Unas 150.000 personas mueren en el mundo cada día. Ese es el mismo número aproximado de muertes en Venezuela durante cada año del régimen chavista. En Venezuela muere un ciudadano asesinado cada media hora. Al morir es enviado a un depósito de cadaveres que ya rebosa de cuerpos. Ingresa y es tirado al suelo, junto a los otros muertos, a esperar que alguien venga a reclamarlo. Al llegar allí pierde toda dignidad. La muerte que debe ser digna de respeto y solemnidad se convierte en una rutina monótona, en un entrar de cuerpos que son arrumbados en donde quepan. La mayoría de estas víctimas nunca tendrán un entierro digno. Quien sabe adonde irán a parar sus cuerpos anónimos, en esa orgía procaz en la cual se ha convertido la vida y la muerte venezolana.
Pero hay otros muertos que si reciben un tratamiento digno. Son los muertos que en vida han sido partidarios del chavismo. Ellos son arropados con la bandera nacional, son velados en el Capitolio o son promovidos de manera póstuma hasta en violación de los reglamentos castrenses.
Y es que si se quiere morir dignamente en Venezuela es necesario estar bien alineados politicamente.
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