La revolución llegó al Metro de Caracas.

**** “El descuido es de todos”
*** Este no es Metro socialista sino simplemente “chavista”.

Un escrito de Carlos Colina en Tal Cuál ha desnudado el desastre que es el Metro de Caracas bajo el sistema político actual y lo contrasta con lo que fué, un oásis de orden y limpieza en una ciudad desordenada y sucia.
Colina apunta que en sus inicios el Metro de Caracas fue un símbolo de buena ciudadanía. Desde el año 2000 en adelante, con el cambio de gerencia, el deterioro se ha acentuado de manera inmisericorde. La mayoría de las escaleras mecánicas no funciona. Los discapacitados, según Colina, están indefensos. Durante la larga espera en los andenes, el crimen hace de las suyas. En los vagones la falta de aire acondicionado se convierte en un suplicio, mientras el tren detiene su marcha “hasta nuevo anuncio”.
Los paneles que exhibían información para los usuarios ahora muestran propaganda gubernamental “de cualquier misión o ministerio minpopop”. La música es llanera o de protesta. Existe, dice Colina, un verdadero “bombardeo ideológico”.
Los metrobuses no estan mejor. Como los dispensadores de tickets están frecuentemente averiados el pasajero ingresa de manera “revolucionaria”, es decir, sin pagar.

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La llamada revolución “bolivariana”, un insulto a Bolívar, en manos de una pandilla de ineptos y peculadores que tiene diez largos años en el poder, ha destrozado el país bajo la mirada indiferente y hasta aprobatoria de grandes sectores de la población. No solo en el aspecto material sino,lo peor, en el plano espiritual y ético. Venezuela es hoy 70 por ciento Haití, 20 por ciento Bolivia y apenas 10 por ciento Chile (en islas de excelencia del sector privado). La política de limosnas a pobres y ricos ha adormecido la voluntad ciudadana, ha convertido a miles de compatriotas en mendigos profesionals, robándoles su voluntad de superación, convirtiéndolos en seres dependientes de la prodigalidad presidencial. Lo que vemos hoy en el Metro de Caracas no es sino parte de una degeneración sistémica que está convirtiendo al país en una Zimbabue latinoamericana. No puede ser de otra manera porque Chávez se parece a Mugabe, hasta hijo de él parece, aunque sea mucho menos educado que el carnicero africano.