pobre que hoy tiene más dinero en el bolsillo hay un compatriota de clase media o trabajadora que se ha empobrecido. Porque el reparto de la torta se ha hecho sin que crezca la torta.  

Nuestro país ha experimentado una orgía de atropellos, irresponsabilidades, abusos, corrupción e ignorancia, como nunca antes. De una Venezuela que en algun momento pareció lista para integrarse al primer mundo hemos pasado a estar en los peldaños más inferiores del desarrollo, junto a Haití y los países africanos. Un régimen vil de 15 años de duración nos ha llevado allí. Un régimen cuya podredumbre moral ha contaminado no solo a muchos compatriotas que merecían mejor suerte sino a mucho del liderazgo politico de la región, vendidos al petrodólar que el difunto repartió con largueza, como si fuera de él, dinero que hubiera servido para hacer de Venezuela un país progesista y no la cloaca moral que tenemos hoy.

Esta podredumbre nos lleva hacia escenarios aterradores que incluyen hasta la posibilidad de una fragmentación física del país. Si no puede haber una union espiritual es posible que ello lleve a una separación física, como la que llevó a la separación de las dos Coreas y la que estuvo a punto de fragmentar a los Estados Unidos y a Alemania de manera permanente.  

Esto, por si acaso, no es una proposición, es una advertencia.