Querido Leopoldo:
Deseo enviarte un gran
abrazo de solidaridad en tu prisión y manifestarte que, tanto en Venezuela como
en el exterior, hay millones de Venezolanos y miembros de la comunidad regional
pensando en tí y presionando por tu seguridad personal y por tu rápida
liberación, junto a compatriotas como Simonovis, quienes permanecen presos injustamente
mientras los verdaderos culpables han sido condecorados y hasta enviados a embajadas
y consulados como premio por sus crímenes. Te escribo también para decirte que
has actuado correctamente. Los líderes se caracterizan por una narrativa y grandes
gestos que inspiren al país y le señalen el camino. Sin desmerecer pasados
logros democráticos, la Venezuela actual tiene la suerte de tener grandes
líderes ya formados o en formación, como lo son tú, María Corina, Antonio Ledezma y los jovenes
líderes estudiantiles, quienes nos han recordado que la dignidad y el coraje están
vivos en el seno de la sociedad venezolana.
El domingo pasado
estuvimos manifestando frente a la Casa Blanca, en Washington DC. El grupo de
compatriotas era relativamente grande y muy entusiasta. Quiero decirte que el
nombre más coreado por las consignas pidiendo democracia y libertad era el
tuyo. Te has convertido en símbolo de los deseos de millones de compatriotas
por el retorno de la democracia a nuestro país.
La última vez que nos
vimos tendrías unos nueve años y estudiabas cerca de Boston. Fuí a visitarte un
fin de semana y recuerdo haber “echado
una carrera” contigo en el campo de juego del colegio. La modestia me impide
decir aquí quien ganó. Por supuesto, hoy no podría correr contigo pero si
quiero decirte que aun camino contigo, lo más rápido que puedo, por la senda de
la protesta cívica. Tengo tiempo, desde la distancia, llamando abiertamente a
la insurgencia ciudadana, la cual ha sido criminalizada a pesar de que
constituye un deber consagrado en la constitución cuando sus disposiciones han
sido violadas. Lo que hace meses era definida por algunos como una blasfemia, la protesta abierta y permanente
en las calles, ha sido ya adoptada como postura cívica por millones de
venezolanos.
Estás, como has dicho,
del lado correcto de la historia. Algunos dicen que las protestas son
elitistas, que se limitan a la clase media. El testimonio gráfico de las
protestas desmiente esa afirmación de quienes desean minimizar la importancia
de lo que sucede en Venezuela. Los estudiantes son miembros de todas las clases
sociales y su generosidad y su compromiso con la libertad trascienden sin
dificultad esas diferencias de clase. Lo que tu y tus compañeros comenzaron se
ha convertido en un clamor nacional.
Aunque nadie puede predecir
el futuro, es posible extrapolar el pasado. Ello permite pronosticar que este
régimen está en franco proceso de desintegración. Está carcomido por fricciones
internas y acosado por la creciente ola de indignación mundial por su brutal
comportamiento. Está erosionado gravemente por el progresivo alejamiento de sus
aliados de coyuntura, quienes observan el derrumbe. La represión exacerbada es
típica de los regímenes que están a punto de caer.
Seguiremos, cada quien,
en la lucha. Tu y tus jovenes amigos representan el futuro. Para quienes ya divisamos
las costas de Itaca es reconfortante saber que el país estará en manos generosas,
compasivas, incluyentes, solidarias, que no populistas. Que nunca más impere el
odio de clases como politica de Estado!
Para los luchadores por
la democracia la prisión es apenas la antesala del triunfo.
Tu amigo,
Gustavo Coronel
No hay comentarios:
Publicar un comentario